Desde el triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959, Fidel Castro Ruz, su líder indiscutible, puso en práctica el programa del Moncada para la felicidad de los niños y de las niñas de la Isla caribeña. Les aseguró trabajo a sus padres, sin distingo de sexo ni color, y a los […]
Desde el triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959, Fidel Castro Ruz, su líder indiscutible, puso en práctica el programa del Moncada para la felicidad de los niños y de las niñas de la Isla caribeña.
Les aseguró trabajo a sus padres, sin distingo de sexo ni color, y a los infantes todos los derechos de crecer alegres, sanos y saludables, de estudiar lo que quisieran, gratuitamente, sin la exclusividad de escuelas y clínicas privadas, donde antes sólo podían acudir una pudiente minoría de la población.
La poliomielitis, un azote de secuelas irreversibles que ataca la población infantil mundial más desatendida, pero es evitable con una costosa vacuna. En Cuba hace muchas décadas dejó de serlo, porque todos los niños y las niñas se inmunizan del terrible flagelo.
Los pequeños cubanos al nacer reciben 12 vacunas y otras inmunizaciones más en los años escolares de primer grado, quinto, octavo, noveno y decimoprimero, contra enfermedades evitables como la difteria, hepatitis B, tétano, tos ferina, leptopirosis y otras infectocontagiosas causantes de la muerte en muchos países del orbe.
Mediante el Programa Materno Infantil (PAMI) se protege a la madre y el niño con el control sistemático prenatal y postnatal. Cuba en el 2008, a pesar de medio siglo del genocida bloqueo de los Estados Unidos, alcanzó la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia: 4,7 y nueve de sus 14 provincias estuvieron por debajo de 5 niños fallecidos por cada mil nacidos vivos, incluida Camagüey con 4, 2 la provincia más extensa del país, que en los primeros meses del actual 2009 mantiene ese logro de la Salud.
Para los cubanos de la Isla asediada, un niño o una niña es lo más importante, y en víspera del Día Internacional de la Infancia, que en nuestro país se celebrará el próximo lunes primero de junio, esa fecha constituirá una efeméride reiterativa de alegría, seguridad en el presente y el futuro, para los infantes y las familias.
En cualquier lugar del país, en el paraje más apartado de la geografía cubana, no hay un niño o niña descalzo, semidesnudo, famélico; sin escuela, sin atención médica ni alimentaria: Cada pequeño nacido, crecido bajo el criminal bloqueo del gobierno de los Estados Unidos, es un ejemplo de protección constitucional para quienes claman pero nada hacen por los derechos humanos, porque en todos los niños cubanos, se afianza la esperanza de un único sistema social donde el ser humano no tiene precio ni comercialización mercantilista.