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Relatorías

Mesa nº 1: En defensa de nuestro planeta para todos

Fuentes:

El planeta flota en el espacio como una estrella amenazada de extinción. El actual modelo de civilización, marcado por el consumismo y la cultura del derroche, expresiones de la ideología neoliberal, agrava el deterioro de nuestras tierras, aguas, cielos, fauna, flora y el mismo aire que respiramos. La crisis ambiental no es ideológicamente neutra. Ella […]

El planeta flota en el espacio como una estrella amenazada de extinción.

El actual modelo de civilización, marcado por el consumismo y la cultura del derroche, expresiones de la ideología neoliberal, agrava el deterioro de nuestras tierras, aguas, cielos, fauna, flora y el mismo aire que respiramos.

La crisis ambiental no es ideológicamente neutra. Ella nace del fondo del abismo de las desigualdades sociales. Es impostergable establecer otra forma de evolución que permita equilibrar lo ecológico, lo económico y lo social, el desarrollo sustentable como proceso de racionalización del uso de los recursos naturales, lo cual implica una revisión de los modelos de producción y consumo y la promoción de valores sustentados en la solidaridad, la cooperación, la soberanía de nuestros pueblos y la revalorización de la identidad nacional.

Las formas de dominación impuestas por los arquitectos del Imperio, sin asumir la responsabilidad de las consecuencias de sus impactos ambientales, son la evidencia de la debilidad de una cultura mercantilista obsesionada por el lucro.

Esta práctica cultural, orgullo de la sociedad occidental, se expande como un pensamiento único, produciendo alteraciones graves y a veces irreversibles, en la vida del Hombre y de la Naturaleza. El resultado es la creación de una deuda ecológica de los países dominantes que supera ampliamente la deuda financiera de los países expoliados.

Esto nos lleva a reflexionar sobre los procesos educativos e informativos de la educación no formal, como programas televisivos y revistas sobre temas ecológicos, aparentemente con buenas intenciones que difunden la visión de los países industrializados, donde las grandes culturas milenarias son presentadas como expresiones exóticas, objetos de estudio sin voz ni valor.

Entendemos que la verdadera educación ambiental debe contener una cultura y una ética del medio ambiente que contribuyan a la solución de problemas, y deben cuestionar el sistema de organización social excluyente, inviable y depredador, orientada hacia la profunda transformación de las estructuras sociales, apoyándose en una praxis crítica que promueva esa transformación.

El cuidado de los pueblos con su patrimonio natural es el resultado de un trabajo concienciador y responsable. Patrimonio que debe servirle a la humanidad, en primer término a los habitantes de cada país.

Estas reflexiones nos llevan a algunas conclusiones:

Incorporar las cuestiones ecológicas en las políticas de los Gobiernos, de modo que sirvan al bienestar en armonía con la naturaleza, que depende de un cambio real en nuestras acciones políticas.

Para esa educación es imprescindible la participación de las comunidades, la afirmación y soberanía de los pueblos.

Crear una red entre los pueblos del mundo que se erija como una herramienta de defensa de la humanidad, y un discurso que se imponga al de la dominación.

Demandar el pago de los daños causados a la vida del planeta por los gases emitidos por la industria de los países expoliadores, con la cancelación de la deuda financiera de nuestros países.

Desarrollar en la red internacional de los pueblos del mundo, un movimiento mundial que exija la eliminación total de las armas nucleares, los misiles inteligentes y las bombas fragmentarias, y otras que provocan destrucción masiva

Exigir a las Naciones Unidas sancionar a los países responsables de los perversos cambios climáticos, elevación de la temperatura atmosférica, la desaparición de los glaciares, el envenenamiento de las aguas, las frecuentes lluvias acidas, la perforación de la capa de ozono.

Promover a través de la Red, un programa mundial de preservación de los bosques y de reforestación en los lugares devastados por la codicia del desarrollo.

Reforzar el poder político popular, reivindicando la magia de la palabra, la música, el canto, la danza, la poesía de todas las artes, para que la solidaridad triunfe sobre el egoísmo.

La fuerza más luminosa para defender la vida está en el poder de los pueblos de la Tierra, consciente de la grandeza de la condición humana y de la hermosura de nuestro planeta.