Las elecciones legislativas rusas que se celebrarán el 2 de diciembre son las primeras tras la reforma de la constitución, y constituyen el primer pulso entre el nacionalismo neoliberal en el poder y la oposición de izquierda, dividida en varias tendencias, de cara a los comicios presidenciales previstos para marzo del próximo año. Los […]
Las elecciones legislativas rusas que se celebrarán el 2 de diciembre son las primeras tras la reforma de la constitución, y constituyen el primer pulso entre el nacionalismo neoliberal en el poder y la oposición de izquierda, dividida en varias tendencias, de cara a los comicios presidenciales previstos para marzo del próximo año.
Los rusos acudirán a las urnas bajo la amenaza del autoritarismo en un escenario condicionado por la reforma constitucional que refuerza la tendencia bipartidista, donde medirán sus fuerzas principalmente el partido gubernamental, Rusia Unida (RU), encabezado por Vladímir Putin y Viktor Zubkov; y el Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR) de Guenadi Ziuganov.
En estas elecciones se aplicará la nueva ley electoral que elimina el mínimo de participación para que los comicios sean válidos, establece la barrera electoral para obtener representación en el 7% y suprime la posibilidad de «votar contra todos». También aumentan los requisitos legales y económicos para poder inscribirse como nueva fuerza política para las elecciones.
Sin duda el primer interrogante por resolver es conocer la correlación de fuerzas entre el partido gubernamental, Rusia Unida y sus aliados, y la oposición de izquierda con sus distintas sensibilidades, encabezada por el Partido Comunista de la Federación Rusia (PCFR).
La alianza opositora de izquierdas Otra Rusia, que codirige el ex ajedrecista Gary Kasparov con Eduard Limonov y su Partido Nacional Bolchevique, no participará en las elecciones legislativas, ya que la Comisión Electoral Central rechazó su solicitud tras examinar los documentos presentados para su inscripción. Kasparov, unos de los principales lideres de las protestas anti-putin, fue designado candidato del movimiento opositor izquierdista a las elecciones presidenciales de marzo.