Con la crisis capitalista vigente y en expansión, el «cumbrismo», es decir las reiteradas reuniones de presidentes adquiere otro valor. La cumbre de las Américas, a realizarse en Trinidad y Tobago sobre el final de esta semana será un excelente momento para tomarle el pulso a la región. La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) […]
Con la crisis capitalista vigente y en expansión, el «cumbrismo», es decir las reiteradas reuniones de presidentes adquiere otro valor. La cumbre de las Américas, a realizarse en Trinidad y Tobago sobre el final de esta semana será un excelente momento para tomarle el pulso a la región. La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) se reúne mañana y pasado en Venezuela y se espera que marque parte de la agenda. Mientras tanto, Estados Unidos llega en su peor momento diplomático a esta cumbre, que será -justamente- la presentación en sociedad de Barack Obama en la región.
Si la reciente reunión de los países poderosos con algunos «invitados» que se realizó en Londres hace pocos días sólo sirvió para darle oxígeno al moribundo Fondo Monetario Internacional, la de las Américas esta semana en la isla de Trinidad puede servir, en cambio, para poner sobre la mesa salidas a la crisis capitalista que no se centren en premiar a los responsables, como las medidas de salvataje a la banca de Estados Unidos dispuestas por George W. Bush y reforzadas luego por Barack Obama.
Que la cumbre sirva para visibilizar y discutir alternativas serias depende, en buena medida, de enterrar la edulcorada declaración final que los presidentes tendrán a la firma. Son 66 puntos donde, por regla general, no se pasa de una formulación de buenas intenciones para «Asegurar el futuro de nuestros ciudadanos promoviendo la prosperidad humana, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental», tal el lema del encuentro.
Ante tamaña ausencia de contenido concreto (se puede consultar el documento completo en la página oficial de la cumbre: http://www.summit-americas.org) sería auspicioso que esta declaración sea apenas un punto de partida para el debate, teniendo en cuenta que otros foros internacionales de los últimos meses, en cambio, fueron mucho más allá. Se lee en la declaración de la asamblea de los movimientos sociales aprobada en el pasado Foro Social Mundial de Belem, entre otras propuestas concretas: «nacionalización de la banca sin indemnización y bajo control social; reducción del tiempo de trabajo sin reducción del salario; garantizar la soberanía alimentaria y energética», entre otras.
Claro está que la adopción de medidas de este tipo por parte de la mayoría de las naciones de las Américas parece improbable en el corto plazo, pero sin duda la gravedad de la crisis del capitalismo es una formidable oportunidad para que en Trinidad se plantee un debate alternativo pero a nivel de Estados, sin el corset del G-20, repetido en la temeraria idea de maquillar la crisis con medidas mínimas.
Algunas bases de este debate posible surgirán de otro foro, que se desarrollará desde este martes muy cerca de Trinidad, en la localidad venezolana de Cumaná. Allí se reunirán las cinco naciones que componen la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA): Venezuela, Cuba, Bolivia, Honduras, Nicaragua y Dominica. Allí estará también como invitado especial el presidente del Paraguay, Fernando Lugo.
El presidente anfitrión, Hugo Chávez, ya adelantó que los países del ALBA retomarán la discusión sobre la creación de una moneda regional, el Sucre, y estrategias para enfrentar la crisis mundial. Los países del ALBA ya dieron suficientes pistas sobre esas estrategias. La puesta en funcionamiento del Banco del ALBA, como un instrumento para «coadyuvar al desarrollo económico y social sostenible, reducir la pobreza, fortalecer la integración, reducir las asimetrías, promover un intercambio económico justo, dinámico, armónico y equitativo» de los países miembros a través de «programas y proyectos de desarrollo en sectores sociales para reducir la pobreza y erradicar la pobreza extrema, la exclusión étnica, social, de género y mejorar la calidad de vida». Los entrecomillados corresponden a la declaración inicial del banco, y hablan de una forma alternativa de enfrentar la crisis: enfrentar la recesión creciendo con solidez con solidez desde abajo.
Cuba en el centro
Otro tema que estará en el centro en la reunión del ALBA es el bloqueo criminal de Estados Unidos sobre Cuba. En este punto como en el anterior, la reunión en Cumaná deberá ser un aperitivo a la de Trinidad. Sucede que la Cumbre de las Américas bajo ningún punto de vista puede seguir rehuyendo una definición sobre la agresión de EE.UU. contra la más grande de las Antillas, a la vista de algunos hechos recientes, entre los que se destacan la incorporación de Cuba al Grupo Río; el pedido expreso del presidente del Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva a Barack Obama para poner fin al bloqueo; las visitas recientes de los presidentes de Ecuador, Bolivia, Venezuela, Chile, Argentina, Haití, República Dominicana, Guatemala, Nicaragua y Honduras -entre otros- a La Habana y el reestablecimiento de relaciones diplomáticas con El Salvador y Costa Rica.
En este marco, es Estados Unidos, en crisis y a contramano de la historia en la región, el que debería dar señales de acercamiento con Cuba. Pero los indicios desde Washington no son auspiciosos. El levantamiento de las restricciones de viajes y del envío de remesas de cubanos residentes en Miami a sus familiares en la isla anunciadas este lunes por la Casa Blanca no parecen poner realmente en el centro el fondo de la cuestión del bloqueo y sus consecuencias económicas, aunque si desnudan el temor de Washington a un planteo formal en Trinidad sobre el tema.
La forma confusa en la que se presentaron las medidas desde la sala de prensa de la Casa Blanca muestra que, en este tema como en otros, Estados Unidos está a la defensiva. Buena oportunidad entonces para profundizar el reclamo.
¿Que surgirá de Trinidad? Muchos recuerdan por estas horas el debate sorpresivo y medular en Mar del Plata, en la cumbre anterior hace cuatro años, cuando los países del Mercosur detuvieron el intento de reinstalar el debate sobre el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) propugnada por Estados Unidos. Un debate similar, a la luz de los acontecimientos mundiales, sería más que auspicioso.
Ya hay quienes trabajan en contra. El primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning, (como anfitrión es quien debe dirigir la reunión) visitó Brasil, Paraguay, México, Ecuador, Nicaragua y Venezuela que los procedimientos de discusión «no sean conflictivos», reseñaron las agencias internacionales de noticias.
Como sea, una cosa está clara: la Cumbre de las Américas ya no es el cónclave anticubano y seguidista de las políticas dictadas por Washington del primer encuentro, nada menos que en Miami en 1994. Desde Mar del Plata en 2005, un interrogante sobre su desarrollo y resultado la hace atractiva como foro de discusión de ideas. Ojalá así sea.