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Las inundaciones se suman a la tragedia mientras Myanmar lucha por controlar la tercera ola de COVID-19

Fuentes: Radio Free Asia
Traducido para Rebelión por Cristina Alonso

Las fuertes lluvias del fin de semana dejaron bajo el agua a municipios de tres regiones.

El sur de Myanmar, ya lidiando con una tercera ola mortal de infecciones por COVID-19, en una crisis sanitaria agravada por el caos del golpe militar, se vio afectado por fuertes inundaciones durante el fin de semana que dificultaron los esfuerzos de trabajadores de la sanidad y de grupos de ayuda.

Desde el domingo, las fuertes lluvias azotaron los estados sureños Kayin y Mon y la región de Tanintharyi, afectando a cerca de 3.000 residentes. Más de 100 habitantes de Hlaingbwe, en el estado Kayin, tuvieron que evacuar, según una persona trabajando en la entrega de ayuda humanitaria en la zona. No se ha informado de ninguna muerte.

En los municipios de Ye, Kyaikmaraw y Chaungzon, en el estado Mon, la crecida del río Thanlwin limitó la movilidad y frustró los esfuerzos para tratar a pacientes de COVID-19, informó al Servicio para Myanmar de Radio Free Asia (RFA) An Nu, persona residente del distrito de Shwedaung, en Mawlamyine.

«Está lloviendo mucho en este momento. Los coches y las motos no sirven ahora para nada. Las casas que están a nivel de las carreteras están todas inundadas», describió.

«Las personas asalariadas que a duras penas sobreviven están en un gran problema. Ahora tienen que depender de las donaciones de personas simpatizantes».

An Nu explicó que, a pesar del elevado número de personas contagiadas de COVID-19 en la zona, la gente se ve obligada a refugiarse junto a pacientes en casas inundadas, lo que les hace correr el riesgo de contraer el virus.

Nay Myo Aung, presidente de la Asociación de Ayuda de Emergencia Ramanya, dijo que no podían considerar la organización de asistencia a las víctimas de las inundaciones, ya que su grupo está demasiado ocupado tratando a pacientes de COVID-19 e incinerando a los muertos.

«Hoy estamos distribuyendo paquetes de comida a unos 60 hogares, pero el agua sigue subiendo. Todavía no podemos montar campamentos de ayuda. La gente tiene que quedarse en sus casas inundadas y, como no pueden cocinar, estamos enviando paquetes de comida «, dijo.

«No sabemos cuál es el plan del gobierno ni qué hacer ahora. ¿Debemos ir al rescate de las víctimas de las inundaciones? ¿Debemos continuar con el entierro de las personas que murieron de COVID? También tenemos que ocuparnos de proporcionar tratamiento a las personas enfermas. Tenemos demasiado trabajo”.

Myanmar está luchando contra una devastadora tercera ola de COVID-19, con los contagios aumentando el lunes hasta un total de 274.155 desde el primer caso registrado en el país en marzo del año pasado. La tasa oficial mensual de contagio ha pasado de alrededor del 2% de las personas examinadas en abril de 2020, durante la primera oleada, al 23% a principios de este mes, y al menos 7.507 víctimas mortales en el país.

Mientras tanto, los hospitales de Myanmar funcionan al máximo de su capacidad y rechazan a todas las personas enfermas, excepto a las más graves. Otras deben conformarse con recibir tratamiento en casa, pero la escasez ha dejado a las familias luchando por conseguir suministros médicos básicos, incluido el oxígeno que necesitan para mantener con vida a sus seres queridos.

Los esfuerzos por controlar la propagación del COVID-19 en Myanmar sufrieron un duro golpe cuando el ejército del país tomó el poder el 1 de febrero, alegando que la victoria aplastante de la Liga Nacional para la Democracia o NLD en los comicios de noviembre de 2020 era el resultado de un fraude electoral.

La junta no ha aportado pruebas que respalden sus afirmaciones y ha respondido violentamente a las protestas generalizadas, matando a 934 personas y arrestando a 5.370, según la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP), con sede en Bangkok.

Decenas de miles de personas, entre ellas muchas personas profesionales de la salud, han dejado sus puestos de trabajo para unirse al Movimiento de Desobediencia Civil o CDM, de ámbito nacional y en oposición al gobierno de la junta militar.

El Dr. Aung Naing Oo, legislador del municipio de Chaungzon, explicó que las inundaciones han empeorado la situación de las personas afectadas por COVID-19.

«Han afectado el transporte de oxígeno y de pacientes, así como el funcionamiento de las fábricas estatales. Estas inundaciones han agravado mucho nuestros problemas».

Cuando RFA se puso en contacto con Nai Latima, oficial de la junta militar en el estado Mon, remitió las llamadas al gobierno central.

El sur de Myanmar suele recibir fuertes lluvias en esta época del año y las inundaciones pueden mitigarse si se toman las medidas adecuadas, pero las autoridades no han hecho los preparativos necesarios, informan desde los grupos de ayuda.

Plantas de oxígeno en el estado Rakhine

Mientras el clima complicaba los esfuerzos para controlar la propagación de COVID-19 en los estados Kayin y Mon y en la región de Tanintharyi, grupos de la sociedad civil impulsaron el lunes planes para construir plantas de producción de oxígeno en el estado Rakhine, devastado por la violencia étnica mortal de los últimos años.

Los grupos de apoyo afirman que, en las últimas semanas, el número de muertes por COVID-19 ha aumentado drásticamente en Sittwe, la capital del estado Rakhine, y en los municipios de Mrauk-U, Kyauktaw, Sittwe, Minbya, Pauktaw, Buthidaung y Maungdaw, lo que ha llevado a solicitar la asistencia de donantes, ya que no pueden permitirse seguir esperando a que la junta se ocupe de la crisis.

«El oxígeno ha tenido una mayor demanda durante esta tercera oleada y su falta de disponibilidad ha provocado más muertes», dijo Zaw Zaw Tun, quien está trabajando para crear una planta de oxígeno en Sittwe.

«Las autoridades son ineficaces. Si el virus se vuelve más contagioso, habrá más muertes. Así que ahora estamos trabajando para satisfacer las necesidades de la ciudadanía por medio de la cooperación.»

Hla Myint, presidente del Comité de Construcción de la Planta de Oxígeno de Maungdaw, explicó que gentes pertenecientes a distintas religiones habían llegado al acuerdo de trabajar juntas para superar la epidemia.

«Hay tres religiones en nuestra ciudad: budismo, islam e hinduismo. Aunque las creencias son distintas, las personas sólo pueden superar sus problemas comunes si trabajan juntas», dijo.

«Con esa creencia en mente, hemos movilizado a la gente, que está profundamente involucrada … Personas de todas las religiones acuden a los hospitales para recibir tratamiento médico. Así que se nos ocurrió esta idea [producir nuestro propio oxígeno]».

Se espera que la planta de oxígeno de Maungdaw esté terminada en 45 días y podrá producir diariamente entre 80 y 120 bombonas de 40 litros.

Una familiar de un paciente de COVID-19 dijo a RFA que su ser querido murió el 19 de julio por falta de oxígeno en el Hospital General de Sittwe.

«Nos enteramos de que tenían suficiente oxígeno en el hospital, así que fuimos con plena confianza de que podría salvarse», dijo la familiar. «Lo que ocurrió realmente es que se quedó sin oxígeno durante la noche y murió por la mañana».

RFA contactó por teléfono el lunes al director del Departamento de Salud del Estado Rakhine, el doctor Kyi Lwin, pero se negó a hacer comentarios.
Aung Naing Lin, médico del Hospital de Maungdaw, dijo que más de una docena de pacientes reciben actualmente oxígeno y que sería difícil acoger a nadie más.

«Se requiere mucho oxígeno para tratar a la persona enferma de COVID-19. Si hay más de 20 pacientes en un hospital, no será fácil que todas las personas reciban suficiente oxígeno», explicó.

Hla Thein, funcionario de la junta militar en el estado Rakhine, no estuvo disponible para hacer comentarios el lunes. En una publicación en su cuenta de Facebook decía que se habían entregado unas 125 bombonas de oxígeno a los hospitales de Sittwe, Kyaukphyu y Maungdaw, así como al Hospital Militar del municipio de Ann, y que se estaba trabajando para producir 60 bombonas al día en el municipio de Thandwe.

El 22 de julio, las autoridades del estado Rakhine y el general Htin Latt Oo, jefe del mando occidental de la junta, anunciaron que planeaban hacerse cargo de la construcción de una planta de oxígeno que estaba siendo edificada por grupos de la sociedad civil en Mrauk-U, lo que provocó la airada reacción por parte de las personas residentes.

Los grupos de la sociedad civil afirman que actualmente hay 10 plantas de oxígeno construidas con la ayuda de donantes en el estado Rakhine. El Departamento de Salud Pública del estado Rakhine dijo que, hasta el lunes, 110 personas habían muerto a causa de la tercera oleada de COVID-19 en el estado, mientras que 2.204 personas se habían contagiado.

Vacunas chinas en la región Wa

Otra zona de Myanmar en la que la gente se está organizando para la prevención del COVID-19 es la región Wa, en el estado Shan, al noreste del país. Información recibida por RFA indica que en este territorio controlado por fuerzas rebeldes a lo largo de la frontera con China, casi todo el mundo ha sido inoculado con vacunas proporcionadas por Beijing.

Nyi Yan, portavoz del Ejército Unido del Estado Wa o UWSA, dijo que el gobierno chino proporcionó asistencia médica a la gente de la región, debido a antiguos lazos entre los Wa y China, así como para prevenir una posible propagación de COVID-19 a través de la frontera.

«Llevamos mucho tiempo trabajando en programas de vacunación en todo el estado Wa», informó.

«Se ha vacunado a casi todo el mundo. Las vacunaciones se han llevado a cabo hasta el nivel de las bases. Se ha hecho mucho. Por lo que sé, las vacunas venían de China».

Oficiales Wa explicaron que la primera dosis de la vacuna se había distribuido en mayo y la inyección de seguimiento en junio. No facilitaron el nombre de la vacuna ni ninguna estadística detallada.

Casi 500.000 personas viven en la región Wa, lo que significa que el gobierno chino habría tenido que proporcionar un millón de vacunas.

Una persona perteneciente a un grupo armado no identificado de las minorías étnicas informó a RFA que el gobierno chino, en los últimos meses y con la ayuda del UWSA, había proporcionado vacunas de fabricación china Sinovac COVID-19 a los grupos étnicos activos a lo largo de la frontera.

Información del servicio de RFA en Myanmar. Traducido por Khin Maung Nyane. Escrito en inglés por Joshua Lipes.

Fuente original en inglés: https://www.rfa.org/english/news/myanmar/flooding-07262021205343.html