Tecpán, Guatemala, capital del reino Kekchikel, ubicada a 87 kilómetros hacia el occidente de la ciudad capital, será la sede de la III Cumbre de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas. Este es el escenario del gran IXIMCHE’, la ciudad que fue quemada por los invasores españoles al mando de Pedro de Alvarado, cuando no fue […]
Tecpán, Guatemala, capital del reino Kekchikel, ubicada a 87 kilómetros hacia el occidente de la ciudad capital, será la sede de la III Cumbre de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas. Este es el escenario del gran IXIMCHE’, la ciudad que fue quemada por los invasores españoles al mando de Pedro de Alvarado, cuando no fue saciada su petición de la tributación del oro que reclamó a los indígenas. A pesar de la brutalidad de la represión de aquel entonces, el saqueo de sus tierras y la represión de los años 80, los pueblos Maya, Xinca y Garífunas, hoy articulados en la Convergencia Maya Waq’ib Kiej, y otras expresiones organizativas regionales, recibirán con los brazos abiertos a las delegadas y delgados de los pueblos y nacionalidades indígenas del Continente, para compartir su historia y sus experiencias de resistencia y lucha.
La historia de la lucha y resistencia de los pueblos indígenas, iniciada desde el mismo momento de la invasión a nuestro territorio hace más de quinientos años, sigue siendo un problema no resuelto en la actualidad en la mayoría de los Estados de Abya Yala.
Las organizaciones de los pueblos indígenas de América se han reunido en el Comité Continental para la organización de la III Cumbre, un espacio para abordar los problemas estructurales provocados por el colonialismo, los gobiernos represores, la implementación de los tratados de libre comercio y la globalización de las economías en los últimos tiempos, cuestiones que afectan de manera directa y drástica la vida, costumbres, culturas y entornos de personas, comunidades y pueblos.
Resistencias al modelo.
El Continente ha sido escenario de grandes luchas de oposición a la globalización, al Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) y a los tratados de libre comercio, siendo los pueblos y nacionalidades indígenas los más afectados por esta política. El ALCA, proyecto de Estados Unidos, no es otra cosa que la expansión territorial de este país, para el saqueo de nuestros recursos naturales, la biodiversidad y las riquezas culturales que las transnacionales patentan. Sólo con unidad, lucha y resistencia de los pueblos se han derrotado y detenido proyectos como el ALCA y los de la Organización Mundial del Comercio que quieren tratar a la agricultura y la alimentación como cualquier mercancía.
Se vislumbra, con las luchas cotidianas de los pueblos, que «Otra América Es Posible», tomando como ejemplo los pasos que están dando los países andinos. Las políticas territoriales indígenas de estos países exhiben los mismos lineamientos generales que han sido ratificados en el Convenio 169 de la OIT, asumidos en sus respectivas Constituciones y ampliados en desiguales normativas nacionales en materias forestales, ambientales y de biodiversidad. Aunque en los países hay distintas figuras jurídicas para las políticas territoriales, todos reconocen que el acceso y posesión del territorio por parte de los pueblos indígenas es un derecho fundamental, mientras que su protección es responsabilidad prioritaria del Estado que debe asegurar su perpetuidad; además, comparten una definición jurídica de «territorio como la diversidad de usos que tradicionalmente le han dado las comunidades y Pueblos Indígenas según sus patrones culturales». Sin embargo, estos avances no significan el pleno respeto a los derechos sobre los territorios, a los recursos y a la biodiversidad existente en ellos.
En la mayoría de los países, los pueblos indígenas, hoy en día, sufren persecuciones, amenazas y muertes. Hermanos y hermanas Mapuches de Chile son perseguidos por la justicia occidental, muchos son encarcelados y otros han sufrido arrestos domiciliarios. En Colombia, líderes y comunidades son secuestrados, desaparecidos y asesinados por la política contrainsurgente del gobierno, o mueren entre las balas cruzadas del narcotráfico, paramilitares, militares y la insurgencia. En Guatemala, comunidades Mayas son desalojadas constantemente por los antimotines, para entregar las tierras a los terratenientes, supuestos dueños, cuando éstas son tierras comunales y nacionales.
El modelo de desarrollo en el Continente va en contra de la lógica de los pueblos y nacionalidades indígenas. Mientras para nosotros la naturaleza en su conjunto es parte de la vida, se convive con ella y se le respeta, los Estados imponen modelos de saqueo y de sobreexplotación para la acumulación del capital. Los Estados nacionales no tienen una visión de futuro, están concesionando los recursos naturales sin control a las transnacionales, a espaldas y contra la voluntad de los pueblos. Esto, desde luego, ha llevado a grandes confrontaciones porque están en juego la vida y el futuro, no sólo de las personas sino de la naturaleza y el planeta.
La recuperación de la dignidad de los pueblos y el no sometimiento a los dictados de los consorcios financieros internacionales, sólo es producto de las luchas y resistencias de los pueblos indígenas. Esto implica un trabajo de incidencia, de organización, de formación e información amplia para el pueblo, para que éste pueda tener una participación activa y conciente como principio fundamental de los cambios estructurales; así, los pueblos indígenas, en un mediano y largo plazo, tendrán el poder y un reconocimiento pleno.
El debate en la Cumbre.
La Cumbre, indiscutiblemente, contribuirá al reconocimiento y al ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas de Abya Yala, colocará en las diferentes mesas y debates internacionales temas propios de los pueblos y nacionalidades indígenas, y hará que se visibilicen las demandas de los diferentes pueblos y sus organizaciones, contribuyendo a la refundación de los Estados, a nivel nacional y continental. Es urgente que estos pueblos y nacionalidades tengan un poder real, para detener su exterminio, ya sea por las políticas de asimilación, el abandono y el desconocimiento, o por las políticas de despojos y desalojos paulatinos pero irreversibles.
Los ejes temáticos son reveladores así como la dimensión de los problemas y preocupaciones de los pueblos y nacionalidades indígenas del continente, pero también lo son las propuestas y alternativas en construcción, porque fueron construidas en una serie de reuniones y encuentros de destacadas liderezas y líderes.
Este debate ofrece sostenibilidad porque constituye la agenda de los pueblos y nacionalidades indígenas del continente y sus organizaciones. Es una autoconvocatoria, por lo tanto, no hay fuerzas que la manipulen o utilicen para sus intereses. Es un aporte importantísimo a los debates que el movimiento social viene desarrollando a lo largo de la última década, al calor de los foros sociales mundiales, continentales, regionales y nacionales. Además, vendrá a fortalecer los debates sectoriales y temáticos.
Ejes temáticos:
- Tierra y Territorio.
- Recursos naturales.
- Autonomía y Libre eterminación.
- Diversidad, plurinacionalidad y desarrollo integral.
- Conocimiento y Propiedad intelectual.
- Organismos bilaterales y multilaterales (OEA, Naciones Unidas, OMC).
- Identidad y Cosmovisión.
- Estrategias de alianzas.
- Organización y participación política de las mujeres.
- Democracia, Estado-nación y gobiernos indígenas.
- El impacto de la globalización neoliberal y la militarización en nuestros territorios.
- Subtema: Criminalización de las luchas de los pueblos indígenas.
- Comunicación y pueblos indígenas.
- Niñez y Juventud.
- Sistema Jurídico Indígena y acceso a la justicia.
- Globalización y alternativas económicas de los pueblos.
Una Cumbre de esa magnitud y en el momento histórico en el cual se la realiza, no tendría mayores alcances si no se plantean acciones y compromisos de líderes y liderezas, de organizaciones, pueblos y nacionalidades. Tendrá que cambiar el panorama y la correlación de fuerzas.
El lema central de la Cumbre, «De la resistencia hacia el poder para los Pueblos Indígenas», reta a la «democracia» occidental. Los y las excluidas del poder,»los y las vencidas», hoy se plantean saltar al poder. Sin duda esto no cabe en los moldes de gobierno de los «conquistadores» y «colonialistas». La CIA, durante el gobierno de Jorge W. Bush, señaló que el peligro en América Latina ya no son las guerrillas izquierdistas, sino son los indígenas. El imperio neoliberal llamará terroristas a la lucha y resistencia de los pueblos y nacionalidades indígenas en adelante, para justificar sus acciones represivas, porque los subversivos se quedaron en la historia.
Los pueblos y nacionalidades indígenas no han sido conquistados, tampoco han sido vencidos, sólo quieren vivir dignamente, convivir con todos y todas, que se les respete como seres humanos y que se respete todo su entorno. Hay que escuchar sus mensajes y su voz que sale del alma de los cerros y montañas.