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Luciano Alzaga se incorpora al colectivo editorial de La Haine

Fuentes: Rebelión

Tras 7 años de trabajar activamente en Rebelión, he decidido explorar nuevo caminos en el campo de la información alternativa. Los tiempos cambian, los movimientos populares maduran y las estrategias de lucha también cambian. A finales de los años 90, el movimiento antiglobalización irrumpía con fuerza construyendo espacios plurales y combativos, donde la petición de […]

Tras 7 años de trabajar activamente en Rebelión, he decidido explorar nuevo caminos en el campo de la información alternativa. Los tiempos cambian, los movimientos populares maduran y las estrategias de lucha también cambian.

A finales de los años 90, el movimiento antiglobalización irrumpía con fuerza construyendo espacios plurales y combativos, donde la petición de diálogo y la confrontación directa se unían en hermosa armonía para hacer frente al supuesto «triunfo» que el capitalismo se adjudicó tras la caída del muro de Berlín y a los gobiernos neoliberales que le siguieron.

Desde comienzos de este nuevo siglo, el conglomerado de movimientos «globales» empieza a asentarse en las luchas locales. Son entonces los pueblos los que irrumpen en la escena internacional, exigiendo la renuncia de presidentes, el no pago de la deuda externa, la renacionalización de empresas y de los recursos naturales, el respeto innegociable a los derechos laborales, indígenas, territoriales.

Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y otros tantos países ven como en el subsuelo empieza a cocinarse la indisciplina social y la revolución. Mientras tanto, los círculos dominantes de EEUU se ponen nerviosos y tratan en consecuencia de ir aggiornando sus formas y estrategias de dominación capitalista adaptándolas a las nuevas condiciones.

Entonces, en ese nuevo mapa social, el imperialismo permite la ascensión de presidentes que dediquen sus esfuerzos a cambiar las formas manteniendo el fondo neoliberal intacto, buscando calmar los ánimos sociales por una temporada y, en lo posible, desmovilizar a los pueblos. Chávez les salió torcido, y con Cuba no pueden, pero no fue así con Lula, Lucio Gutiérrez, Tabaré Vázquez, Kirchner, Lagos…

Se abre entonces un difícil y complejo espacio de disputa por la hegemonía político-social donde los sectores moderados y partidarios progresistas de un «capitalismo con rostro humano», «racional» o de «tercera vía» depositan todas sus fichas en la institucionalidad del sistema; mientras los sectores revolucionarios y radicales propician la profundización de los cambios apuntando más allá de lo permitido por el poder y del límite de lo «políticamente correcto».

A partir de ese momento emerge una nueva etapa de resistencia. Los pueblos tienen por delante la ardua tarea de eludir el chantaje de estos gobiernos (que en nombre de la «gobernabilidad» y el «progresismo» terminan aplicando políticas económicas del FMI y el Banco Mundial), superar sus propias contradicciones y sentar las bases del firme camino hacia el cambio radical de la sociedad.

Hay muchos espacios combativos que, al igual que Rebelión, durante los últimos años han estado creciendo imparablemente, como es el caso de la web española de desobediencia informativa La Haine (www.lahaine.org). Sus coberturas en directo de movilizaciones, análisis desde las luchas de base, debates ideológicos de diversa índole, ofrecen posibilidades de trabajo en las que siento que puedo aportar mi experiencia.

Por supuesto seguiré en contacto con los compañeros de Rebelión, a quienes agradezco tantos años de lucha conjunta. Pero ahora mi espacio es La Haine y con ellos así lo he acordado.