Como respuesta a la crisis económica global, la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) planteó su inconformidad con el orden financiero internacional y acordó construir de manera progresiva su propia arquitectura regional que estudiará la implantación en esa zona del planeta de una moneda única. Tras dos días de discusiones, en la […]
Como respuesta a la crisis económica global, la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) planteó su inconformidad con el orden financiero internacional y acordó construir de manera progresiva su propia arquitectura regional que estudiará la implantación en esa zona del planeta de una moneda única.
Tras dos días de discusiones, en la Declaración de Salvador de Bahía prosperó con matices la propuesta presentada por el bloque de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (Alba), que encabezó Venezuela y que pugnó por la creación de una moneda única que desde ahora bautizó como sucre.
Al final de este encuentro inédito, que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, definió como un símbolo del fin de los «gobiernos títeres» en la zona, la treintena de gobernantes participantes también señaló a los países desarrollados como causantes de la crisis económica internacional y exigió que éstos asuman los costos de su solución.
Todos los jefes de Estado y de gobierno de la región, con excepción del colombiano Alvaro Uribe y el salvadoreño Elías Antonio Saca -ambos ausentes- demandaron la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que garantice su democratización y transparencia.
Prometieron que tendrán una posición común ante la crisis financiera y participarán activamente en la conferencia de alto nivel sobre el tema, que tendrá lugar en el contexto de la Asamblea General de Naciones Unidas, que se realizará en el primer semestre de 2009 y en la que ya participará el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Pero fueron más allá, y encomendaron a sus ministros de Finanzas la elaboración de una estrategia conjunta con miras a la construcción progresiva de una arquitectura financiera regional donde se evalúen las experiencias en materia de una moneda común y del establecimiento de mecanismos regionales para la estabilización de pagos.
Además, los titulares de Hacienda de los países participantes en la cumbre tendrán la tarea de evaluar mecanismos para la integración de mercados financieros en el ámbito regional, fortalecer y crear fondos financieros para proyectos de desarrollo y promover la cooperación entre los bancos nacionales y regionales.
De la iniciativa promovida por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, para sustituir los acuerdos de Breton Woods, lo que no se incluyó fue la conformación de una reserva financiera regional con 5 mil millones de dólares, equivalente al uno por ciento de las reservas de la región.
Sin embargo, Chávez, junto con los presidentes Rafael Correa y Evo Morales, lograron que en la declaración final de la reunión quedara el tema de la moneda única, punto que levantó ámpula desde la pasada Cumbre Iberoamericana celebrada en El Salvador.
El presidente de Bolivia introdujo el tema en la agenda de la reunión al proponer una moneda única, que se llamaría pacha (tierra), aunque el mandatario venezolano después la bautizó como sucre, que coincide con el nombre del mariscal Antonio José de Sucre, y que también podría significar Sistema Único de Compensación Regional.
En su intervención, el presidente venezolano también buscó despejar cualquier duda respecto de un supuesto enfrentamiento con el gobernante de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, por el liderazgo en América Latina.
«Me preguntan que si Chávez y Lula están celoso, no. Yo les digo que sigan perdiendo su tiempo», afirmó, y propuso que la cumbre, convocada por el brasileño, se realice cada año.
El mandatario venezolano puso el toque divertido al debate, cuando primero intercambió sonrisas con el presidente de México, Felipe Calderón, y poco después le recordó que «Pancho Villa fue el único que se animó a invadir Estados Unidos».
De nuevo hizo reír a sus colegas cuando comentó que en algún momento le preguntó al presidente de Cuba, Raúl Castro, cómo le hacen él y su hermano Fidel para llevar buena relación con los obispos católicos en La Habana, ya que él no ha podido.
«Yo te vi en una misa rezando», le dijo a su amigo cubano, que hizo una réplica. Luego corrigió: » No, prendiste una veladora, pero fue una misa de dos horas, ni en el Vaticano».