Plagada de inconsistencias e irregularidades, la jornada electoral por la presidencia de la República del pasado domingo terminó con amargura y zozobra para la democracia mexicana. Con la burda construcción mediática, la derecha –el Partido Acción Nacional (PAN) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE)– usó todos los recursos a su alcance para consumar el «fraude […]
Plagada de inconsistencias e irregularidades, la jornada electoral por la presidencia de la República del pasado domingo terminó con amargura y zozobra para la democracia mexicana.
Con la burda construcción mediática, la derecha –el Partido Acción Nacional (PAN) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE)– usó todos los recursos a su alcance para consumar el «fraude estético» que culminó con el sometimiento del Instituto Federal Electoral (IFE) y la domesticación de los partidos políticos como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que ha aceptado veladamente la pírrica ventaja de un punto del candidato oficial, Felipe Calderón Hinojosa.
Andrés Manuel López Obrador de la Coalición Por el Bien de Todos reveló anoche que están desaparecidos 3 millones de votos, la existencia de registros menores a los sufragios que obtuvo y el hecho de que no coinciden las actas para la elección presidencial y las de diputados y senadores, lo que significa, a mi juicio, que existen verdaderos indicios de una manipulación técnica y política sobre los resultados preliminares (PREP), al computarse ya el 98.45 por ciento de los sufragios.
En este sentido, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y los otros con quienes comparte la postulación de López Obrador, el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia, preparan un plan de acción con el fin de defender la voluntad de la ciudadanía que acudió a las urnas para elegir al presidente y a los legisladores del país.
En una lógica y necesaria postura de desconocer el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), la Coalición Por el Bien de Todos llamó a los ciudadanos a estar atentos a los acontecimientos de estos momentos para evitar el madruguete y si fuera necesario expresar de diferente formas pacíficas el descontento social pues en la misma noche de ayer miles de simpatizantes salieron a las calles a mostrar su apoyo a López Obrador y le dijeron que no permitirán que «le roben el triunfo de las urnas».
Cómo se había sospechado, luego de seis meses de la cargada mediática panista para desacreditar al candidato de centro izquierda y la aplicación de «directrices inteligentes» para buscar el voto del miedo y la compra de conciencias al estilo del viejo régimen priísta, la aniquilación de la democracia electoral podría consumarse de no enmendar la situación prácticamente en esta semana.
Mañana miércoles el IFE dio de plazo para reconocer al vencedor de la contienda, pero por la falta de credibilidad que ahora tiene este organismo, el veredicto carecería de legitimidad, por lo que resulta necesario hacer un recuento de casilla por casilla y acta por acta para cotejar los datos y conocer el resultado real de la elección.
México atraviesa por una crisis histórica. De no resolverse positivamente para alimentar la participación ciudadana y para que los ejercicios democráticos electorales sean funcionales y por tanto creíbles, se abre la puerta al verticalismo y poder omnímodo del Estado que resultaría en conflictos y choques internos sofocados por la fuerza como se ha ejemplificado en estos últimos meses con las represiones contra los maestros oaxaqueños, los campesinos de Atenco y los obreros metalúrgicos de Michoacán. Y más si llega un ilegítimo gobernante, el verdadero «huevo de la serpiente hitleriana», en analogía al filme de Bergman.
La clave para resolver esta encrucijada es la movilización política pacífica de la ciudadanía, de los votantes, de todos los movimientos sociales, incluidos la otra campaña zapatista y las organizaciones del Diálogo Nacional, para defender como principio la voluntad popular, sea como sea porque millones de personas votaron. En este caso, como en el tema del desafuero para quitarle los derechos políticos a cualquier ciudadano, las fuerzas democratizadoras del país deben de demandar respeto pues de otra manera, implícita o veladamente, se estará coincidiendo con las fuerzas más recalcitrantes del estatus quo y abonando calaña para el reciclamiento del sistema.
EL IFE y el agujero de la aguja
En conferencia de prensa, López Obrador mostró una foto que le hizo llegar uno de sus simpatizantes. Se trata de la casilla número 1019, contigua tres, en el distrito 33 del estado de México, cerca de la capital azteca, donde la coalición Por el Bien de Todos obtuvo 188 votos, pero en el PREP sólo le contabilizan 88.
Esto es, dijo Obrador, «nos quitan 100 votos, y como ése hay otros casos de que están registrando mal los números para afectarnos».
En este mismo sentido, explicó que durante toda la publicación de datos del PREP se encontraron que hay casillas duplicadas, esto es, que se contabilizaron en dos ocasiones. Entregó copias de esa irregularidad, que se dio sobre todo en estados gobernados por el PAN y en casillas en que el Calderón obtuvo una votación alta. Es el caso de la casilla 0952 básica, del distrito 13 de Jalisco, en la que a los 129 votos logrados por el panista, en el citado programa se le suman otros 129.
Detalló hay más datos relevantes que sorprende: »Se tiene un padrón electoral de alrededor de 71 millones de ciudadanos y en el PREP se registra que en la elección del domingo pasado participaron 59 por ciento de los empadronados; ello significa 42 millones, pero si se suman los votos que incluye ese Programa de Resultados Electorales, incluidos los nulos, no se alcanza ese porcentaje; son sólo 39 millones. Esto significa que faltan alrededor de 3 millones de votos probables, y amerita también una revisión de fondo para saber dónde están esos sufragios perdidos. Para ello se integra un equipo técnico, que se encargará en general de todas estas inconsistencias del PREP.»
Con todo y estos datos reveladores, López Obrador fue prudente y no atacó a las instituciones como el IFE y mostró ser respetuoso a los procedimientos legales. Dijo esperar a que se vayan desenvolviendo los acontecimientos para después actuar.
Lo que es cierto es que el IFE, organismo regulador de las elecciones, perdió su credibilidad pues quedó rebasado. Con toda la tecnología a su disposición y con todos los insumos teóricos para dar verídica y oportunamente los datos del conteo rápido de las elecciones, la noche del domingo hizo notar su crisis interna al no tener una respuesta para la sociedad y hacer vivir un impasse de temor y zozobra que hará difícil la aceptación de uno u otro contrincante, lo que también se podría suponer una acción bajo presiones externas para no divulgar los datos que darían el triunfo a Obrador y así ganar tiempo para que las encuestadoras privadas afines al PAN, los medios de comunicación principalmente electrónicos y grupos de poder determinantes generen el «consenso necesario» (la teoría del consenso de ingenio estadounidense), hacer la limpieza electoral de las votaciones (tirándolas a la basura o quemándolas como pasó en 1988) y levantarle la mano a Calderón mientras la otra esconde el mecanismo que hizo el maquillaje de un fraude electoral.
El IFE sin más tiene abierto un agujero al cual los factores reales de poder presionan para cerrarlo y no dejar pasar la objetividad ni la transparencia que debería caracterizar a este instituto. ¿Cuál será su futuro si permite el fraude? ¿O si es cómplice…?
El PRI, la pinza que se cierra
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) avaló ya las elecciones con lo cual descalificó la postura de Andrés Manuel López Obrador, pese a que este instituto la noche del domingo dijo que el gobierno de Vicente Fox quiso realizar un golpe de Estado mediático a partir de encuestas.
Con toda su maquinaria que cae en pedazos, el candidato priísta, Roberto Madrazo Pintado, reconoció su derrota con la cual se cierra un ciclo del ahora armazón del otrora Partido del Estado.
Según los datos, este PRI perdió todas las gubernaturas contendidas para esta elección pero se convirtió, en estos momentos, en el fiel de la balanza de los poderosos del país pues con su declaración casi da por sentado el triunfo de Calderón Hinojosa.
Con lágrimas de cocodrilo, Roberto Madrazo Pintado, concluye una era política de «quien se mueve no sale en la foto» o «usted manda señor Presidente», la cultura priísta que tanto daño hizo al país, pero como todo fruto podrido recicla sus vicios heredados ahora al PAN que sin más repite los estragos del fraude como sucedió en 1988.
Para la sobrevivencia del sistema, el PRI cortará cabezas internas, comenzando con los gobernadores a quienes se les tildó desde del interior como traidores, y negociará como siempre lo a hecho con su gemelo político en la historia posrevolucionaria del país, el PAN, para buscar en un tiempo futuro el bipartidismo tan deseado por sus patrocinadores empresarios y el gobierno de Estado Unidos. El enemigo a vencer del Estado reciclado hoy es «la contingencia populista» que encarna en este caso la Coalición por el Bien de Todos, luego vendrán contra los movimientos sociales y después contra el ciudadano común… Todo depende, en el reloj político actual, de la respuesta popular.