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La sociedad civil del altiplano andino no fue a la OEA

Fuentes: Rebelión

Una interpretación libre, y claramente mal intencionada, del concepto de la sociedad civil busca utilizarlo como arma para atacar y debilitar al Estado Nación. Quieren contraponer las bondades de las instituciones soberanas de los países con una visión encasillada del término para apropiárselo y endosárselo a individualidades que se constituyen en ONG, muchas veces, con […]

Una interpretación libre, y claramente mal intencionada, del concepto de la sociedad civil busca utilizarlo como arma para atacar y debilitar al Estado Nación. Quieren contraponer las bondades de las instituciones soberanas de los países con una visión encasillada del término para apropiárselo y endosárselo a individualidades que se constituyen en ONG, muchas veces, con objetivos poco claros.

El concepto, tal como lo usan mediáticamente hoy, forma parte de una estrategia transnacional, con líneas trazadas desde los servicios de inteligencias de Estados Unidos, que ha encontrado en la manipulación del significado de sociedad civil, un símil adecuado para la llamada «democracia representativa» gringa, que bien sabemos es de segundo y tercer grado, es decir, en ese país existe un sistema de reducionismo democrático. Nunca los estadounidenses han electo directamente a su presidente. Allá entienden por democracia: que unos pocos decidan por la mayoría, lo que puede devenir, en que no siempre quien saca más votos queda con más colegios electorales y por tanto no gana. Fue eso lo que sucedió en el 2000 entre Bush y Al Gore. Ante eso, resulta paradójico que un país con un sistema electoral tan obsoleto y elitesco pretenda monitorear a terceros.

A ese ejemplo parece querer reducirse la sociedad civil algunas organizaciones financiadas por gobiernos transnacionales que buscan robarse la representatividad de toda una sociedad, de todo un pueblo. Así a fuerza del bombardeo de la prensa escrita y audiovisual y con el apoyo del Fondo Nacional para la Democracia de EEUU (El NED) un limitado grupo de ONG en varios países de América Latina, pretenden reproducir el anacrónico modelo democrático norteño.

¿Y qué es sociedad civil?

La confusión conceptual lograda por la estrategia de los medios, ha hecho que muchos movimientos populares tengan recelo de usar el término de «sociedad civil» para definirse. Eso tiene como contrapartida que muchas ONG pro democracia a lo yanqui se vendan en nombre de la sociedad para ser invitadas a organizaciones como la OEA.

Tengamos en cuenta que la unidad básica de la sociedad civil es el individuo libre e igual. En pocas palabras, cada ser humano, hombre, mujer, niño, niña; campesino, obrero, estudiante, profesional, indígena, afrodescendiente, jóvenes y en edad avanzada son sociedad civil. El individuo conformará las múltiples expresiones organizadas o no que interactúan con el estado.

Consideremos que originalmente el estado es el gran adversario de la sociedad civil, más con el devenir de los tiempos es el imperialismo, los agentes transnacionales del neoliberalismo los que se han convertido en los grandes enemigos de los pueblos. Porque pueblo es igual a sociedad civil. Las organizaciones populares se desarrollan para luchar contra eses pretensiones extraterritoriales, contra otros estados superpoderosos, medios de comunicación social, grupos económicos transnacionales y partidos e internacionales partidistas. Luchar hoy contra instituciones estadales progresistas sería ponerse de lado de los apetitos imperiales que buscan desaparecer el Estado Nación.

OEA y Sociedad Civil

La OEA, es una organización de derecho público internacional. Ósea, su acción es fundamentalmente política, por ser un escenario en el cual están representados los estados de América a través de sus embajadores y de sus cancilleres. Sin embargo, los multilaterales como la ONU y en este caso la OEA, han contemplado consultas a la sociedad civil.

La Carta de la ONU, por ejemplo, en su artículo 71, estipula que: «El Consejo Económico y Social podrá hacer arreglos adecuados para celebrar consultas con organizaciones no gubernamentales que se ocupen en asuntos de la competencia del Consejo. Podrán hacerse dichos arreglos con organizaciones internacionales y, si a ello hubiere lugar, con organizaciones nacionales, previa consulta con el respectivo miembro de las Naciones Unidas». O más claro aún con el permiso del estado miembro del cual provenga la ONG. Quiere decir que esa ONG debe estar reconocida y autorizada por el país de origen. Por otra parte, la organización debe estar dentro del área de competencia del organismo, en temas muy específicos.

En esta premisa se basaron desde los años 1990, muchos individuos para constituirse como ONG, particularmente en el campo de los derechos humanos, algunas de ellas con verdadero interés en la humanidad, otras sólo para convertirse con el apoyo de dinero de países poderosos en una especie de «calificadoras de riesgo» o de «certificadoras de buena conducta». Es el caso de Human Right Wacht o Reporteros sin Fronteras, transnacionales del tema el cual manipulan de acuerdo a los intereses de sus financistas.

La entrada de las ONG, bajo el manto de representar a la sociedad civil, se produjo en la OEA en 1994 (en pleno auge neoliberal). En 1999 estableció que «Las organizaciones de la sociedad civil podrán asistir a las actividades de la OEA, hacer presentaciones, proporcionar información y, a solicitud de los órganos, organismos y entidades de la OEA».

Pero esa apertura se limitó con unas directrices que regulan la participación de las ONG en la OEA, entre ellas, las proveniencias transparentes de su financiamiento. Quiere decir, un registro público, accesible a todos. Esta regla ha sido quebrantada por las organizaciones latinoamericanas que han recibido dinero del Fondo Nacional para la Democracia de Estados Unidos. En Venezuela fue público y notorio la cantidad de ONG que han recibido este subsidio. Por otra parte, diversos autores nacionales y extranjeros han denunciado el asesoramiento de la CIA a varias de esas ONG, que al no ocultar sus apetitos políticos pierden su condición de miembros de la sociedad civil.

La sociedad civil debe poseer espontaneidad y autonomía en sus propósitos y razón de ser. Por ello, es decisivo el problema de las fuentes de financiamiento: si una organización depende para sus actividades de una fuente externa, no puede tener ninguna autonomía, y pasa a ser una organización sin voluntad propia, obediente de los mandatos de sus patrocinantes.

La Sociedad Civil del Altiplano Andino no fue a la OEA

Esos movimientos de obreros, campesinos, indígenas, cocaleros que sacuden desde los años 1940 al Altiplano Andino (Bolivia, Perú y Ecuador), es uno de los más organizados del continente americano. En Bolivia produjo en 1952 una revolución agraria

Es un movimiento tan maduro que sin el uso de la violencia tradicional del golpe de Estado ha forzado cambios de gobiernos. Es el pueblo organizado, es la sociedad civil que no es invitada a la OEA a conversar sobre los procesos antineoliberales que se producen en Suramérica en la búsqueda de un modelo de desarrollo alternativo incluyente, participativo y protagónico.

Si esta Sociedad Civil fuera a la OEA, a la ONU serían millones que atestiguarían que de este lado se construye un nuevo modelo de sociedad, de socialismo…

Y de seguro, cuando la inteligencia de las ONG derechistas (léase, la CIA) descubra que Socialismo proviene de Sociedad, dejarán de manipular el término sociedad civil, dejarán de tratar de maniobrar a los pueblos.