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Los besos obesos

Fuentes: Gara

De batalla. Al demonio se le ocurre. Una jornada de lucha en el día de los enamorados, una huelga por San Valentín. La izquierda abertzale convocó este jueves un paro general «contra el estado de excepción» y «la represión judicial, política y policial». Casualidades de la mala vida. ¿O no? «Amor y dolor, que no […]

De batalla. Al demonio se le ocurre. Una jornada de lucha en el día de los enamorados, una huelga por San Valentín. La izquierda abertzale convocó este jueves un paro general «contra el estado de excepción» y «la represión judicial, política y policial». Casualidades de la mala vida. ¿O no? «Amor y dolor, que no sólo riman, sino que se hermanan y juntos marchan», sostiene desde Chiapas el Sub. Marcos. «Amar es combatir», proclama otro mexicano, Octavio Paz. «Si dos se besan, el mundo cambia».

De cine. Andan estos días en boca de todos. Fascinan. Seducen. Asustan. Emma Suárez y Victoria Abril, lengua con lengua, juntas por primera vez en la gran pantalla. Scarlett Johanson y Penélope Cruz, «en una escena muy erótica», liadas en la nueva cinta de Woody Allen. Besos valientes. Entre iguales. De mujer a mujer. Entre igualas. Besos a pedir de boca. Los que más llenan.

De gloria. Galáctico. Mágico. David Beckham, el astro inglés del balompié, acudió esta semana en Washington a una fiesta de los premios Grammy. En un momento del sarao, una admiradora se acercó al futbolista y éste le obsequió con un beso en la mejilla. En ese instante, las rodillas de la joven comenzaron a temblar y cayó desmayada. Un prodigio. Desplomada, desfallecida, por un beso sin sentido.

De fuego. Saludables. Recomendables. Los besos «estimulan la parte del cerebro que libera endorfinas en el torrente sanguíneo provocando una sensación de bienestar». Cuanto más «excitantes» y «apasionados» sean nuestros besos, «más adrenalina es liberada a la sangre». Los besos ardientes aumentan el ritmo cardíaco, la tensión arterial y el nivel de glucosa. No hay mejor antídoto contra el desánimo y la depresión. Apasionarse y comerse a besos.

De caracol. Húmedos. Largos. Pausados. Lo dijo Ramón Gómez de la Serna, «como con los sellos de correo sucede con los besos, que hay los que pegan y los que no pegan». Si quieres conservar tus amores, que duren y duren, dales besos lentos, eternos. Tómate su tiempo. Y disfruta. Besos obesos.