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La guerra sucia como manifestación de la contrarrevolución mexicana

Fuentes: Rebelión

El 23 de septiembre de 1965 varios jóvenes intentaron tomar el Cuartel de Ciudad Maderas en Chihuahua y con ello iniciaban la época de la lucha guerrillera posrevolucionaria en México. Este núcleo insurgente, dirigido por el Profesor Arturo Gámiz y el Dr. Pablo Gómez, eligió la forma de lucha armada una vez que considero que […]

El 23 de septiembre de 1965 varios jóvenes intentaron tomar el Cuartel de Ciudad Maderas en Chihuahua y con ello iniciaban la época de la lucha guerrillera posrevolucionaria en México. Este núcleo insurgente, dirigido por el Profesor Arturo Gámiz y el Dr. Pablo Gómez, eligió la forma de lucha armada una vez que considero que su participación política en la lucha legal y de masas estaba agotada. Ellos participaban en la Juventud Popular Socialista y en la Unión General de Obreros y Campesinos de México.

En esa década en el país la UGOCM representaba un verdadero movimiento de masas, con centenares de miles de trabajadores agrícolas organizados para que las demandas campesinas de la lucha armada de 1910 se concretaran, y en Chihuahua el monopolio de las tierras de las familias Borunda, Aleman, y otras no distaba del porfiriato. La militancia partidaria de ellos se daba en una línea que concebía que desarrollando la Revolución Mexicana se arribaría al socialismo. Más la realidad manifestaba rasgos de que la fuerza dirigente del proceso de 1910-17 no solo frenaba las reformas que abanderaba en su programa sino que establecía ligas profundas con el imperialismo y las fuerzas reaccionarias nacionales.

Varios autores establecen que el proceso revolucionario fue interrumpido, otras tesis argumentan que la revolución fue desplazada. Se plantean como cortes históricos el fin del gobierno del General Lázaro Cárdenas y el inicio del gobierno de Miguel de la Madrid. José López Portillo llego a autodenominarse como el último Presidente de la Revolución Mexicana.

Las elaboraciones ideológicas que en los Encuentros de la Sierra produjeron los jóvenes comunistas de Chihuahua establecen la necesidad de una nueva revolución, la socialista, para cumplir los objetivos del ala radical que representaron los hermanos Flores Magón, Pancho Villa y Emiliano Zapata.

La burguesía gobernante y su instrumento electoral el PRI después de concluida la Segunda Guerra Mundial fue buscando vínculos que la estrechaban más cercanamente cada sexenio con el imperialismo norteamericano, aunque mantenía la retórica del nacionalismo y por necesidad de su desarrollo un sector estatal de la economía. Pero una economía nacionalizada bajo la dirección de la burguesía terminaría, tarde que temprano, subordinada a los EEUU. En general la propuesta de Keynes, el Welfare State fue modelo del Capital para superar la crisis estructural y reconstruir su economía en tanto se producía un nuevo reparto del mundo. Por ello no es correcto esgrimir como argumento de que la Revolución Mexicana se mantenía vigente el que la burguesía mantuviera el monopolio de la economía, pues  millones estaban en pobreza y sin derechos sociales. Las tierras mexicanas pasaban nuevamente a propiedad privada, cancelando la etapa de los grandes repartos agrarios; la clase obrera fuertemente reprimida, sus sindicatos más combativos, ferrocarrileros, maestros, duramente golpeados; el derecho de huelga prácticamente anulado. El Estado burgués inicio una guerra de baja intensidad contra el pueblo y sus herramientas de lucha. Centenares de cuadros sociales fueron asesinados o desaparecidos. La represión se generalizo a todos aquellos opositores al proceso contrarrevolucionario, la guerra sucia fue un instrumento para instalar al neoliberalismo.

Con la bandera del anticomunismo la burguesía gobernante desarrollo una verdadera cacería contra las insurgencias. Descabezo a las resistencias. Por ello es muy comprensible que el Sr. Fox y su Gabinete no estén interesados en juzgar a Echeverria, ni a criminales como Acosta Chaparro y Nazar Haro, pues ellos son los que le abrieron el camino al poder.

La Revolución Cubana fue una lección para los imperialistas. No estaban ya en disposición de que otra nación latinoamericana eligiera la vía socialista o tan solo la independencia y soberanía. Por ello la represión, la guerra sucia, el asesinato político, fuera por la ruta del fascismo como en Chile, Uruguay, Argentina o Brasil, o con la mascarada de la democracia electoral como en México abrieron paso al neoliberalismo.

No basta con juzgar a los criminales, hay que enterrar al sistema, como intentaron hacerlo Arturo Gámiz y Pablo Gómez, Rubén Jaramillo, Genaro Vásquez y Lucio Cabañas, así como todos los caídos en combate en México, más también como el Comandante Ernesto Guevara en todo nuestro bravo continente.

* Dirección Colectiva del Partido de los Comunistas