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Cumbre del G-8

Manifestantes logran romper el cerco policial tras el que se esconden los gobernantes

Fuentes: Gara

La presencia uniformada es tal que Bush resulto herido al chocar con un agente cuando iba en bici Activistas de movimientos antiglobalización, ecologistas, contrarios a la agresión a Irak y solidarios con el Tercer Mundo chocaron muy violentamente con la Policía horas antes del inicio de la cumbre de los estados más ricos y Rusia […]

La presencia uniformada es tal que Bush resulto herido al chocar con un agente cuando iba en bici

Activistas de movimientos antiglobalización, ecologistas, contrarios a la agresión a Irak y solidarios con el Tercer Mundo chocaron muy violentamente con la Policía horas antes del inicio de la cumbre de los estados más ricos y Rusia (G-8) cerca de Gleneagles, Escocia. Por momentos, la Policía parecía perder el control de la situación y un grupo de manifestantes logró derribar varios metros de la verja que protege el complejo donde se reúnen los gobernantes del G-8, además de una torreta de vigilancia. Anoche, los manifestantes expresaban su satisfacción tras una jornada muy movida.

Banderas comunistas, negras, escocesas… mensajes contundentes en pintadas y pancartas, y muchas ganas de protestar. Incluso ikurriñas, portadas por estudiantes vascos que residen en Escocia. Los grandes medios de comunicación seguían difundiendo la propaganda oficial sobre las supuestas ayudas del mundo rico a Africa y Latinoamérica, y los líderes mareaban la perdiz de las promesas.

Bush llegó a Escocia dejando un reguero de protestas en Dinamarca. En el territorio que administra su fiel amigo Blair no le esperaba un ambiente menos hostil. Su bandera volvió a arder en numerosas protestas.

A Bob Geldorf, el promotor de los conciertos de las grandes estrellas de la música que fueron presentados como una «presión» a los gobernantes para que «ayuden» a Africa, no se le vio con los manifestantes, pero sí con un muy sonriente Blair. Cada paso del músico era recogido por un sinfín de cámaras.

También hubo, a propósito de la cumbre del G-8, intentos de última hora por quedar como muy generoso ante la opinión pública. Uno de los más destacables fue el protagonizado por Durao Barroso. La Comisión Europea, que él preside, propuso ayer aumentar hasta 1.000 millones de euros anuales la «ayuda» que la UE destina a elevar la capacidad exportadora de los países en desarrollo «si nuestros socios hacen lo mismo», lo que, según todos los analistas, deja en agua de borrajas la promesa.

A la cumbre han sido invitados el Grupo de los Cinco (formado por Brasil, China, India, México y Sudáfrica), el director gerente del FMI, Rodrigo Rato, y el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz.

Autopistas bloqueadas

Los detractores del encuentro se habían propuesto impedir el acceso por vía terrestre a Gleneagles. La noche del lunes hubo protestas en Edimburgo y la Policía detuvo a un centenar de manifestantes que fueron presentados el martes ante un juez. Anoche se llegó a hablar de «400 detenidos», aunque la cifra está por confirmar.

Lo que está claro es que los manifestantes tuvieron contra las cuerdas al impresionante despliegue policial y militar que protege a los gobernantes. El iruindarra Miguel explicaba anoche a GARA que entre los manifestantes predominaba la satisfacción por la gran cantidad de cortes de carreteras y de vías férreas que lograron provocar. «Nosotros salimos a las cinco de la mañana desde Edimburgo y tuvimos problemas para llegar a Stirling, donde se había convocado una concentración», relata. Cuando escucharon a un portavoz policial reconocer en una emisora que estaban perdiendo el control, los manifestantes expresaron su alegría.

Algunos de los choques más duros ocurrieron en Stirling de madrugada, a 25 kilómetros del hotel donde se alojan los líderes del selecto grupo de estados, cuya seguridad cuesta al erario británico 145 millones de euros, según informó Prensa Latina. 32 manifestantes resultaron detenidos. Ya por la tarde, la máxima tensión se vivió alrededor del Gleneagles Hotel. Un grupo de 100 manifestantes, que se desgajó de la marcha principal, de unas 5.000 personas, rompió el cerco policial. Nervios de los agentes. Las fuerzas antidisturbios fueron reforzadas con más personal uniformado y perros adiestrados, transportados al lugar en un helicóptero Chinook como el que derribaron en Irak la semana pasada. Ambiente de guerra por momentos. David Mulhern, vicecomisario de la Policía Central de Escocia, afirmó que «esos individuos no respetan ni su seguridad, ni la del público, ni la de los agentes».