En febrero 24, 2021, el presidente de los Estados Unidos, Joseph R. Biden, firmó la Orden Ejecutiva 14017 conocida como America’s Supply Chains (ASC), y en español, “Las cadenas de suministro de Estados Unidos” (CSEEUU).
Previamente, su antecesor en el cargo, Donald J. Trump, había firmado la Orden Ejecutiva 13817 en diciembre 2017, conocida como “Una estrategia federal para garantizar suministros seguros y confiables de minerales críticos”; y la Orden Ejecutiva 13953 en septiembre de 2020, abordando “La amenaza a la cadena de suministro nacional de depender de minerales críticos de adversarios extranjeros y apoyar a las industrias nacionales de minería y procesamiento”.
Estas órdenes están articuladas en torno a las cadenas de suministros, cuyos eslabones comprenden desde el suministro de materia prima y la fabricación de la mercancía, hasta su envío, transporte, distribución y venta a nivel internacional. Ambas órdenes tienen un objetivo en común: “resolver la dependencia” de los EE.UU. de productos críticos y estratégicos para evitar disrupciones en las cadenas de suministros.
Mientras que las OEs de Trump estaban más enfocadas en los minerales críticos, la OE de Biden es más abarcadora y comprensiva. La CSEEUU-2021 establece cuatro áreas prioritarias para las cuales las agencias pertinentes deben generar un análisis en cien días, para fines de mayo 2021: minerales críticos, tales como el litio y las tierras raras; semiconductores; baterías de gran capacidad, incluyendo las de automóviles eléctricos que dependen del litio; y los productos de salud y fármacos, sobre todo los relacionados con la pandemia del COVID-19 y los ingredientes activos en los fármacos (APIs por sus siglas en inglés de active pharmaceutical ingredients). Para los productos priorizados, ya existen listas de productos en algunas categorías: 35 minerales relacionados con las OEs de Trump; y alrededor de 200 productos relacionados al COVID-19. La lista de los 200 productos relacionados con el COVID-19 fue publicada por la U.S International Trade Commission en 2020 a raíz de la crisis pandémica y antes de la firma de la OE de Biden. Según la CSEEUU, otras áreas a evaluar en el término de un año son: productos agrícolas y producción de alimentos; industria militar; salud pública y preparación biológica; tecnología de la información y comunicaciones; energía; y transporte.
La CSEEUU se contextualiza dentro de la estrategia «Build Back Better» de la Administración Biden, y en respuesta parcialmente a los efectos del complejo contexto pandémico generado por el COVID-19. La crisis del COVID-19 generó disloques en las cadenas de suministros de productos tan diversos como el equipo de protección del personal de salud; hasta alimentos, fármacos y semiconductores. Por ejemplo, cuando la demanda de electrónicos de consumo se disparó debido a la pandemia COVID-19, se generó una escasez mundial de chips informáticos que ha afectado a una gama de industrias, y hubo empresas automotrices que se vieron obligadas incluso a reducir o suspender la producción.
Está por verse cuánto la estrategia de Biden contrastará con la de las guerras petroleras, tecnológicas y comerciales relacionadas con la postura “EEUU Primero” y el Make America Great Again de Donald Trump y el resurgimiento de la Doctrina Monroe en la región de América Latina y el Caribe. Estas estrategias estuvieron vinculadas a sanciones, medidas proteccionistas, golpes de estado y amenazas de invasiones y guerras, particularmente con el endurecimiento de la posición estadounidense respecto a China, Irán, Rusia, Venezuela, Cuba y Nicaragua; y el golpe de estado en Bolivia.
En el caso de la guerra por el control de los hidrocarburos, cinco de los diez países con las mayores reservas de petróleo y gas ya han sido sancionados, intervenidos o invadidos por los EEUU (Venezuela, Irán, Irak, Libia y Rusia). Además, se ha planteado que el conflicto EEUU-Huawei-China marcó el comienzo de una nueva guerra tecnológica, en la cual se disputa el dominio sobre las tecnologías 5G y 6G que definirán el internet de próxima generación, la inteligencia artificial y la vanguardia tecnológica militar y espacial.Las tensiones entre Estados Unidos y China incluyen también contrarrestar la influencia de China en el control de las reservas estratégicas claves de litio; ya que en la batalla global por la dominación del mercado de baterías y de vehículos eléctricos del futuro, este control es definitorio. Los países suramericanos son fuertes productores de litio y poseen las mayores reservas del mineral, pues se estima que entre Argentina, Chile y Bolivia (llamados la Arabia Saudita del Litio o el Triángulo del Litio) suman más del 70% del litio disponible a nivel mundial; y esto se relaciona con el golpe de estado en Bolivia.
La OE de la CSEEUU supone un reordenamiento geopolítico y comercial que nos exige un análisis de componentes claves. Algunos interrogantes son: ¿Cuál es el rol de los países de América Latina y Asia en suministrar estos productos a EE.UU.? ¿Qué países, puertos, transportistas y empresas suministran estas mercancías críticas y estratégicas a los EE.UU.? ¿Cómo analizar esto en el contexto de la geopolítica de los recursos naturales, los golpes de estado y las sanciones comerciales? ¿Constituyen el golpe de estado en Bolivia, así como las sanciones a Venezuela y China, una antesala del CSEEUU?
EE.UU. impondrá más restricciones y excepciones a los productos priorizados, en el comercio internacional. Se multiplicarán las sanciones comerciales, la imposición de aranceles y las intervenciones y los golpes de estado en los países que poseen estos recursos. EEUU considera reformar las reglas y los acuerdos comerciales nacionales e internacionales que restringen la resiliencia de la cadena de suministro. Esto impactará también en los regionalismos a nivel internacional; y creará nuevas oportunidades para algunos sectores dentro de los acuerdos de integración regional.
Desde la Universidad de Puerto Rico, hemos creado un proyecto de investigación cuyo objetivo es analizar las implicaciones y las alternativas ante la reestructuración que se nos viene encima. Proponemos un método de análisis fundamentado en bases de datos que brinden información sobre las Listas de Embarque (Bill of Lading en inglés). La lista de embarque es un documento emitido por un transportista que proporciona información sobre: Código armonizado del producto; nombre/dirección del destinatario; ubicación y país de embarque; fecha de salida; ubicación y país de destino; puerto de descarga/transbordo; descripción de los bienes; y valor estimado, entre otros. Este proyecto propone estudiar cinco productos para cada una de las cuatro categorías: el litio; minerales de tierras raras; semiconductores; y fármacos y productos de salud relacionados con el COVID-19. Creará una base de datos integrada a partir de la Lista de Embarque; los datos relacionados con la importación y exportación organizados por el Código armonizado de los productos, incluyendo análisis de aranceles; y la información oficial sobre sanciones generada por EE.UU. Analizar las implicaciones y alternativas de la CSEEUU es vital en esta coyuntura histórica.
Referencias
https://www.jdsupra.com/legalnews/president-biden-orders-100-day-review-2915379/
U.S. International Trade Commission (USITC) Report, 2020, COVID-19 Related Goods: U.S. Imports and Tariffs. Publication Number 50-73. Washington, D.C.: USITC.
Maribel Aponte García, doctora en Economía por la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos, profesora e investigadora de la Universidad de Puerto Rico-Recinto de Río Piedras, e integrante de varios Grupos de Trabajo del Consejo Latinoamericano de las Ciencias Sociales (CLACSO). Directora y fundadora del proyecto Mapeo de Cadenas y Empresas en el Comercio Internacional, de la Escuela Graduada de Administración de Empresas y el Centro de Investigaciones Sociales.