«Me inquieta mucho ese eco que obtienen [en el FSM] muchas ONG del Norte que, de hecho, no son más que antenas repetidoras del pensamiento dominante». Samir Amin es, de alguna forma, el eslabón perdido entre el actual movimiento altermundialista y los movimientos de liberación de los años cincuenta. A sus 78 años, este egipcio […]
«Me inquieta mucho ese eco que obtienen [en el FSM] muchas ONG del Norte que, de hecho, no son más que antenas repetidoras del pensamiento dominante».
Samir Amin es, de alguna forma, el eslabón perdido entre el actual movimiento altermundialista y los movimientos de liberación de los años cincuenta. A sus 78 años, este egipcio ha estado en ambos, como teórico y construyendo soluciones. El economista e historiador destaca como el teórico que más radicalmente ha analizado las formas euro-norteamericanas de dominación. Hoy, el director del Foro del Tercer Mundo de Dakar y uno de los coordinadores del Foro Mundial de las Alternativas, mira hacia el Foro Social Mundial celebrado en Belém con una crítica constructiva: Hay que repolitizar el foro y «construir la convergencia en la diversidad». Si no, advierte, estos foros corren el riesgo de convertirse en «antena repetidora del discurso dominante».
Usted sostiene que los foros sociales corren riesgos, digamos, de corte narcisista…
Como yo deseo que esta oleada de liberación sea un éxito, sea real, que no se quede en pura retórica, tenemos que ser muy severos con nosotros mismos. No basta con clamar que el liberalismo es una absurdidad socialmente, ecológicamente y políticamente desastrosa. No basta con denunciar. No basta con llevar adelante batallas defensivas. Los frentes de la globalización capitalista son numerosos. Hay que librar batalla ofensivamente, cosa que exige una perspectiva. Esa perspectiva no puede ser la unificación de movimientos, pero sí que debe ser la convergencia.
¿Hoy no es el caso?
No. Hoy están segmentadas. Combaten ataques del sistema, pero no proponen alternativas realizables. Hemos caído en objetivos de corte moral, general, en plan «a favor de un mundo mejor y más justo». ¡Habrá que definir qué es un mundo mejor y más justo, y las estrategias políticas para ponerlo en marcha! Estimo que ahora tenemos que plantearnos la cuestión de las estrategias políticas. No necesariamente unificarse en una organización, pero sí construir una convergencia dentro de la diversidad. Frentes diversos, referencias culturales diversas, objetivos de transformación diversos, formas de luchas diversas, sí… Pero la cuestión política es central y hay que atreverese a decirlo.
¿Los foros sociales no se atreven?
Ese es el punto negativo de la segunda oleada de los movimientos sociales en su versión actual: El miedo a la política. ¿Por qué? Porque la política ha decepcionado mucho. La socialdemocracia se ha vuelto liberal-capitalista. El comunismo se ha vuelto autocracia; en ocasiones, criminal. El proyecto de liberación tercermundista de Bandung se ha vuelto una colección de autocracias mediocres… Por eso, los movimientos sociales decidieron abandonar la política. Pero eso es imposible. Abandonar la política equivale a resignarse a no transformar el mundo.
Habla usted también del riesgo que las ONG ricas del norte monopolicen el discurso en los foros sociales.
Sí. A mí me inquieta mucho ese eco que obtienen muchas ONG del Norte que, de hecho, no son más que antenas repetidoras del pensamiento dominante. Simpáticas, reformistas, cargadas de buenas intenciones y de votos píos, pero nada más… Están sobrerrepresentadas en los foros sociales mundiales, porque cuesta mucho ir a ellos, organizarse… Le voy a dar un ejemplo. En Egipto, actualmente, hay un movimiento social campesino inmenso, que ha reunido a millones de manifestantes para frenar la contra-reforma agraria que planea el Gobierno. No apareció en ningún fórum social mundial. Primero, porque no tienen ni un duro para ir. Segundo, porque nadie les daría ese duro para que puedan ir. Tercero, porque ni ellos mismos son conscientes de que pudiera ser importante ir.
Para usted, ¿deben abrirse los foros a los partidos políticos?
Sí. Son actores, incluso a veces actores capaces de conservar el poder para transformar. No es posible seguir negándose a ir al contacto, al choque, al debate, a la exigencia e incluso a la altercación con los partidos para formular programas. Es hipócrita, por parte de las ONG apolíticas, esa negativa al contacto con lo político. ¿De qué viven las ONG gigantescas del Norte? De subvenciones públicas y de fundaciones, sobre todo norteamericanas. Ni las unas ni las otras son independientes. Hay que oponer a esas ONG pseudo-apolíticas, otra politización auténtica.
A lo mejor la dinámica ya no está en los foros sino fuera…
Sin llegar tan lejos, yo creo que América Latina está sembrando el camino con señales positivas. Ha demostrado que el cambio también puede empezar por victorias populares en el poder político, saldadas con transformaciones. Sean cuales sean las evoluciones futuras, las victorias de Lula, de Chávez, de Morales y de Correa muestran esa posibilidad de victoria popular.
¿Imposibles en el Norte?
Complicado, pero no imposible. El capitalismo actual es oligárquico, en el sentido estricto de la palabra, en el sentido de oligarquía al estilo ruso. Es un puñado de oligarcas, a escala planetaria, no más de seis mil personas, quienes concentran la riqueza de todos. El objetivo de aislar a esa oligarquía puede reunir todas las fuerzas progresistas, humanistas y simplemente demócratas para hacer frente a las fuerzas que quieren la regresión. Ahí tiene usted una base social posible para la victoria popular: aislar a la oligarquía mundial. Cuidado: todavía no es una base electoral, más volátil, pero sí una amplia base social.
Usted es pesimista respecto a los foros y optimista en cuanto a la fuerza de lo que ocurre fuera.
De alguna manera, sí. Los grupos que llevaron a Chávez al poder no estaban en los foros sociales; el movimiento indígena boliviano, tampoco. Piense en el Partido Comunista Maoísta de Nepal, que tampoco está en los foros. Hizo frente a una tiranía y ganó la guerra de liberación. Los errores que cometa en el futuro son otro problema, pero está claro que ha contribuido a liberar a un pueblo. Luchas muy importantes en el mundo no están presentes en el foro social mundial.
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