Recomiendo:
0

Tras tres años y medio de injusto encierro en el penal de máxima seguridad de “La Palma”, en Almoloya de Juárez, Estado de México

Liberan al estudiante mexicano Alejandro Cerezo, pero sus hermanos continúan injustamente presos

Fuentes: Rebelión

Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo Contreras, son estudiantes universitarios, acusados por el gobierno de Fox de haber hecho estallar tres petardos en sucursales del banco Banamex, en agosto del año 2001. La defensa de los compañeros demostró su inocencia, pero el gobierno decidió mantener presos a los Cerezo por otros delitos, inventados y sostenidos con […]

Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo Contreras, son estudiantes universitarios, acusados por el gobierno de Fox de haber hecho estallar tres petardos en sucursales del banco Banamex, en agosto del año 2001. La defensa de los compañeros demostró su inocencia, pero el gobierno decidió mantener presos a los Cerezo por otros delitos, inventados y sostenidos con pruebas y testigos falsos, como delincuencia organizada y posesión de armas.

El 23 de abril del 2003, la defensa interpuso el último recurso legal en el país para lograr la libertad de estos universitarios: el amparo directo contra la sentencia de 7 años y medio de cárcel que se les impuso. Legalmente los magistrados están obligados a tardar hasta 3 meses en resolver un proceso así, pero en el accidentado y atropellado proceso político (más que jurídico) de los Cerezo, ya habían pasado más de 10 meses y no se tenía respuesta alguna.

En medio de la larga espera porque se dictara una resolución, y aprovechando la coyuntura que se dio al demostrarse que el narco controlaba las cárceles de máxima seguridad en México, la PGR separó a los hermanos Cerezo. Bajo la calumnia de que ellos «organizaban al narcotráfico dentro de Almoloya», Héctor fue llevado a Puente Grande en Jalisco, y Antonio a Matamoros en Tamaulipas, mientras que a Alejandro se le mantuvo en «La Palma», en una situación indignante de aislamiento y tortura sicológica.

Ante la presión social por liberarlos, los tribunales de Fox decidieron liberar sólo a Alejandro Cerezo, y mantener presos a Héctor y Antonio.

Se trata de una vieja táctica del gobierno por hacer una válvula de escape, que libere la presión y le permita mantener a otros presos políticos. De esta forma, con la liberación de Alejandro, el gobierno pretende generar las condiciones para mantener a Héctor y Antonio en la cárcel durante 4 años más, a pesar de que los detuvieron y los juzgaron por el mismo delito y sobre los mismos hechos. El que sólo liberen a Alejandro y mantengan en la cárcel a sus hermanos demuestra que nunca se trató de un problema legal (como han repetido mil veces los funcionarios foxistas, encabezados por Creel y su ya aburrida cantaleta sobre el «Estado de Derecho»), sino de una decisión política de ejercer represión sobre los estudia! ntes universitarios, que no son culpables más que de devolverle al pueblo de México lo que éste les ha dado, a través de la educación. Queda claro que el gobierno es capaz de torcer y retorcer la ley cada vez que le venga en gana, para moldearla a su intereses, y que los tribunales se dedican fundamentalmente a repartir y administrar la injusticia.

Así lo hicieron, por ejemplo, cuando el gobierno de Zedillo ordenó en febrero del 2000 la entrada de la PFP a la UNAM y el encarcelamiento del CGH. Durante los 4 meses en que mantuvieron presos políticos universitarios, los juzgados dejaban salir a cuenta gotas a sus rehenes, haciendo caso omiso de cualquier argumento jurídico, liberando presión social poco a poco, para mantener en la cárcel el mayor tiempo posible a los estudiantes rebeldes.

Sin embargo, debemos entender que la liberación de Alejandro Cerezo es una victoria del movimiento popular, y más aun, una victoria del pueblo de México que lucha por una sociedad mejor. Pero sin duda es una victoria parcial, porque la lucha debe continuar hasta ver libres a Héctor y Antonio Cerezo Contreras, al señor Pablo Alvarado, a los presos zapatistas y a todos los presos políticos del país, que aun en estos días de «democracia» contamos por cientos.

El Estado aplicó tortura sicológica contra Alejandro hasta el último momento. A pesar de que el magistrado ordenó su «inmediata liberación» desde el 28 de febrero a las 6 de la tarde, Alejandro no pudo salir sino más de 24 horas después, porque, según las autoridades del penal, «necesitaban una orden por escrito que no había llegado». Mentiras.

Tres años y medio después de su injusta detención, el estudiante de la Facultad de Economía de la UNAM y de Sociología en al UAM Xochimilco sale libre. Con la miopía que adquirió por los estragos de la reclusión, con problemas en la columna vertebral por hacer ejercicio en el duro concreto del penal, con dolor en su muñeca derecha por la mala atención y negligencia médica en «La Palma», pero con el mismo espíritu digno, de luchar por los que menos tienen.

Este ex preso político del gobierno foxista ahora tiene mucho que decirnos, mucho que contarle a los mexicanos y a la humanidad toda, y seguramente será para convencernos de que tenemos que luchar todos juntos para que nunca el gobierno, prepotente y autoritario, cometa esta injusticia contra nadie más.

El pasado miércoles 2 de marzo Alejandro pisó Ciudad Universitaria por primera vez en más de tres años y medio. Estudiantes, amigos y compañeros de Alejandro, y decenas de representantes de los medios de comunicación, lo esperaban para una conferencia de prensa. Un día después, el 3 de marzo, cientos de estudiantes, profesores y trabajadores de la Facultad de Economía y de todas las escuelas de la UNAM llenaron el auditorio Ho Chi Minh para darle la bienvenida a su compañero, en un emotivo acto de recibimiento. En estos dos eventos, el universitario dio su testimonio:

«…Almoloya es un penal organizado para destruirte, para hacerte sentir que no eres dueño de ti mismo, sino que eres propiedad de ellos, del gobierno, y que pueden hacer contigo lo que quieren», «con su método de ‘incentivos’, intentan obligarte a hacer y pensar en lo que ellos te ordenan». «Quieren que estés todo el día enajenándote, viendo Big Brother en la televisión encerrado en tu celda… aunque ya en los últimos días que nos quitaron todo, las revistas, periódicos, plumas, papel, radio, televisión, etc.; ahí más bien querían llegar y encontrarte ahorcado, hubo muchos intentos de suicidio en esos días».

«El gobierno me liberó gracias a la movilización de todos ustedes, pero quiere mantener a mis hermanos más tiempo en la cárcel… ahora que estoy libre la mejor forma de celebrar será luchar por la liberación de mis hermanos Héctor y Antonio, la del señor Pablo Alvarado, y la de todos los presos políticos del país». «Muchas gracias a todos los que vinieron, actos como este me fortalecen».

Entre los asistentes, varios estudiantes y maestros expresaron su admiración por la tenacidad y entereza del estudiante, que a pesar de los 3 años y medio de encierro, transmite su humildad, su vitalidad y sobre todo sus ganas por luchar, no sólo por sus hermanos, sino por un México y un mundo mejor para todos.