El llamado a elecciones para el 25 de mayo en Ucrania corre serio peligro de convertirse en un montaje electoral, que instaure, bajo un marco legal programado desde Washington y Berlín, un gobierno con clara orientación ultraderechista y profundamente anti ruso, generando con ello la posibilidad de un conflicto de escala regional. Las elecciones presidenciales, […]
El llamado a elecciones para el 25 de mayo en Ucrania corre serio peligro de convertirse en un montaje electoral, que instaure, bajo un marco legal programado desde Washington y Berlín, un gobierno con clara orientación ultraderechista y profundamente anti ruso, generando con ello la posibilidad de un conflicto de escala regional.
Las elecciones presidenciales, con 23 candidatos claramente opositores a cualquier acercamiento con Moscú -a excepción del decaído partido de las regiones- han sido convocadas y catalizadas por el gobierno golpista de Kiev, que se ha visto enfrentado a severas críticas internacionales por la matanza de 46 personas vinculados a grupos de civiles que se manifestaban por mayores grados de autonomía de Kiev. Matanza llevada a cabo por partidarios del gobierno de Kiev identificados como miembros del ultraderechista partido Svoboda y Sector Derecho que incendiaron, el pasado 2 de mayo, una Sede Sindical donde los manifestantes autonómicos se habían refugiado, generando esta, calificada como parte de una estrategia genocida por parte del gobierno de facto ucraniano.
Para Rusia, la muerte de estos manifestantes, junto a otra veintena que fueron asesinadas por bandas paramilitares ultraderechistas en Odessa y otras zonas del sudeste en la última semana, representa el resurgimiento del fascismo. El canciller ruso Serguei Lavrov afirmó que «lo sucedido en Odesa el 2 de mayo es puro fascismo. No permitiremos que se barran bajo la alfombra los hechos, como trata de hacer la coalición gobernante en Kiev, cerrando la investigación a la sociedad. Durante muchos años, en Europa, se cerraban los ojos mientras la ideología del fascismo gana nuevos apoyos y sus intermediarios reclutan nuevos seguidores». Moscú acusó directamente al gobierno golpista de Kiev de los graves incidentes que terminaron con la vida de 70 perosnas en Odessa, entre ellos los 46 quemados vivos en la sede sindical, afirmando que las manos de los dirigentes políticos del gobierno de Kiev están manchadas de sangre hasta los codos.
Bajo este marco de sucesos, unido a las operaciones militares llevadas a cabo por el ejército ucraniano junto a fuerzas paramilitares de ultraderecha, el gobierno de Vladimir Putin ha señalado que el gobierno golpista de Kiev, no puede ni debe celebrar las elecciones presidenciales previstas para el día 25 de mayo, al mismo tiempo que lleva a cabo operaciones militares contra la población rusoparlante del sudeste del país. Para Moscú, según palabras del mandatario ruso «Los responsables de la actual situación son aquellos que organizaron el Golpe de Estado que tuvo lugar en febrero y que además no desarman a los grupos de extrema derecha».
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) con su Alta Comisionada Para los Derechos Humanos, Navy Pillai, también dio a conocer a través de su portavoz una opinión contraria a la celebración de la elección programada por Kiev afirmando que «Si la situación continúa siendo la misma de los últimos días en ciertas ciudades, donde ha habido varios incidentes muy violentos, con edificios importantes incendiados y gente asesinada en las calles, obviamente es muy difícil que se celebren elecciones».
El Suizo Didier Burkhalter, presidente de la Organización Para la Seguridad y Cooperación en Europa, OCDE fue otro de los altos funcionarios internacionales con aprensiones sobre la convocatoria a elecciones por parte de Kiev sosteniendo que «si han de celebrarse sea con menos armas y más diálogo por lo que se hace necesario celebrar un alto al fuego. No podemos imaginarnos como es votar en una situación de conflicto en el este y el sur de Ucrania».
El diplomático helvético ofreció además, una hoja de ruta -que presentará a la OCDE- con el objetivo de lograr pacificar la situación en la zona y que contempla: alto al fuego, bajar la escalada de tensiones, diálogo amplio y celebración de nuevas elecciones pero no en la fecha prevista por el gobierno que derrocó al ex presidente Yanukóvich. «Todos tenemos un gran interés en alcanzar una solución pacífica y sostenible a largo plazo. Debemos actuar en términos de la lógica de la desescalada de las tensiones, así como de la recuperación y la reconstrucción» concluyó Burkhalter.
Dichas declaraciones las efectuó el político suizo, tras reunirse con el mandatario ruso Vladimir Putin. Este, en rueda de prensa afirmó por su parte que «Rusia exige a Kiev que ponga fin a la operación militar de castigo en el este de Ucrania. …las elecciones son un camino posible para Ucrania, pero no bajo el actual marco de conflicto. Primero, porque se requiere diálogo entre todas las partes y el cese de la violencia. Quiero enfatizar que las elecciones presidenciales previstas por Kiev en sí mismo son un paso en la dirección correcta, pero no decidirán nada si todos los ciudadanos de Ucrania no entienden cómo se garantizarán sus derechos después de estas elecciones», Como prueba de sus disposición a allanar un camino de diálogo Putin llamó a los partidarios de la federalización de regiones del sudeste ucraniano a aplazar este referéndum que estaba programado para el domingo 11 de mayo cuya respuesta parece ser negativa.
A pesar de estos pasos declarados por Moscú, los candidatos presidenciales con más posibilidades han expresado su rechazo a cualquier acercamiento con Putin o los separatistas prorrusos que son calificados como terroristas. Tras el retiro del candidato que Alemania avalaba Vitali Klitschko, se impone en las preferencias entre el mar de candidatos, el «Rey del chocolate» Petro Poroshenko a quien le sigue su adversaria y ex Primer Ministro Yulia Timoshenko cuyo lema de campaña es «Putin es el enemigo número 1 de Ucrania». Participan también, con cierto apoyo el Líder del partido ultraderechista Svoboda Oleg Tiagnibok y la médico Olga Bogolomets, quien estuvo a cargo de brindar servicios médicos durante las llamadas protestas del Maidán.
VERBALIZAR LA BELIGERANCIA
Al contrario de estas expresiones que llaman a la cautela, la retórica belicista de Washington se ha manifestado en toda su magnitud a través del Secretario de Estado norteamericano John Kerry quien, acompañado de la Baronesa inglesa Catherine Ashton, Alta Representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea emitieron una declaración conjunta donde se reiteran las amenazas de nuevas sanciones contra el gobierno ruso, políticos y empresas de esa nacionalidad, si no permite que se den las condiciones necesarias para celebrar los comicios presidenciales ucranianos del 25 de mayo. «Si elementos de Rusia continúan saboteando el proceso democrático – sostuvo el dúo de funcionarios aliados, y evitan que Ucrania tenga elecciones libres y justas (…) estamos listos para implementar más sanciones».
Tanto Kerry como Ashton matizaron su verbalización guerrera, afirmando, que el deseo de Washington y la UE, detrás de las acciones emprendidas contra Rusia -cual si fuera un niño al cual llamar la atención- es lograr que Ucrania «sea un puente entre Moscú y Lisboa» y que su apoyo al gobierno golpista de Kiev no es para lograr que Ucrania sea parte de la OTAN o para tratar de cercar a Rusia, a quien critican que no haya cumplido los acuerdos de Ginebra del pasado mes de abril que obligaba a los grupos separatistas a disolverse, liberar los edificios públicos tomados a cambio de avanzar en el logro de mayores grados de autonomía. El objetivo es, en una especie de cuento de nunca acabar «lograr la democracia, la estabilidad y el bienestar de la sociedad ucraniana» y hablamos de cuento de nunca acabar porque estos mismos argumentos se sostuvieron para Afganistán, Irak, Libia, Egipto y hasta Siria y ya vemos donde conducen los «buenos deseos» de las potencias occidentales.
Como apoyo a estas revelaciones, el titular de exteriores inglés, Willian Hague, quien se ha convertido en el vocero con la retórica más agresiva contra Rusia, sostuvo en la reunión Cumbre del Consejo de Europa celebrado en Viena el pasado martes 6 de mayo que «Rusia se ha empeñado en intentar desestabilizar el proceso electoral en Ucrania» idea ampliada, posteriormente ante la BBC donde declaró que «la Unión Europea no es la responsable de provocar la crisis en Ucrania. Esta no es una situación provocada por el mundo occidental. Tenemos que recordar que quien ha violado el derecho internacional es Rusia que está tratando de desestabilizar el proceso electoral del 25 de mayo mediante una política de desorden deliberadamente fomentado y coordinado».
Hague omite, intencionadamente, que Estados Unidos y la propia Unión Europea, como socia de Washington, a través de las declaraciones de la Secretaria Adjunta para Europa del Este del gobierno estadounidense Victoria Nuland, ha reconocido al menos en dos ocasiones (ante la cadena de noticias CNN y el Club de la Prensa en Washington) que las administraciones de gobierno estadounidenses, desde el año 1991 a la fecha han intentado atraer a Ucrania a la Europa comunitaria y por extensión a formar parte de la OTAN, generando con ello una clara política de cerco a Moscú y las lógicas acciones del gobierno ruso de resistirse a aceptar esta estrategia política, económica y militar. Nuland reconoció que Estados Unidos ha otorgado 5 mil millones de dólares a ONGs y partidos políticos europeístas de tal manera de sacar a Ucrania de la zona de relaciones con Moscú.
En la ancha posibilidad que ofrece la política ficción es posible realizar un símil ficticio de estas acciones estadounidenses y augurar cómo reaccionaría Washington si el asediado en sus fronteras fuera su gobierno. ¿Cuál sería la reacción del gobierno estadounidense si Moscú, Cuba, Irán, China, Venezuela u otro país considerado adversario de Estados Unidos reconocieran abiertamente que han financiado desde hace 25 años a la fecha a grupos antinorteamericanos, ONGs, movimientos políticos y sociales en Puerto Rico, México, Canadá o dentro del propio territorio norteamericano, que se oponen a Washington y plantean oponerse a cualquier intento de relación con Washington o realizan acciones de desestabilización e intentos de golpes de Estado en ese país? bueno…eso es lo que ha hecho Estados Unidos en Ucrania con relación a Rusia que tiene una historia de lazos y relaciones comunes mucho más concreto que cualquiera de los ejemplos mencionados.
Rusia se ha cuidado de comentar las declaraciones de Ashton, Kerry y Hague, evitando entrar en una guerrilla de declaraciones, sosteniendo permanentemente que el problema no es Rusia, es el gobierno de Kiev. El canciller ruso Serguei Lavrov declaró que cumplir los acuerdos de Ginebra implica que Kiev no ejecute operaciones militares contra la población rusoparlante y que Rusia está dispuesta a sentarse en una nueva conferencia pero con todos los actores involucrados: Estados Unidos, Ucrania, la Unión Europea pero donde también se incluya sin cortapisas a las fuerzas opositoras de las regiones del sudeste ucraniano (principalmente prorrusas) «en caso contrario sería andar en círculos» y eso no tiene sentido» sostuvo Lavrov.
Está claro que Kiev no está dispuesta llamar a este diálogo nacional, lo que descarta avanzar por esta vía y se ha empecinado en llamar a elecciones, solicitando para ello a sus aliados europeos y a Washington, lógicamente, que avalen estas elecciones presidenciales generando más tensión y la posibilidad cierta que el conflicto se extienda y desgaje a Ucrania en lo que de hecho es: Dos Ucranias, una que se acercaría a la Unión Europea y la otra, la del sudeste, más industrializada y con costas en el mar negro que se acogerían al paraguas de la Doctrina Mevdevev,.
Doctrina, que en uno de sus cinco puntos señala que «la protección de la vida y la dignidad de nuestros ciudadanos, dondequiera que sea, es una prioridad incuestionable. Nuestras decisiones en política exterior se basan en esta necesidad, También vamos a proteger los intereses de nuestra comunidad de negocios en el extranjero. Debe quedar claro que vamos a responder a las agresiones cometidas en contra de nosotros»
EL FACTOR ALEMÁN
El análisis internacional ha tratado de destacar que Alemania, a través de su canciller Angela Merkel trata de influir sobre Washington para no incrementar la tensión en la zona, que no se establezcan más sanciones contra Rusia, visto los millonarios intereses económicos alemanes en ese país. Sin embargo, la maquinaria diplomática, política, militar y económica estadounidense está pasando la aplanadora a la tentación teutona de mantenerse al margen o al menos no aparecer demasiado entusiasmada en enemistarse con Moscú. El encuentro entre Barack Obama y Angela Merkel, el primero tras las revelaciones de espionaje de la NSA contra la canciller alemana se dio en momentos que los acontecimientos en Ucrania recrudecieron en cuanto a acciones bélicas, declaraciones beligerantes, el aumento en el número de muertos en la población civil ruso parlante y la posibilidad de intensificar un conflicto que ha desbordado las márgenes del territorio ucraniano.
Se calcula que un cuarto de millón de empleos están conectados en territorio alemán con los negocios e inversiones que se tienen con Rusia, entre ellos el sector siderúrgico, automovilístico, maquinarias, ropa deportiva, suministro energético a empresas y hogares alemanes. Alemania es el principal socio europeo de Rusia con una participación del 31% del total de exportaciones al país euroasiático en el concierto de la UE. Merkel no sólo enfrenta las presiones de sus socios estadounidenses sino que de sus empresarios que no están por romper lazos con Moscú y menos establecer sanciones que afecten sus negocios.
En un interesante artículo la cadena Rusia Today da a conocer las opiniones de empresarios como Heinrich Hisinger, director de uno de los mayores grupos siderúrgicos, ThyssenKrupp AG, quien en una entrevista al diario alemán «Die Welt», criticó severamente la política de sanciones llevada a cabo por Estados Unidos y la UE afirmando que «para lograr un avance significativo hay que cooperar con Rusia en vez de competir» En la misma línea se situó el CEO de la empresa deportiva ADIDAS – que posee en Rusia un millar de tiendas – Herbert Hainer quien cree que «se debe invitar al presidente ruso Vladimir Putin a participar en el proceso de negociación para resolver la situación en Ucrania, y no evitar el contacto hasta que la situación se vuelva crítica.
A ello se suma la opinión más crítica respecto a la imposibilidad de tener alternativas a corto plazo del gas ruso, sobre todo porque Alemania generó un programa de eliminación gradual del uso de la energía nuclear, manifestándose, por ende en una fuerte dependencia del gas allende los Urales, situada en la actualidad en un 28% de sus requerimientos. La actitud alemana en cuanto a establecer sanciones contra Moscú han sido muy moderadas por parte de Alemania y se ha constatado que Merkel ha hablado sobre la crisis en ucrania en más ocasiones con Putin que con Obama ha sido de una gran moderación.
Por su parte, el vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario en Funciones para Asuntos Monetarios y Financieros de la UE, Siim Kallas advirtió que las posibles sanciones que podrían implementarse contra Rusia son un arma de doble filo para una economía europea occidental en crisis donde algunos países son más proclives a efectos negativos inmediatos mientras otros pueden verse afectados en ramas de la economía muy precisas. Recordemos que el intercambio comercial entre Rusia y la Europa de los 28 sobrepasa los 350 mil millones de dólares donde al menos 220 mil de ellos son exportaciones europeas a Rusia.
Para el político europeo la preocupación principal del organismo multinacional están relacionadas con la clara dependencia energética que se tiene con Rusia, área que según el político no se pretende afectar con sanciones pero…habría que ver si Rusia está dispuesta a no usar esta formidable arma de presión. Únase a ellos los fondos de inversiones europeos en Rusia que alcanzan los 200 mil millones de dólares lo que en una eventual sanción monetaria podría afectar a la moneda única europea y los esfuerzos por apuntalarla en época de crisis como la que vive la Vieja Europa-
La realidad de los últimos días en Ucrania indica, que más que avanzar a mayores espacios de libertad en las regiones del sudeste ucraniano, hacia un camino de diálogo entre las partes involucradas, se está consolidando un estado de Guerra Civil. Postergar cualquier iniciativa electoral puede calmar en algo las aguas de un mar de rumores y escaramuzas, pero no saldrá del panorama la presencia de fuerzas militares enviadas por Kiev para reprimir las manifestaciones de los grupos que aspiran a lograr la autonomía del gobierno central de Kiev y con ello la decisión rusa de no mantenerse al margen de los acontecimientos.
Muertes y heridos en las zonas donde la población local ha proclamado Repúblicas Populares: Donetsk, Járkov, Slavianks entre otras. Fuerzas rusas apostadas en la frontera con Ucrania. Movimiento de tropas y ejercicios militares de la OTAN en países tradicionalmente enemigos de Rusia y una guerrilla de declaraciones, son el marco que en nada permiten augurar un horizonte de paz para una zona de frontera, entre los intereses tradicionales rusos y la búsqueda de nuevos espacios geopolíticos de una OTAN dirigida por Estados Unidos y una avidez imperial que despierta recelos en Berlín. Prueba de lo mencionado está en las declaraciones imperativas del gobierno estadounidense que exige que la OTAN destine mayores gastos en defensa pasando del actual 1.6% en promedio a un 2% lo que implica miles de millones de dólares que irán a hinchar las arcas del complejo militar-industrial norteamericano.
Según el Secretario de Defensa estadounidense Chuck Hagel, los 28 miembros de la OTAN deben aumentar sus gastos militares de tal manera de enfrentar los nuevos desafíos de la Alianza Occidental, que es hablar de Rusia como antagonista. Hagel afirmó que «a largo plazo, debemos esperar que Rusia ponga a prueba la razón de ser de nuestra alianza, nuestra energía y nuestro compromiso…aunque hemos buscado la asociación y no el conflicto, hoy, la OTAN debe estar dispuesta a revisar los principios básicos de su relación con Rusia».
Así como existen opiniones destinadas a revisar la política de Estados Unidos y la Unión Europea con Rusia, como la expresadas por Chuck Hagel existen otras, como la del analista internacional Irlandés Finian Cunningham quien se pregunta frente a la represión ejercida por Kiev y el apoyo de occidente contra los grupos separatistas «¿ha llegado el momento de que el presidente ruso, Vladimir Putin, envíe a sus tropas al este de Ucrania? La creciente violencia cometida por la junta de Kiev, bajo la apariencia orwelliana de «una operación antiterrorista», asegura firmemente que el presidente Putin debería dar su aprobación. Hay mucho en juego. Washington y sus aliados europeos, su régimen títere en Kiev y los medios de comunicación occidentales, durante semanas, han estado acusando a Rusia de orquestar las protestas de forma encubierta en el este y el sur de Ucrania. Sin hechos para apoyar sus afirmaciones, Washington alega que Moscú está «construyendo un pretexto para invadir y anexionarse el territorio de Ucrania».
Para Cunningham si Rusia interviene en estos momentos se armará el griterío esperado por parte de Washington y sus aliados acusando a Rusia que se está ejecutando su complot contra la «democracia Ucraniana». «Ya Washington está preparando más sanciones contra Rusia por la presunta violación de la soberanía de Ucrania -de nuevo sobre la base de afirmaciones infundadas. Con las fuerzas militares de la OTAN asignadas en países vecinos de Rusia, una invasión rusa de Ucrania podría correr el riesgo de una guerra mayor. Pero, a pesar de la propaganda occidental acusando a Rusia de malversación y en vista de las amenazas occidentales de respuesta punitiva, Moscú debe actuar con audacia en base a los hechos»
Los dados están echados en esta política belicista de la OTAN a contrapelo de lo que los dirigentes políticos de la UE han señalado respecto a buscar caminos de entendimiento entre los ucranianos, que implica también vías de diálogo y búsqueda de soluciones entre occidente y Rusia, ya sea con Estados Unidos como catalizador permanente del conflicto o con el liderazgo alemán definiendo que en Europa son sus habitantes quienes definen el marco de acuerdos al cual llegar como en algún momento lo expresó el presidente alemán Joachim Gauck, a principios de año sosteniendo que Berlín piensa que puede operar, en el ámbito internacional a la altura de Washington -soñar no cuesta nada en un escenario donde Washington deja poco espacio para la independencia. La Guerra o la Paz es la actual disyuntiva que vive una región que vive horas cruciales.
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