El III Foro Social Américas, que hoy concluye en Ciudad de Guatemala, ha dejado en evidencia la pujanza de los movimientos sociales en el continente, ayudados en gran medida por la llegada al poder de gobiernos progresistas en algunos países. Los asistentes al Foro abogaron por una unión política del continente construida desde los pueblos, […]
El III Foro Social Américas, que hoy concluye en Ciudad de Guatemala, ha dejado en evidencia la pujanza de los movimientos sociales en el continente, ayudados en gran medida por la llegada al poder de gobiernos progresistas en algunos países. Los asistentes al Foro abogaron por una unión política del continente construida desde los pueblos, no sólo desde los estados. «Nuestro norte tiene que ser el sur», destacan.
América Latina «vive un momento excepcional». La elección de presidentes progresistas en varios gobiernos, los proyectos de unidad política de América Latina, así como la capacidad de los movimientos sociales de «formular propuestas que inciden en las políticas públicas y económicas» del continente, presentan un «nuevo escenario político» y «un contexto favorable a cambios jamás conocidos en la corta historia de las democracias en la región».
Esta es la lectura optimista que realizan conocidas personalidades de la sociedad civil en el debate «Escenarios Políticos en América Latina» organizada en el marco de la tercera edición del Foro Social Américas de Ciudad de Guatemala por la prestigiosa Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Destacan que la elección de estos presidentes «no es una expresión generada por los estados sino un logro de los movimientos populares» aunque tampoco olvidan que existen «democracias contrainsurgentes» en Honduras, Guatemala y El Salvador, que dudan «estén preparadas para cambios de esas características en sus propios países».
Silvio Caccia Bava, sociólogo y director de «Le Monde Diplomatique» en Brasil, constata que pese a estos avances, este continente «sigue teniendo los mismos problemas y es el mas desigual del planeta».
Recuerda que si en el año 1980 existían un 40% de pobres en el 2006 existían 38,5% y constata que el «impacto neoliberal sería aún mayor si en algunos países no existiesen las remesas de los inmigrantes, que siguen siendo la principal fuente de ingresos».
Este sociólogo entiende que «los procesos de transición abiertos tras las dictaduras o los acuerdos de paz han desgastado la democracia al tratarse de un proceso desde arriba» y aboga por «una refundición democrática» dado que «las instituciones actuales no sirven».
En lo que coinciden todos es en la necesidad de encarar el futuro desde una unión política de todos los países de América Latina, «pero una integración desde los pueblos y no sólo de los estados». «No hay posibilidad nacional de construir alternativas al desarrollo, las soluciones tienen que ser a escala regional», constatan.
Por su parte Graciela Rodríguez, presidenta de la Alianza Social Continental, recuerda la influencia que en el contexto actual tuvo en su día la lucha contra el ALCA, proyecto que lograron paralizar «aunque no esté completamente olvidado en los planes de EEUU».
Aquellas luchas «consiguieron cuajar en las sociedades e hicieron avanzar la idea de la pluralidad y la diversidad del continente que en los últimos años han dado visibilidad y renovado otras luchas, como la de los pueblos indígenas, que ahora son cruciales» afirma esta socióloga.
Si bien todos miran de reojo a lo que ocurrirá en la próximas elecciones presidenciales de EEUU, Rodríguez destaca en la agenda próxima la reunión de presidentes de América Latina convocada por Brasil para diciembre próximo, previa a la Cumbre de las Américas lanzada por EEUU para abril del próximo año.
«Si una cumbre similar acabó en su día con el ALCA, la de ahora debe ser el momento clave para disputar con los gobiernos la agenda alternativa de integración desde los pueblos», afirma la conocida feminista.
Las contradicciones de Brasil
Los diferentes ponentes coinciden en que «el simple hecho de haber salido de las dictaduras es una conquista», como lo es también «la institucionalización democrática con sus limitaciones».
No ocultan las contradicciones que provoca el que un gobierno como Brasil «exporte el 80% en recursos naturales o la posición de Lula en el tema de los agroalimentos con las contradicciones que ello genera».
Edelberto Torres-Rivas recuerda que en muchos países «la democracia no fue el fruto de una lucha social por ella, no fue una victoria popular», aunque destaca que hoy en día el «40% de la población no han vivido en dictaduras».
El III Foro Social Américas concluye hoy, en una fecha, el 12 de octubre, que no ha sido escogida al azar. Realizarán una gran marcha que durante cuatro horas recorrerá el centro de Ciudad de Guatemala con el lema «Marcha de la resistencia indígena, campesina, sindical, negra, feminista y popular».
La fecha del 12 de octubre, día en el que comenzó la colonización de América Latina por parte de los españoles, sigue marcando el imaginario de los ciudadanos de este continente y, de manera especial, el de los pueblos indígenas, que tanto han sufrido las consecuencias de aquel «descubrimiento».
Desde el pasado martes, miles de personas venidas de todo el continente han participado en las más de 350 conferencias organizadas sin ningún apoyo institucional del Gobierno guatemalteco.
Si algo ha probado este tercer foro es que los movimientos sociales en América Latina están muy vivos, que se sientes más fuertes desde la elección de presidentes progresistas y que están convencidos de que se les escucha cuanto dicen. En resumen, que las sociedad civil tiene incidencia en las políticas gubernamentales.