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La mayoría de japoneses rechaza las declaraciones sobre las esclavas sexuales

Fuentes: Agencias

La absoluta mayoría de los japoneses rechaza las polémicas declaraciones del alcalde de Osaka, quien se refirió a las esclavas sexuales que Japón mantuvo durante la Segunda Guerra Mundial como una «necesidad», de acuerdo con unos sondeos realizados por la prensa nipona. Unas 200.000 mujeres de Corea, China, Filipinas y otros países asiáticos fueron obligadas […]

La absoluta mayoría de los japoneses rechaza las polémicas declaraciones del alcalde de Osaka, quien se refirió a las esclavas sexuales que Japón mantuvo durante la Segunda Guerra Mundial como una «necesidad», de acuerdo con unos sondeos realizados por la prensa nipona.

Unas 200.000 mujeres de Corea, China, Filipinas y otros países asiáticos fueron obligadas a prostituirse y fueron incorporadas por la fuerza al ejército nipón para atender sexualmente a los soldados, de acuerdo con numerosos historiadores y testimonios de supervivientes.

El alcalde de Osaka, Toru Hashimoto, causó un escándalo la semana pasa al afirmar que la presencia de esas esclavas sexuales era una «necesidad» para los soldados, declaraciones que generaron enérgicas condenas de China y Corea del Sur, así como críticas de Estados Unidos.

De acuerdo con un sondeo realizado por el diario Mainichi Shimbun, el 71% de los japoneses consultados opinó que los comentarios de Hashimoto fueron «inapropiados», contra apenas 21% que manifestó su apoyo.

En tanto, otro sondeo del diario Asahi Shimbun indicó que para el 75% de los japoneses, las declaraciones de Hashimoto fueron «problemáticas».

El jueves, el gobierno de Estados Unidos consideró un «escándalo» las declaraciones Hashimoto, quien respondió diciendo que soldados estadounidenses abusaron de mujeres japonesas durante los siete años de ocupación que se siguieron a la rendición nipona en 1945.

Aunque dijo que consideraba «equivocado» el sistema de esclavas sexuales y que las víctimas merecían compasión y disculpas, la insistencia de Hashimoto en afirmar que no hubo participación del Estado japonés causó una oleada de indignación. La derecha japonesa insiste en que si bien hubo mujeres forzadas a prostituirse para los soldados japoneses, ello ocurrió por iniciativa de individuos y empresas privadas, incluso algunas que ni siquiera eran japonesas.