Traducido del francés para Rebelión por Caty R.
El juego de Francia: ¿Defensa del coto en conjunto con Israel?
La intervención francesa en Malí, en enero de 2013, refleja una estrategia de defensa del coto africano frente a la política de mordisqueo que llevan a cabo tanto China como el wahabismo por medio de las finanzas islámicas (Catar y Arabia Saudí).
Un objetivo ideal, ya que Malí constituye el mayor país musulmán de África occidental, donde han prosperado las finanzas islámicas mientras los malienses, desde hace un decenio, han girado progresivamente de Francia hacia las petromonarquías y donde China goza de un auténtico prestigio gracias a su obra de restauración del Centro de Documentación Islámica de Tombuctú.
Fue el mismo caso con el establecimiento de EUFOR (1), cuerpo expedicionario europeo encargado de interponerse entre los beligerantes en las fronteras entre Sudán y El Chad, que responde tanto a consideraciones humanitarias de los occidentales como a crear un trampolín estratégico en el centro de África próximo a la plataforma operativa de China en la zona. Un cordón sanitario idéntico al que los países occidentales quieren establecer alrededor de Irán, el otro gran proveedor de energía de China.
En ese contexto, el «redespliegue» militar francés en África constituyó una operación en dos tiempos dirigida a asociar a terceros (África, Europa, ONU) a las operaciones militares francesas en África con el fin de compartir los costes y diluir las responsabilidades conservando al mismo tiempo la dirección de las operaciones.
Una obra maestra de blanqueamiento cosmético de un reposicionamiento militar idéntico al aparato estadounidense del Golfo (Arabia Saudí, Barhéin, Catar, Kuwait e Irak) frente a Irán.
Lejanas reminiscencias de sus reveses coloniales, el activismo de Francia en Sudán, después en Libia, en Siria y en Malí, tiene el objetivo de garantizar su abastecimiento energético, sus exportaciones militares y sus centrales nucleares. De alguna manera subyacente responde al deseo de purgar su «complejo de Fachoda» (2), el desastre militar y diplomático francés sufrido en ese país frente a los ingleses en el siglo XIX durante la fase de conquista colonial que alejó permanentemente a Francia de las aguas del Nilo.
¿Malí puerta de entrada de Israel en África por medio de Francia?
En una huida hacia delante destinada a ocultar las responsabilidades de la clase política-militar maliense en el desastre nacional que azota Malí desde hace un año, la intención es preparar al equipo dirigente transitorio de Malí en provecho de la expedición militar francesa para convertir Malí en la puerta de entrada de Israel a África.
¿Un farol? ¿Un chantaje? ¿Una voluntad real de comenzar una nueva política contraria a la línea tradicional de Malí, primer país africano que tras su independencia en 1960 desplegó un contingente en Argelia para firmar simbólicamente la fraternidad de armas de los pueblos oprimidos?
¿Bajo los consejos de Francia, que se dedica metódicamente a través de sus portavoces mediáticos, Bernard Kouchner y Bernard Henri Lévy, a favorecer la secesión de Sudán del Sur para crear una plataforma operativa de Israel en el curso del Nilo?
¿Para reeditar el antiguo escenario francés de unir los dos antiguos Sudán de la época colonial, el Sudán Francés y el Sudán inglés por medio de Sudán del Sur que precisamente costó a Francia una de sus más aplastantes derrotas en Fachoda en 1898?
La instrumentalización de la justicia internacional con fines políticos argumentaría en este sentido. Léase al respecto el caso del general Omar al-Bachir .
¿Una alianza con Israel? ¿El aliado incondicional del régimen de apartheid de Sudáfrica? La guardia pretoriana de todos los dictadores francófonos que saquearon África, desde Joseph Désiré Mobutu (Zaire-RDC) a Omar Bongo (Gabón), Gnassingbé Eyadema (Togo), Paul Biya, (presidente off-shore de Camerún), el veraneante privilegiado de las praderas suizas, e incluso Félix Houphouët-Boigny (Costa de Marfil), el presunto sabio de África que solo era sabio porque fue el mejor servidor de sus antiguos colonizadores y de sus aliados israelíes.
Israel, cuya experiencia en la colonización de Palestina le ha conducido a colonizar por todo el mundo una cantidad de tierra que supone veinte veces su superficie en detrimento de las poblaciones y del medio ambiente de los países pobres. En la República Democrática del Congo para el cultivo de la caña de azúcar; en Gabón para el cultivo de la jatropha, necesaria para la producción de biocombustibles; en Sierra Leona la colonización israelí representa el 6,9% del territorio de ese país del oeste de África (3).
La batalla de las aguas del Nilo y el canal Ben Gurion
El nombramiento de Dov Zerah al frente de la Agencia Francesa para el Desarrollo podría dar un principio de crédito a esta hipótesis ya que la propulsión del presidente del Consistorio Israelita de París y secretario general de la Fundación Francia-Israel al estratégico puesto de dispensador de la ayuda financiera francesa a África tuvo lugar el 2 de junio de 2010, seis meses antes de la independencia de Sudán del Sur, mientras «la batalla del Nilo» sobre el reparto de las cuotas de este río africano estaba en pleno apogeo entre Egipto y los aliados africanos de Israel, Etiopía y Kenia especialmente. Al fondo se plantea el interrogante de si el cierre del coto se hará en tándem con Israel frente al «expansionismo wahabí», según la fórmula consagrada en los círculos dirigentes.
El episodio del reparto de las aguas del Nilo y la secesión de Sudán del Sur podría haber constituido la mayor hipocresía de la historia egipcia contemporánea. Para llegar a este objetivo, Israel habría llevado a cabo una estrategia doble que revelaría la codicia de los inversores egipcios y costaría a Mubarak el poder y su lugar en la historia.
Israel negoció con Egipto presionándole indirectamente, incitando a los Estados africanos a reclamar una mejora de su cuota en la repartición del agua del río, tentando a los africanos con proyectos económicos y a los inversores egipcios con promesas de interesarlos en los proyectos israelíes. En Etiopía Israel financió la construcción de decenas de proyectos para la explotación de las aguas del Nilo Azul. Malí antes de su independencia, en 1962, llevaba el nombre de Sudán francés, por oposición al Sudán inglés, el Sudán actual.
La reivindicación por parte de la secta disidente nigeriana BOKO HARAM del secuestro de siete franceses en Camerún el 18 de febrero de 2013, un mes después del inicio de la operación Serval argumenta también a favor de la hipótesis de que el movimiento ha querido enviar un mensaje subliminal a los franceses asumiendo su acción en nombre de «Jama’atu Ansarul Musilimina fi Biladi Al Sudan», literalmente el Grupo de Partidarios del Islam de Sudán».
Léase al respecto El reparto de la tarta africana . Para los lectores arabófonos, este enlace del diario transárabe de Londres Al Qods Al-Arabi: