La solidaridad internacional es una de las grandes aspiraciones del movimiento obrero. Sin embargo, su presencia en las grandes protestas contra las instituciones financieras mundiales o contra la guerra de Iraq no ha ido paralela al auge de otros movimientos como el campesino. Mientras, en luchas concretas contra la precariedad o las deslocalizaciones, los sindicatos […]
La solidaridad internacional es una de las grandes aspiraciones del movimiento obrero. Sin embargo, su presencia en las grandes protestas contra las instituciones financieras mundiales o contra la guerra de Iraq no ha ido paralela al auge de otros movimientos como el campesino. Mientras, en luchas concretas contra la precariedad o las deslocalizaciones, los sindicatos cuentan con menos margen de maniobra que las multinacionales. La recién creada Confederación de Sindicatos Internacional pretende hacer frente a estas limitaciones entre acusaciones de corporativismo y centralismo burocrático.
La dirección de Volkswagen ha confirmado a representantes sindicales de las diferentes empresas y marcas del grupo que la producción del modelo Golf será trasladada de Bruselas a Alemania. Si bien según fuentes de CC OO la compañía no presentó un plan definido en la reunión mantenida entre el 15 y el 17 de noviembre, los 5.400 empleados de la planta de Forest (Bruselas, Bélgica) convocaron al mismo tiempo una semana seguida de huelgas ante lo que ya se daba por hecho: el Golf se iba para Alemania, y con él 4.000 empleos de la planta belga.
Apenas un mes antes IG Metall, el gigante sindical alemán, había acordado con Volkswagen un aumento de la jornada laboral sin subida de sueldo. A cambio, la multinacional germana se comprometía a no incluir a las plantas alemanas en las reducciones de empleo anunciadas en febrero. Los 20.000 despidos previstos por Volkswagen en el plan de salvamiento no afectarán al país que vio nacer al ‘coche del pueblo’. Al menos en teoría.
El ‘volkswagen’, en casa
La firma, percibida como una traición por la plantilla belga de Volkswagen, deja sin aliento la estrategia de lucha global contra los despidos propuesta en mayo por la brasileña Central Única de los Trabajadores (CUT). Entonces, IG Metall acordó junto con otras centrales del comité internacional reunidas en México plantear una estrategia común ante la amenaza de despidos.
La propuesta incluía una movilización mundial unitaria contra los planes de Volkswagen (ver DIAGONAL 33, Sindicatos de VW plantean una lucha global contra los despidos). Tanto IG Metall, como CUT, CC OO, UGT y el resto de centrales presentes en la reunión de Puebla (México) son sindicatos adheridos a la Confederación Sindical Internacional (CSI) fundada en noviembre tras la fusión de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres y la Confederación Mundial del Trabajo. Los objetivos de la nueva confederación son defender un «nuevo modelo de globalización» acorde con la defensa de los derechos humanos y laborales, motivo por el que fue presentada como la internacional obrera del siglo XXI.
Fuentes de CC OO han informado a DIAGONAL de que, de momento, el conflicto de Volkswagen no ha sido tratado en la recién nacida confederación. Pero los contactos entre IG Metall y Volkswagen (VW) para hablar del impacto de los despidos sí se han discutido en la Confederación Europea de Sindicatos, integrante de la CSI. Asimismo, representantes de las federaciones metalúrgicas de CC OO, UGT y ELA se han reunido con los dirigentes de la IG Metall para discutir el impacto europeo del aumento de jornada en Alemania. Estos encuentros no se han concretado en estrategias o medidas de presión comunes.
Si Alemania estornuda…
El pacto alcanzado por la IG Metall no llegó sin lucha. Las convocatorias de huelga se han trasladado al resto de la industria de automoción, afectada por las mismas presiones patronales para aumentar la jornada laboral sin aumentar los salarios. Pese al alcance de las protestas, la jornada ha aumentado de 28,5 horas semanales a 33, y los sueldos se quedan donde están. De fondo, se puede adivinar un repliegue centroeuropeo impulsado por la nueva dirección de la multinacional.
La sección sindical de CGT en Seat teme que Skoda, la marca checa absorbida por VW, gane cuota de producción con respecto a la antigua marca española. De nuevo, las aspiraciones de internacionalismo quedan relegadas. La competencia se produciría aquí entre dos marcas de una misma gama y pertenecientes a un mismo grupo empresarial. De momento, VW prevé que los 100.000 utilitarios de gama media que espera introducir en China en las vísperas de los Juegos Olímpicos sean de marca Skoda y no de marca Seat. En la lucha global, VW está llegando más lejos, más alto y más fuerte.
Incertidumbre en Pamplona
La planta de VW en Landaben (Pamplona) sólo fabrica el modelo Polo. No tendría que verse afectada, en principio, por el traslado del modelo Golf a Alemania. «Pero todo lo que pasa en las plantas de Alemania repercute en el resto de la empresa», señala Patxi Sanz, delegado de CGT en la fábrica. Y tras más de un año de conflicto con la amenaza de trasladar la producción del Polo a Bruselas, la posibilidad de que la dirección esté pensando en compensar de algún modo a la planta belga produce inquietud.