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Nuevas masculinidades

Menos machos, más hombres

Fuentes: SEMlac

«En nuestra sociedad hay mucha violencia contra las mujeres y también desigualdad, por eso estamos trabajando para construir una región con equidad de género», afirmó a SEMlac Ricardo Villa, miembro del grupo de hombres del suroeste de la provincia colombiana de Antioquia. Se trata de una agrupación de varones que trabaja en 23 municipios de […]

«En nuestra sociedad hay mucha violencia contra las mujeres y también desigualdad, por eso estamos trabajando para construir una región con equidad de género», afirmó a SEMlac Ricardo Villa, miembro del grupo de hombres del suroeste de la provincia colombiana de Antioquia.

Se trata de una agrupación de varones que trabaja en 23 municipios de una región, donde tradicionalmente niños y niñas crecen escuchando que «los hombres en la cocina huelen a caca de gallina».

«Hacemos talleres donde trabajamos desde la subjetividad, pues creemos que es desde allí que se logran transformaciones. Pensamos que los hombres también podemos hacer trabajo doméstico y compartir los puestos de dirección en nuestros municipios», agregó Villa.

Éste es uno de los cerca de 20 grupos existentes en distintas ciudades y regiones de Colombia que busca replantear la identidad masculina y combatir la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres.

«Ya se ha asentado la experiencia en grupos juveniles que trabajan con relativa autonomía», aseguró a SEMlac Javier Omar Ruiz, miembro de la dirección del Colectivo Hombres y Masculinidades, una ONG que desde 1996 está impulsando procesos de construcción de identidades masculinas no patriarcales.

El Colectivo cuenta con seis grupos asociados, entre los que hay agrupaciones de varones jóvenes, de música rock, de arte urbano, de danza y de niñas y niños.

Mediante talleres, actos, programas académicos, proyectos de intervención social y campañas, se «busca desarrollar procesos de transformación del sistema patriarcal, a través del impulso de la equidad de género y de dinámicas de construcción de nuevas masculinidades, desde una perspectiva relacional de género».

Dicha perspectiva consiste en incorporar el trabajo de masculinidades en el enfoque de género, movilizar a los hombres y desconectarlos de los imperativos que los han llevado al maltrato de las mujeres. Por tanto, supone ir más allá de la solidaridad con ellas, es cambiar los dispositivos de las relaciones patriarcales entre hombres y mujeres.

«Hemos tenido buenas relaciones con las organizaciones de mujeres, pero al principio enfrentamos resistencias con entidades institucionales a cargo de políticas públicas para ellas. Ahora ya somos convocados y consultados por estas instancias a nivel de Bogotá», explicó Ruiz.

El Colectivo Hombres y Masculinidades ha desarrollado procesos formativos de promotores de nuevas masculinidades con jóvenes de diversas ciudades, los cuales se plasmaron en el Encuentro Distrital de Hombres, realizado en el año 2000 a nivel de Bogotá, y en el Encuentro Nacional de Jóvenes por Nuevas Masculinidades, que tuvo lugar en 2007.

De manera paralela, los impulsores de nuevas masculinidades han desarrollado campañas. Entre 2005 y 2008 el Colectivo presidió la denominada «Lazo Blanco de No Violencia a las Mujeres», originada en Canadá, en la que se formaron y movilizaron grupos de jóvenes colombianos para levantar una barrera contra esta violencia.

Como la masculinidad no tiene raza, credo ni condición, los procesos de transformación de la identidad masculina ya han llegado a hombres desplazados y desmovilizados del conflicto armado, habitantes de la calle, reclusos, afrodescendientes, indígenas, policías y religiosos.

Entre estos últimos, se encuentra la Iglesia Menonita, que buscó apoyo en el colectivo para empezar el proceso.

«Se ha hecho una mala lectura de la Biblia, en particular de las Cartas a los Corintios y otras, según la cual el hombre tendría una preponderancia sobre la mujer. Creemos que el mensaje de Jesús dignifica a la mujer. Pero los textos bíblicos fueron recogidos por varones y el trabajo de muchas mujeres, incluso discípulas, no quedó registrado», afirmó a SEMlac José Antonio Vaca, representante de la regional occidente de la Iglesia Menonita.

La labor de los hombres menonitas empezó hace unos cinco años, con la motivación de «transformar la formación machista que vivimos en la familia y que se reafirma con estas malas lecturas». Tras transitar un proceso de talleres con varones menonitas, en 2009 se llevó a cabo el I Encuentro de hombres y mujeres para hablar de equidad de género.

«En nuestra Iglesia hay pastoras ordenadas, de hecho desde hace tres años la presidenta de la Iglesia en Colombia es una mujer. Pero hay muchas otras congregaciones religiosas que no quieren que ellas detenten posiciones de dirección. Eso es injusto porque la mayoría de sus fieles son mujeres, y en ocasiones sólo las convocan para que trabajen, pero los maestros de la escuela dominical son sólo hombres», agregó Vaca.

La metodología promovida por el Colectivo se basa en talleres con énfasis en experiencias reflexivas, emocionales y corporales. «La reacción más común de los hombres que asisten es la sorpresa. Empezamos con las pautas de crianza, que nos son comunes a todos, y luego pasamos a cómo nos ha impactado en nuestra vida sexual y social», comentó Ruiz.

El colectivo considera que su metodología puede contribuir a la solución de problemas como el de las «barras bravas» (aficionados violentos al fútbol) y la seguridad vial (disminución de accidentalidad por conductas machistas), pero Ruiz señala que las instituciones a cargo de estas problemáticas aún son resistentes.

En tal sentido, el Colectivo está elaborando un proyecto para que aquellos varones que sean procesados judicialmente por actos violentos participen en sus talleres, a fin de que se atienda no la conducta delictiva aisladamente sino los dispositivos de género que la disparan.