Con la previsión de que el próximo mes las fuerzas de la OTAN se hagan cargo de la «seguridad» en el sur de Afganistán, Estados Unidos probablemente va a intensificar sus incursiones aéreas para intentar «estabilizar» el país. Y eso sólo va a ocasionar más desgracias para los civiles afganos Mientras la atención de los […]
Con la previsión de que el próximo mes las fuerzas de la OTAN se hagan cargo de la «seguridad» en el sur de Afganistán, Estados Unidos probablemente va a intensificar sus incursiones aéreas para intentar «estabilizar» el país. Y eso sólo va a ocasionar más desgracias para los civiles afganos
Mientras la atención de los medios se concentra en las noticias sobre las atrocidades cometidas por los soldados estadounidenses en Iraq, la ocupación controlada de Afganistán recibe relativamente muy poca atención.
Hasta la semana pasada, cuando las tropas estadounidenses abrieron fuego contra una multitud de afganos sublevados en Kabul, matando a cuatro personas e hiriendo a muchas otras, lo que provocó una insurrección que llegó a reunir a miles de personas.
La sublevación se produjo después de que un camión del ejército estadounidense que iba a gran velocidad se estrellara contra unos 12 vehículos civiles, matando a tres personas e hiriendo a otras más. Los convoyes estadounidenses son conocidos por circular a gran velocidad por las calles de Kabul para impedir atentados con bombas colocadas en la calzada.
Tras el accidente, centenares de indignados ciudadanos se reunieron en el lugar de los hechos gritando «Muerte a Estados Unidos» y » Muerte al presidente afgano ( sostenido por EE.UU.) Hamid Karzai.» Su cólera fue en aumento, según ciertos informes, porque los soldados estadounidenses se dice que impidieron a los presentes acercarse para ayudar a las víctimas.
El Pentágono calificó el suceso de «accidente trágico.» Pero lo que con toda seguridad no fue un accidente fue lo sucedido a continuación, cuando los soldados estadounidenses respondieron a los indignados civiles, que habían comenzado a lanzarles piedras, abriendo fuego contra la muchedumbre.
Funcionarios del Pentágono afirman que los soldados sólo dispararon tiros de «advertencia». «Nuestros soldados creyeron que los disparos provenían de la multitud y dispararon en defensa propia,» declaró al New York Times el coronel Tom Collins, portavoz del ejército.
Sin embargo, según el general Amanullah Gozar, jefe de policía de Kabul, que presenció el incidente, » los primeros vehículos estadounidenses dispararon al aire, pero el último disparó a la gente», matando a cuatro personas. La multitud se volvió contra la policía afgana, quemó uno de sus coches y apuñaló a un policía antes de dispersarse por toda la ciudad.
Unos 2.000 sublevados lucharon con la policía, saquearon e incendiaron las sedes de organizaciones extranjeras en el sector diplomático de la ciudad. En una de la principales plazas de la capital, los sublevados quemaron una fotografía de Karzai, a pesar de que el presidente había acudido a la radio para denunciar a los insurrectos como «oportunistas y agitadores.» En resumen, al menos 12 personas muertas y 138 heridas en los desórdenes.
Mientras tanto, según Collins, los soldados implicados en el suceso van a ser interrogados y los funcionarios estadounidenses llevarán a cabo una investigación minuciosa.
Pero los ciudadnos afganos tienen pocos motivos para creer su promesa. A pesar de haber declarado que el país había sido «liberado» del antiguo gobierno de los Talibán en 2001, unos 23.000 soldados estadounidenses y 9.000 de la OTAN permanecen ocupando el país.
Karzai, sostenido por Estados Unidos y elegido hace dos años, ha visto cómo su popularidad se desplomaba ante la revelación de los escándalos de corrupción, el crecimiento de la pobreza, el aumento del comercio del opio y las barbaridades cometidas por los señores de la guerra y por los, cada vez más revitalizados, Talibán.
«Para la mayoría de los habitantes de Kabul, la electricidad y el agua corriente son escasas, las aguas residuales corren por las calles, las carreteras están destrozadas, el paro ha aumentado- especialmente entre los jóvenes-, y los funcionarios son corruptos,» informaba Newsweek recientemente. «Algunos se quejan de que tienen que pagar un soborno equivalente a 15$ para conseguir el obligatorio documento nacional de identidad en un país donde la media anual de ingresos es de menos de 800 dólares. De los aproximadamente 10.000 millones de dólares de la ayuda prometida por los donantes internacionales, sólo la mitad se ha distribuido realmente.»
Asimismo, el coronel Collins admitió al Newsweek : «No creo que exista duda alguna de que los Talibán han aumentado en número e influencia en algunas zonas del sur. Existen zonas sin gobierno.»
Esa es la razón de que el contingente de soldados estadounidenses en Afganistán haya aumentado en los últimos meses, desde 18.000 a 23.000. Además, Estados Unidos ha intensificado los ataques aéreos a gran escala en las regiones orientales y meridionales del país, incluidas las provincias de Kandahar, Hallman y Urugan, consideradas reductos de los Talibán. La semana pasada, la coalición y las tropas afganas tuvieron que recuperar uno de los distritos de la provincia central del sur, Uruzgan, que estuvo controlada por los Talibán durante varios días.
Las víctimas también están creciendo, con cerca de 400 muertos sólo en mayo. Aunque Estados Unidos afirma que el grueso de las víctimas son «militantes», los informes sugieren que, como consecuencia de los ataques aéreos, gran número de civiles han sido víctimas de los bombardeos de la coalición.
A finales de mayo, se ha dicho que un bombardeo estadounidense en la aldea meridional de Azizi produjo la muerte de unos 17 civiles, entre ellos personas que se encontraban en una escuela religiosa y vecinos de las casas cercanas. Estados Unidos declaró que entre 20 y 80 «militantes Talibán» murieron también a consecuencia del ataque, lo que induce a creer que el número real de víctimas civiles puede haber sido mayor.
El ataque se produjo inmediatamente después del ataque aéreo, desatado por la coalición en la provincia oriental de Kunar, que mató, al menos, a siete civiles en abril.
Pero no esperen ninguna compasión del gobierno estadounidense. «Por supuesto, se le ha advertido a la gente que tenga cuidado, pero son las consecuencias de la guerra; en una región en guerra, en la que nuestros soldados intentan… conjuntamente erradicar a los terroristas,» declaraciones de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice la semana pasada al programa Late Edition de la CNN.
Con la previsión de que el próximo mes las fuerzas de la OTAN se hagan cargo de la «seguridad» en el sur de Afganistán, Estados Unidos probablemente va a intensificar sus incursiones aéreas para intentar «estabilizar» el país. Y eso sólo va a ocasionar más desgracias para los civiles afganos.
http://www.socialistworker.org/2006-1/592/592_07_Afghanistan.shtml
Traducido del inglés para La Haine por Felisa Sastre