Autor de varios libros sobre política internacional, el último de ellos, Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos, Akal, 2016, iba por su tercera edición en diciembre 2017. Augusto Zamora es profesor de Relaciones Internacionales, periodista y ex diplomático. En la actualidad está dedicado a la investigación. *** Nos habíamos quedado en este punto. […]
Autor de varios libros sobre política internacional, el último de ellos, Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos, Akal, 2016, iba por su tercera edición en diciembre 2017. Augusto Zamora es profesor de Relaciones Internacionales, periodista y ex diplomático. En la actualidad está dedicado a la investigación.
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Nos habíamos quedado en este punto. Si afirmara que detrás de Trump está, sobre todo, la industria militar estadounidense que gobierna casi directamente a través de él, ¿estaría diciendo una tontería? ¿Sería absurda o alarmista mi afirmación? ¿Un nuevo presidente de EEUU podría orientar la situación hacia otras coordenadas?
Bajémosle el nivel al peso del complejo militar-industrial. Alcanzó su gloria con la Guerra Fría, pero hoy el mundo es mucho más complejo, la economía de EEUU más reducida y su déficit presupuestario crece cada año exponencialmente. Trump es una figura atípica y sus políticas externas más bien están contribuyendo a debilitar la posición de EEUU en el mundo. El 58% del total de armas que se vendieron en el mundo en 2017 eran de fabricación estadounidense, pero sus compradores fueron casi los mismos: las petromonarquías árabes, Japón, Corea del Sur, países de la OTAN… Ahora se trata más de calidad que de cantidad. Hay que modernizar los conceptos.
De acuerdo, de acuerdo.
El complejo militar-industrial, como el mismo EEUU, ya no es lo que era. Por demás, los fracasos de la OTAN en Afganistán o Iraq y el de Arabia Saudita en Yemen hacen ver que las guerras no las gana la mera acumulación de armamentos y sistemas sofisticados. Rusia, empleando medios limitados, en dos años puso fin a la guerra civil en Siria, salvó al régimen de Damasco, destruyo al Estado Islámico y tiene negociando la paz a rebeldes y gobierno. Supongo que la OTAN habrá tomado nota de la impresionante efectividad de las fuerzas armadas rusas, frente al estrepitoso fracaso de su fanfarria militar.
Habla usted de la venidera y definitiva Batalla del Pacífico, que no se parecerá en nada, afirma, a la del siglo XX. ¿Por qué? ¿A qué se perecerá entonces esa posible batalla?
He señalado que la Batalla del Pacífico en la II Guerra Mundial era una batalla en extremo desigual, que Japón jamás, jamás habría podido ganar. Sus tropas combatían esparcidas en un demencial frente de 8.000 kilómetros, que iba desde Australia a Corea. Aunque el cine de Hollywood lo haya omitido adrede, para magnificar hasta el delirio el esfuerzo bélico de EEUU, contra Japón combatían australianos, neozelandeses, filipinos, birmanos, vietnamitas, chinos y coreanos, además de estadounidenses. Japón tuvo que dedicar la mitad de sus recursos a la guerra en China. Como afirmó el historiador Nial Bergson, China absorbió el 52% del personal militar japonés por 33% la batalla del Pacífico. Una nueva batalla por el Pacífico invertiría totalmente los términos. La suma de China y Rusia, más sus aliados, deja a EEUU en el papel de Japón. En la II Guerra Mundial EEUU contó con el apoyo de casi toda Asia. Ahora sólo podría contar con Japón y Corea del Sur y puede que, llegada la hora de los hornos, ni con ellos. En una perspectiva a diez o quince años, el poder de EEUU se diluirá como el azúcar en agua. El programa de un Ataque Global Rápido podría responder a análisis militares en los que los militares estadounidenses hayan llegado a la conclusión de que no tienen ninguna opción creíble de victoria en una guerra convencional contra una alianza euroasiática. Espero que lleguen también a la conclusión de que sus planes de Sauron tampoco tienen viabilidad ninguna.
Esperemos que así sea. ¿África no cuenta, no existe en términos geopolíticos? ¿Sólo por sus metales raros y por sus yacimientos de uranio tal vez?
Ni África ni Latinoamérica tienen valor geoestratégico. Latinoamérica por su condición de continente-isla, separado del mundo por dos océanos. África por una razón similar. Es un continente excéntrico, fuera del centro, lastrado, además, por una profunda pobreza. Sólo cuentan como abastecedores de materias primas y poco más.
¿Y el Próximo Oriente? ¿No cuenta tanto al ser casi independiente EEUU en términos energéticos por el cracking?
En términos objetivos, Oriente Medio y Próximo importan porque son la reserva energética de Europa, sobre todo la occidental. En caso de conflicto global, el flujo de petróleo y gas de esa zona dejaría de fluir hacia Europa. Creo que la destrucción de puertos y pozos seria uno de los primeros objetivos militares, para dejar seca a Europa. El control de la energía es el control del poder. Cerrado el grifo ruso y destruido el de Oriente, Europa quedaría en la situación de Alemania en la Primera Guerra Mundial: con los países más o menos intactos (excepción hecha, posiblemente, de Alemania, Polonia, Francia y Gran Bretaña), pero sin gota de combustible para mover nada. Alemania, en esa guerra, fue derrotada económicamente, no lo fue en términos militares.
En su opinión, ¿América latina seguirá siendo el patio trasero de Estados Unidos?
No, ese es otro concepto superado por la realidad. EEUU sabe que los tiempos son otros y que la época de las intervenciones militares, dictaduras bananeras y gobiernos fascistas pertenece al pasado. La irrupción de China ha cambiado muchas cosas. Es el primer o segundo socio comercial de Brasil, Argentina y Chile. Su interés en Panamá es evidente, como lo ha sido su apoyo y el ruso a Venezuela. Hasta México está descubriendo China con el problema abierto por Trump con la revisión del TLCAN y su obsesión con un muro.
¿Sigue siendo válido aquel aforismo -renovado- de Rosa Luxemburg: o superación del capitalismo o barbarie de dimensiones apocalípticas?
El capitalismo será superado. De hecho, el modelo económico chino, de libre empresa, pero bajo el férreo control del Partido Comunista, se ha revelado más efectivo y dinámico que el modelo neoliberal europeo. Vietnam lo ha seguido y su éxito es más que evidente. Rusia ha puesto en práctica un modelo de fuerte intervencionismo estatal que está dando unos resultados más que notables. Quienes se están quedando descolgados del futuro son los europeos, donde van como los cangrejos, hacia atrás. China ha sacado de la pobreza a 700 millones de habitantes y Europa ha hundido en la exclusión social a un tercio de su población, con niveles crecientes y obscenos de desigualdad.
La comparación es más que pertinente. ¿Cómo se puede ser antimilitarista en el mundo de hoy? ¿No tiene ningún sentido real, práctico? ¿Dónde están los pueblos, los ciudadanos, las clases desfavorecidas en el este enfrentamiento entre titanes?
Hay que ser antimilitarista y en Europa anti-atlantista. Los europeos deberán decidir en un momento dado entre el yugo de la OTAN o su supervivencia. Esa debería ser una de las principales banderas de lucha de la izquierda, de las fuerzas progresistas y de la gente con un poco de sentido común. A Europa, a la Unión Europea, le interesa muchísimo más, en todos los sentidos, establecer marcos de cooperación y entendimiento con Rusia y China, que no seguir como borregos las políticas que dicta EEUU. Deberían recitar todos los días, como catecismo, una frase del presidente Ronald Reagan, de que «EEUU no está en el mundo para defender los intereses de otros, sino para defender los intereses de EEUU». Hace falta gente que defienda de verdad los intereses reales de los pueblos europeos, la paz el primero de ellos.
Permítame hacerle unas preguntas complementarias. Fechadas estas últimas: mediados de mayo de 2018,
De acuerdo.
Nota edición. Para la primera parte de esta entrevista: Entrevista a Augusto Zamora sobre la situación política internacional (I). «EEUU está inundando Alemania y Europa del Este de armamentos y bases militares y nadie dice nada, como si sus soldados fueran a hacer turismo». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241722
Fuente: Papeles relaciones ecosociales y del cambio global, primavera de 2018.
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