Las cooperativas son «sociedades de personas». En estas sociedades prima el valor que tienen los seres humanos, frente a cualquier otra consideración. Es decir que en las sociedades de personas el fin son las personas, lo demás son medios que sirven para tal fin, al contrario de las sociedades de capitales, donde el capital prevalece […]
Las cooperativas son «sociedades de personas». En estas sociedades prima el valor que tienen los seres humanos, frente a cualquier otra consideración. Es decir que en las sociedades de personas el fin son las personas, lo demás son medios que sirven para tal fin, al contrario de las sociedades de capitales, donde el capital prevalece sobre cualquier otra consideración.
En un tiempo donde la sociedad se va olvidado de las personas, «la sociedad de personas» se vuelve un concepto revolucionario. En una sociedad de personas prima el valor y el respeto por la dignidad de los individuos. Nadie puede ser visto como accesorio o insignificante, como un sujeto de segundo orden, puesto que la atención está puesta en el servicio, en resolver las necesidades de las personas, no en el lucro, provecho o ganancia que se logra con el servicio otorgado.
En una sociedad de personas, la libertad de uno depende de la libertad de todos, y el desarrollo solo es posible en la medida en que todos lo alcancen y disfruten de sus beneficios. En esta medida el progreso que logran la cooperativas es necesariamente un progreso «moral» y económico. Las cooperativas no dejan de ser empresas económicas, pero se basan en pilares humanistas como el apoyo mutuo y el esfuerzo propio. Son organizaciones que tienen la capacidad de conciliar intereses de eficiencia y eficacia con factores como la dignidad de las personas y eso implica un cambio profundo con el capitalismo salvaje, ¡y sin el uso de la violencia! Las cooperativas fomentan el trabajo en comunidad, la democracia participativa, y el control de su buen funcionamiento lo ejercen principalmente los propios socios bajo estructuras de democráticas de gobierno. Las cooperativas deben ser comprendidas como instrumentos fundamentales para alcanzar el Buen Vivir de nuestras comunidades, pues son modelos efectivos de organización popular justa y solidaria. ¿Qué otros valores podrían enarbolar la nueva bandera de la liberación de los pueblos, si no son la justicia y la solidaridad? Las cooperativas, son empresas económica y morales y deben preservar tanto los elementos materiales y económicos de sus asociados, como sus elementos valorativos, sus principios, su espíritu cooperativo. Las empresas cooperativas no pueden estar en competencia unas con otras, sino en colaboración permanente. Su propósito de mejorar la calidad de vida de sus socios no puede sostenerse si se lo realiza a costa del detrimento de la calidad de vida de otras cooperativas, o de la comunidad, y éste es un punto de reflexión sumamente importante para toda empresa cooperativa.
En 1992 la Asamblea General de la ONU declaró al primer sábado de julio como Día Internacional de la Cooperativa. En el año 2009 igualmente la ONU declaró al año 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, bajo el lema las cooperativas ayudan a construir un mundo mejor. Vaya con esta reflexión nuestro pequeño aporte para el mantenimiento y robustecimiento de la propuesta cooperativista.
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