Si no hay fraude, México elegirá este domingo al izquierdista Andrés Manuel López Obrador, 52 años, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), pero derrotando por estrecho margen al derechista Felipe Calderón Hinojosa, 43 años, del Partido Acción Nacional (PAN). El PAN casi no tiene argumentos, pero su propaganda machaca que «López Obrador es un […]
Si no hay fraude, México elegirá este domingo al izquierdista Andrés Manuel López Obrador, 52 años, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), pero derrotando por estrecho margen al derechista Felipe Calderón Hinojosa, 43 años, del Partido Acción Nacional (PAN).
El PAN casi no tiene argumentos, pero su propaganda machaca que «López Obrador es un peligro para México». Ese partido de derecha gobierna hace 6 años a este país de 103,2 millones de habitantes, 71,5 millones de electores y 40% de pobreza, con el presidente Vicente Fox, ex gerente de ventas de Coca Cola y pro-estadounidense a tiempo completo.
El tercer candidato, Roberto Madrazo Pintado, de 53 años, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó 70 años, sacará una votación por debajo del 30%, según pronósticos confiables. En México, nadie discute que Madrazo llegará tercero.
Pero el PRI conserva gran poder en la mayoría de los estados, donde el gobernador es prácticamente un monarca. A ese poder local se enfrentan los maestros en huelga del estado Oaxaca, reprimidos con violencia por orden del gobernador del PRI Ulises Ruiz Ortiz.
El ganador, quienquiera que sea, tampoco podrá gobernar solo este inmenso país donde nadie obtendrá mayoría absoluta y simultáneamente se eligen legisladores. El ganador probablemente se acerque al 40%, seguido de cerca por el segundo.
Hay otras dos candidaturas, cuyas campañas también fueron financiadas por el Estado, que no tienen nada que perder y tampoco posibilidades de ganar, casi como un «saludo a la bandera»: Patricia Mercado, de Alternativa, una mujer inteligente de discurso progresista, ecologista y anticorrupción, que probablemente le reste votos a López Obrador, y Roberto Campa, de Nueva Alianza, un instrumento de la líder del magisterio Elba Esther Gordillo, quien rompió con el PRI, lleva 16 años al frente del poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y es aliada de Vicente Fox.
Los análisis de la gran prensa latinaomericana etiquetaron a López Obrador como otro líder «populista», que compartirá honores con Lula y Kirchner, sin ofrecer nada superior a los planes de «estabilidad» de Washington para la región. El argentino Andrés Oppenheimer especula desde Miami que «podría ponerle un freno a las reformas económicas de las últimas dos décadas».
En otras palabras, significa que López Obrador volcaría la preocupación gubernamental hacia los pobres y no profundizaría la política neoconservadora y privatizante en favor de las grandes corporaciones transnacionales levantada por Vicente Fox, que es lo mismo que desea gran parte de los 40 millones de electores que se espera concurran a votar, más o menos el 56% del universo electoral de 71,5 millones. Para el analista de Miami, con López Obrador México «regresaría a una versión «light» del nacionalismo populista del siglo veinte», algo que precisamente muchísima gente desea que ocurra, más allá de la etiqueta descalificadora del término «populismo» como sinónimo de izquierdismo.
Cayó la candidatura «tapada»
El presidente Fox no vio con simpatía la aparición de la candidatura de su correligionario Calderón debido a las aspiraciones presidenciales de su propia cónyuge, Martha Sahagún Jiménez, quien maneja la imagen corporativa del gobierno del marido y está acusada hacer ricos a sus hijos de un matrimonio anterior. La mayoría de los grupos izquierdistas llaman a votar por López Obrador, en tanto unos pocos convocan a la abstención o a votar nulo.
En el complejo cuadro político de México existe una sexta candidatura, la del millonario «independiente» Víctor González Torres, simbólica porque no aparecerá en la papeleta pero captará preferencias que harán nulo el voto. A González se le conoce como el «doctor Simi» y es dueño de una cadena de farmacias que está en expansión por Latinoamérica y por lo menos está llegando a Chile.
La contienda está signada por un clima de desconfianza entre los principales tres candidatos, a pesar de la firma de un compromiso contraído en junio en que, simplemente, acordaron respetar las leyes que ya existen en México y comprometieron a Vicente Fox a mantener cerrada la boca durante el conteo de la crucial noche del domingo 2 de julio.
Las candidaturas de López Obrador y Madrazo exhiben grandes dudas sobre la seriedad y ecuanimidad del Instituto Federal de Elecciones (IFE). El clima político está signado por las secuelas de una feroz campaña electoral de guerra sucia y descalificaciones entre los candidatos, algunas fundadas, como el enriquecimiento de familiares de Calderón al alero del poder denunciado por López Obrador en las últimas semanas de campaña.
Manos limpias, manos sucias…
Calderón usó el lema «manos limpias», pero López Obrador exhibió pruebas de que el candidato favoreció con contratos públicos a un cuñado -Diego Hildebrando Zavala- cuando fue secretario de Energía. La empresa de familia del ahora llamado «cuñado incómodo» tiene entre sus accionistas a la cónyuge del candidato, Margarita Zavala, y en pocos años se convirtió rápidamente en un holding de 18 empresas que prestan servicios de software… al IFE. Existe desconfianza ante un padrón electoral influido por el cuñado del candidato de la derecha.
La elección será monitoreada por unos 15.500 observadores locales, la mayoría con apoyo y capacitación de Naciones Unidas, y otros 357 extranjeros, incluidos 80 de la Unión Europea. Esta vez habrá triple comicios: presidenciales, legislativos y locales.
Uno de los temas clave de la campaña es la relación con EEUU, que endurece el tratamiento a los inmigrantes mexicanos pese a la sumisión de Fox a George Bush. Mientras se construye un muro como el de Berlín y se militariza la frontera, grupos de supremacía blanca y neonazis de los estados limítrofes invitan a cazar mexicanos indocumentados como si fueran conejos huyendo en la noche.
Los críticos dicen que Fox hizo crecer el empleo de los mexicanos… pero en EEUU. Los congresos de Georgia, Texas y Arizona pretenden gravar con un impuesto las transferencias de los emigrantes mexicanos y extranjeros a sus países de origen, aunque esos trabajadores pagan impuestos por su salario y también por lo que consumen en EEUU. Las remesas de 12 millones de inmigrantes mexicanos desde «el otro lado» gravitan casi tanto como el petróleo en la economía mexicana, pero en países bisagra de EEUU como El Salvador constituyen el principal ingreso en divisas, unos 4 mil millones de dólares. La legislación punitiva será concretada después de las elecciones legislativas de noviembre en EEUU.
Huelgas y muertes
Los comicios llegan en un clima de huelgas y agitación social, principalmente de los maestros de Oaxaca, aunque en el complejo cuadro sindical otros educadores están contra Elba Gordillo, a quien acusan de terribles atentados y muertes. También existe un gran conflicto minero, con intereses económicos yuxtapuestos a los sindicales, que fue desatada por la muerte de 65 trabajadores en una gran explosión, acaecida en febrero, en la mina de carbón Pasta de Conchos, en el estado norteño Coahuila, propiedad del Grupo México. Las condiciones laborales eran inhumanas.