En esta reflexión abordaré la temática de la guerra en el contexto de fuerzas y retos que se perciben de cara a la primera mitad del Siglo XXI y de los que hasta ahora se presentan como los dos grandes riesgos existenciales bajo los límites planetarios de la acumulación capitalista que amenazan a la biota […]
En esta reflexión abordaré la temática de la guerra en el contexto de fuerzas y retos que se perciben de cara a la primera mitad del Siglo XXI y de los que hasta ahora se presentan como los dos grandes riesgos existenciales bajo los límites planetarios de la acumulación capitalista que amenazan a la biota global, la especie humana y su civilización incluidas: el riesgo de guerra nuclear entre potencias centrales y el calentamiento (o más preciso: el colapso) climático antropogénico (CCA), en curso. En ese entramado están las guerras por los recursos naturales y la conflictividad y desestabilización generalizada del CCA que se acentúa con el empeoramiento de la «ruptura metabólica» entre el capitalismo como lo conocemos y la naturaleza(1). Esto ocurre bajo la dinámica de la crisis de esa formación social en su actual fase monopólico/financiera, incluidos el estancamiento secular y la permanente movilización bélico-industrial de los polos capitalistas con Estados Unidos (EUA) como eje de alta militarización, en «estado de excepción», desenfreno especulativo y desplome hegemónico.
I. Guerra nuclear, negocios y guerra fría
La creciente conflictividad entre EUA y Rusia registrada desde los gobierno de Bush I y Bill Clinton, fue alimentada por la unilateral expansión de la OTAN luego del colapso soviético (1991) y del desmantelamiento del Pacto de Varsovia. George Kennan diplomático e historiador, el «Mr X» arquitecto de la diplomacia de fuerza del intervencionismo expansivo del imperialismo de EUA luego de la Segunda Guerra Mundial (SGM) bajo el pretexto de la «contención» del comunismo, advirtió en 1997, en nota al New York Times, que «la expansión de la OTAN sería el error más funesto de la política de EUA en la posguerra fría. Tal decisión puede empujar la política exterior de Rusia en direcciones que decididamente no serán de nuestro agrado»(2). Después del 11/S la probabilidad de guerra nuclear no ha cesado de crecer pese a la catástrofe planetaria de un choque de esta naturaleza.
Pero en el capitalismo el negocio y la ganancia van primero. William Hartung, especialista en gasto militar y cabildeo para el comercio/exportación de armas observó que desde que Bill Clinton endosó el quebranto del acuerdo (verbal) de Bush I con un confiado Gorbachov en que a cambio de desactivar el Pacto de Varsovia, «la OTAN no se movería una pulgada al este», se dio un vuelco a favor de grandes negocios y ventas de armas, tanto al Departamento de Defensa (DoD o Pentágono) como para exportar. Los fuertes intereses bélicos en torno a Clinton pudieron más que la palabra de Bush I. Aquello fue una oleada de negocios que luego Bush II acrecentó hacia el vedado sector «antibalístico», con la abrogación del Tratado ABM bajo el halo del 11/S y de negocios milmillonarios, en medio de una muy riesgosa desestabilización estratégica. Parte del escenario estratégico de hoy: «desde que empezó la expansión de la OTAN al este», dijo Hartung ante especialistas e inversionistas en un instituto internacional, es que «las firmas de EUA han estado cerrando contratos y vendiendo todo tipo de armas, de aviones caza a sistemas antibalísticos de defensa», por lo que, «usar a Rusia para asustar acarrea beneficios adicionales para la industria de armamentos porque se ha transformado en la narrativa favorita para promover mayores presupuestos al DoD, aún si ya el DoD tiene suficiente dinero para enfrentar cualquier amenaza a EUA»(3). Téngase presente que desde el 11/S estos negocios no han cesado de crecer, incluyendo una venta cerrada por Trump con Arabia Saudita por unos 105 mil millones de dólares (mmd) y otras ventas hasta por 300 mmd de ahora al 2027. Cabe recordar que Arabia Saudita es la nación mencionada en las 29 páginas de la Investigación de ambas cámaras del Congreso (Bicamaral Investigation on 9-11) sobre los ataques a las Torres Gemelas que Bush II censuró en 2002 y puso bajo vigilancia en bóveda localizada en un subterráneo del Congreso. Se prohibió a legisladores ingresar a ese lugar con lápiz o pluma, papel o cualquier instrumento fotográfico o electrónico. Obama ordenó su desclasificación (con censuras) en 2016(4).
I.2 Escenario de guerra nuclear local o regional
Para apreciar el orden de magnitud de una guerra entre potencias centrales como EUA y Rusia que manejan cerca del 95 por ciento del arsenal nuclear mundial, hoy en estado de alerta máxima y propenso a errores y accidentes, conviene revisar un estudio de los impactos por radiación, calor, choque y atmosféricos, de una «guerra local» o «regional» (por ejemplo, entre India y Paquistán). En este escenario en el que cada contendiente lanzaría 100 bombas como las lanzadas en Hiroshima, a las principales ciudades del contrincante, se utilizaría sólo el 0.4 por ciento del arsenal nuclear mundial. A la devastación humana y de infraestructura que seguiría (20 millones de bajas en la región por efectos de choque, calor y radiación) se añaden unos 5 millones de toneladas de hollín lanzadas a la alta atmósfera que permanecerían ahí entre varios años y una década, interfiriendo con el ingreso de luz solar al planeta, interrumpiendo la fotosíntesis y devastando la agricultura global. En este escenario se registran mil millones de bajas por el desplome alimentario(5). Los autores indicaron en entrevistas posteriores, que en subsecuentes ensayos con modelos de computación más precisos, el número de bajas sería mayor. «Eso», con 0,4% del arsenal.
I.3 Guerra general
En la era de Trump, el aumento presupuestal del DoD por más de 50 mmd aumenta el riesgo de guerra general, bajo el impulso de los negocios y contratos bélico-industriales que se acompañan de una narrativa de guerra fría como parte de los preparativos por décadas, para una Tercera Guerra Mundial(6). Este escenario es herencia directa del 11/S y se modifica rápido por cambios en la conflictividad entre EUA y la Unión Europea (UE), en la que al menos en la narrativa oficial europea se percibe un claro rechazo oficial al «negacionismo climático» de Trump, como por sus exigencias a los europeos de la OTAN, en relación a aumentos en el gasto militar. EUA sufraga al 70% anual, por lo que es el mandón en el baile.
Hasta ahora la política de EUA y sus aliados ha sido la de provocar a Rusia en sus fronteras para luego presentar sus respuestas defensivas como «agresiones» en papel de «amenaza global». Es un «brinkmanship» (una toma de riesgos de guerra general) que aumenta la probabilidad de guerra nuclear accidental o intencional entre EUA y Rusia. El sistema balístico de ambas potencias contiene cohetería de rango corto, mediano y estratégico (intercontinental), con capacidad de reducir a cenizas ambas naciones (y al mundo) desde una triada compuesta por despliegues terrestres, oceánicos y aéreo-espaciales. En ambos lados hay cientos de armas en estado de alerta instantáneo. La Unión de Científicos de EUA (US Union of Concerned Scientists) indica que «pese a que un primer ataque ruso no es un riesgo creíble, EUA todavía mantiene unas 450 armas nucleares en silos, así como cientos de armas en submarinos en estado de alerta máxima» (hundreds of sumarine-based weapons, on hair-trigger alert) y miles más -cerca de tres mil quinientas- desplegadas en otros submarinos o en reserva»(7).
Y las provocaciones están a la orden del día. Así lo indica el mencionado presupuesto al DoD de Trump para 2018 y el que asignó Obama (Octubre 2016-Septiembre 2017) para el despliegue de más equipo y ejercicios bélicos en el vecindario y en las fronteras de Rusia. El monto para eso pasó de 789 millones de dólares (mdd) en 2016 a 3 mil 400 mdd en 2017 para «disuadir a Rusia de más agresión en Europa» (sic) (imagínense «ejercicios bélicos» en Chihuahua -México- y Alberta -Canadá- donde Rusia hubiese desplegado su sistema anti-balístico, como lo hace EUA en las narices del Kremlin). El gobierno de Obama calificó a Rusia de «principal amenaza» a la seguridad de EUA(8). ¿Extraña entonces que ante tal campaña el primer ministro ruso Dimitry Medvedev preguntara en la Conferencia de Seguridad de Munich el año pasado, «¿estamos en 2016 o en 1962?», cuando estalló la crisis de los cohetes en Cuba, uno de los peores episodios de la (primera) guerra fría?
Vivimos en una nueva guerra fría, más peligrosa que la anterior, con bases militares y el Sistema Nacional Anti-Balístico de EUA en el mundo y rodeando a Rusia y China. Desde febrero de 2014, con el putsch en Ucrania contra el gobierno de Victor Yanukovich articulado por la CIA y la USAID, EUA entró a Kiev con DoD, FMI, Banco Mundial, etc. El resultado fue un régimen títere nazi-fascista en guerra de agresión contra sus ciudadanos en Donbass. Stephen F. Cohen, destacado estudioso de la historia rusa también advirtió, sobre el tipo de crisis de guerra fría que estalló en Ucrania. Para Cohen(9) lo ocurrido en Ucrania lanzó a EUA no sólo a una nueva guerra fría, sino a una situación que «va a ser más peligrosa que lo ocurrido en el pasado». Ello por tres razones de peso: primero, «porque el epicentro de la crisis no está en Berlín, a muchos kilómetros de Rusia, sino en Ucrania, dentro de la civilización rusa: eso es peligroso». Segundo porque a lo largo de 40 años de guerra fría se establecieron reglas de comportamiento, reconociéndose de manera explícita o implícita «límites» (líneas rojas) y líneas telefónicas rojas en caso de emergencias nucleares. «Ahora no hay reglas. Lo vemos a diario, no hay reglas en lado alguno». Y tercero, algo que irrita a Cohen: que ahora en EUA «no existe una oposición significativa ante esta guerra fría. En el pasado siempre existió; aún en la Casa Blanca uno podía encontrar alguien con una opinión distinta. Igual en el Departamento de Estado o en el Congreso». «Los medios estaban abiertos al debate, el New York Times, el Washington Post. No más. Todos aplauden al unísono, toda la prensa, todas las cadenas»(10).
Y eso es peligroso: en el clima de guerra una de las primeras víctimas es el periodismo profesional cuando más se necesita: son momentos para debatir lo que Viktor Kremeniuk del Instituto sobre EUA y Canadá de la Academia de Ciencias de Rusia llama «la revitalización del complejo militar-industrial de EUA», tratándose de una «restauración del modelo de desarrollo social, económico, político existente en EUA después de la SGM y a lo largo de la guerra fría», un modelo afectado luego del colapso de la URSS «por su falta de enemigo externo», a lo que se añade su enorme consumo de petróleo y del resto de recursos naturales, renovables y no-renovables cuya disposición de «convencionales» (de alta calidad, fácil acceso y bajo precio) empieza a dificultarse, y ya EUA muestra altos índices de «dependencia estratégica»(11).
II. Guerras por los recursos. Rupturas sociales, políticas y económico-militares asociadas al calentamiento climático antropogénico
La sobrevivencia material del capitalismo monopólico/financiero depende de la disponibilidad de recursos naturales de todo tipo y sin límite, en un planeta finito y calentándose sin control. Desde 1952 Truman dejó expresión de nerviosismo y preocupación por un problema que se visualizó de manera más directa después de la gran movilización bélico-industrial de la SGM y el enorme consumo de recursos naturales que se gestó y que continuó décadas después en EUA, por las guerras que siguieron, como por la reconstrucción de Europa y Japón. Truman estableció la Comisión Paley(12), para aclarar el estado de situación de las bases materiales de «la civilización de EU», una civilización que le facilitó lanzar un ataque atómico contra la población de Hiroshima y Nagasaki, cuando ya Japón estaba vencido, según reconocen los más altos cargos militares de la época.
En sentido histórico la competencia por el acceso a los recursos está en la génesis de las dos guerras mundiales del Siglo XX. Richard Barnet en 1980, cuando se hizo visible el «techo» de la producción de petróleo convencional y el agotamiento de minerales y metales así como de recursos renovables, captó la relación entre el conflicto/guerras por el acceso a los recursos naturales y la guerra general en su libro «Años de Penuria: el mundo en la antesala de la guerra»:
«Ya empezó una lucha global por la distribución de los recursos. Una pregunta política clave es si quienes hoy ejercen el poder sobre el presente sistema de distribución de los recursos, controlarán el que sigue. La guerra ha sido la manera favorita que las grandes potencias utilizan para satisfacer sus necesidades de recursos. Si ocurre otra guerra mundial lo más probable será que el conflicto entre las potencias industriales se realice alrededor de lo que sus estados consideren que son los elementos de la sobrevivencia. El petróleo desde luego, pero también el hierro, el cobre, el uranio, el cobalto, el trigo y el agua»(13) .
El creciente predicamento en torno a esos recursos vitales, desde los años 80 a la fecha empeoró de manera significativa desde que después del 11/S se estableció en EUA y luego se formalizó en un entramado de leyes marciales, un «estado de excepción» vigente desde entonces, aunque de bajo perfil, que se acompañó de la proyección de poder militar bajo una doctrina de seguridad internacional, establecida por decreto presidencial de 2002 bajo la rúbrica de la «doctrina de la guerra preventiva o guerra de auto-defensa anticipatoria»(14).
Bajo esa «doctrina» no aceptada por la normatividad derivada de los Juicios de Núremberg, se realizó la guerra e invasión contra Irak iniciada en Marzo de 2003, con el petróleo como uno de sus objetivos principales junto al posicionamiento ahí de de bases «permanentes», para la proyección de fuerza hacia la década del 2050, en el Oriente Medio, donde se localiza el 60% de la reserva mundial de petróleo convencional.
Hay que añadir una creciente militarización de EUA, que incluye cambios en el equilibrio «civil-militar» y en las relaciones económicas internacionales, dado el persistente despliegue global (en 137 países) de bases, comandos y entre ellos, de «fuerzas especiales»(15).
En referencia a las guerras por los recursos y los conflictos climáticos el DoD asevera que: «Las restricciones globales también debilitarán la integridad de la cadena de suministros del Ejército… Ya no podemos seguir asumiendo acceso sin impedimentos (unimpeded access) a la energía, agua, tierra y otros recursos requeridos para adiestrar, dar sustento y desplegar un Ejército capacitado para responder»(16) pues su misión es «proteger los intereses del capitalismo de EUA y de sus aliados» ante quienes observan una tendencia al «nacionalismo por los recursos naturales». No sorprende. Recuérdese que en reuniones de UNCTAD en los años 60 EUA e Israel siempre se opusieron «al derecho de los pueblos al disfrute de los recursos naturales de su país»(17) y que tanto la guerra antiterrorista después del 11/S, como las «guerras» o programas contra las drogas o el crimen organizado, son instrumentos usados de manera amplia en Colombia y México, como instrumento para el despliegue de personal, equipo e influencia, en la política de seguridad interna de esas naciones(18).
Notas
(1) Elmar Altvater, El Fin del Capitalismo como lo conocemos, Madrid, Viejo Topo, 2012.
(2) George F. Kennan, New York Times, Op-Ed, Feb. 5, 1997.Link: http://www.netwargamingitalia.net/forum/resources/george-f-kennan-a-fateful-error.35/. El Senado aprobó la expansión de la OTAN el 1 de Mayo de 1998. Kennan, auspició «contención» de la URSS. También agregó su temor de «una nueva guerra fría» y la correspondiente intensificación de la carrera armamentista.
(3) Ver Lee Fang, The Intercept, August 19, 2016 Link: http://theintercept.com/2016/08/19/nato-weapons-industry/
(4) Ver http://intelligence.house.gov/sites/intelligence.house.gov/files/documents/declasspart4.pdf
Ver Paul Sperry, «Yes the Saudi government helped the 9/11 terrorists», New York Post, 15/Julio,2016. Link: http://nypost.com/2016/07/15/yes-the-saudi-government-helped-the-911-terrorists/. Joe Gill «The Saudis 9/11 and the 28 pages: America has gone to war for much less», Middle East Eye, 22, Julio, 2016. http://www.middleeasteye.net/essays/saudis-911-and-28-pages-america-has-gone-war-less-299880797
(5) Alan Robock y Owen Brian Toon, «Local Nuclear War», Scientific American, Vol 302, Issue 1, Enero 2010, pp 74-81 Link: http://climate.envsci.rutgers.edu/pdf/RobockToonSciAmJan2010.pdf
(6) Ver C. Wright Mills, Las Causas de la Tercera Guerra Mundial, Palestra, Buenos Aires, 1960 John Saxe-Fernández, «Riesgo de guerra nuclear», La Jornada, 13/abril/2017 p.31 Link: http://www.jornada.unam.mx/2017/04/13/opinion/019a1eco
(7) US Union of Concerned Scientists. What is Hair-Trigger Alert. Link: http://www.ucsusa.org/nuclear-weapons/hair-trigger-alert#.WTsqFTJDm8U
(8) NYT, Editorial Board: The Pentagon´s Top Threart? Russia», NYT, Febrero 3, 2016 Link: http://www.nytimes.com/2016/02/03/opinion/the-pentagons-top-threat-russia.html
(9) Stephen Cohen «Why the New Cold War is more dangerous than the preceding One», The Nation, 19 de Abril, 2017. Link: http://www.thenation.com/article/why-the-new-cold-war-is-more-dangerous-than-the-preceding-one/
(10) Ibidem
(11) Véase John Saxe-Fernández Dependencia Estratégica: una aproximación histórico-conceptual, Instituto de Investigaciones Sociales, Conceptos y Fenómenos Fundamentales, UNAM, Enero 2009. Link: http://conceptos.sociales.unam.mx/conceptos_final/422trabajo.pdf
(12) Resources for Freedom, A Report to the President by the President’s Materials Policy Commission, US Govt Printing Office, Washington DC, 1952. (Cinco Volúmenes)
(13) Richard D. Barnet, Años de Penuria, Gedisa, Buenos Aires, 1981.
(14) John Saxe-Fernández, Terror e Imperio, Debate, México 2006
(15) Al respecto véase Jorge Beinstein, América Latina en la dinámica de la guerra global, Rebelión 18/3/2015; Link: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196633
(16) afeez Amed, «The Pentagon Prepares for a Century of Climate Emergencies and Oil Wars», Information Clearing House (ICH), Agosto 8 2015, link: http://www.informationclearinghouse.info/article42577.htm
(17) I.L. Horowitz, Three Worlds of Development, Oxford University Press, 1966
(18) «»Diseños Imperiales.»…Nuestra América Vol 25, N.47, 2009.: http://www.revistas.una.ac.cr/index.php/tdna/article/view/674
John Saxe Fernández nació en Costa Rica y es ciudadano mexicano. Es doctor en Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Primer premio nacional de periodismo 2008; Investigador nacional Nivel III; Coordinador del programa «El Mundo en el Siglo XXI» del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM. Autor de diversos libros y artículos publicados en América Latina, Canadá, Estados Unidos y Europa. Entre sus libros destacan: «Petroleo y Estrategia» (México, Siglo XXI 1980); «La Compraventa de México» (Plaza y Janes, México. 2002); «Terror e Imperio» (Arena, México, 2006); «La Energía en México: Situación y Alternativas» (UNAM-CEIICH, México 2009).
Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/single-post/2017/06/16/La-escena-b%C3%A9lica-en-el-Siglo-XXI
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