Las movilizaciones del 31 de agosto y del 1 de septiembre, con las que culmina la jornada, fueron exitosas; grandes sectores de la población salieron a manifestar su repudio al modelo neoliberal. El día 31, una fuerza de más de 300 mil personas desbordó con creces el zócalo. El primero de septiembre hubo paros en […]
Las movilizaciones del 31 de agosto y del 1 de septiembre, con las que culmina la jornada, fueron exitosas; grandes sectores de la población salieron a manifestar su repudio al modelo neoliberal. El día 31, una fuerza de más de 300 mil personas desbordó con creces el zócalo.
El primero de septiembre hubo paros en el IMSS, en la UNAM, TELMEX, CLyFC, Tranviarios, más de 25 mil escuelas de educación básica, convocadas por le CNTE, etc. Además de las actividades y protestas en el interior del país que incluyeron bloqueos en diversas carreteras, calles y avenidas, tomas o cierres de los Congresos locales, marchas, plantones, etc. Todo el día hubo movilizaciones en diversos puntos del D. F. que en su mayoría confluyeron en el Palacio Legislativo, estableciendo el cerco con alrededor de 80 mil compañeros.
El gobierno de Fox estableció un dispositivo de seguridad con la PFP y el ejército, respaldados por la policía capitalina, imponiendo un verdadero estado policiaco militar en la ciudad para intimidar y disuadir a las fuerzas en lucha, no logró su propósito y en cambio mostró el tamaño de su temor al pueblo organizado y su carácter de enemigo del pueblo.
El propio Fox en su informe y fuera de texto ofreció una tregua y llamó a dialogar a las partes en conflicto por las reformas a la Ley del Seguro Social. Cabe señalar que la tregua y el llamamiento son muy ambiguas, pero a pesar de ello implican que el gobierno reconoce que no puede seguir actuando como si no tuviera ninguna oposición y, con ello, admite la existencia de una fuerte y creciente movilización social de rechazo a su política reformista neoliberal.
Aunque la jornada fue exitosa y el gobierno planteó la tregua y el diálogo, ello no significa que ya no piense avanzar en su propósito de imponer la reforma a la Ley del ISSSTE, la laboral, energética y fiscal. Y lo mas probable es que intente consumarlas en este período de sesiones del Congreso.
Su llamado a la tregua y el diálogo es desde la posición no de echar abajo las reformas, sino de conceder algunas cosas que, desde su perspectiva, hagan menos graves sus efectos contra los trabajadores y el pueblo. O sea que muy probablemente esté abriendo la puerta a la reforma de la reforma, pero buscando construir los consensos mínimos para profundizar su programa neoliberal. Esto no sirve a los intereses del pueblo y los trabajadores.
En consecuencia, seguiremos insistiendo en fortalecer y desarrollar el movimiento desde una posición de independencia y autonomía, para echar abajo las reformas y avanzar en la elaboración de nuestro proyecto de nación.
El proyecto de la oligarquía es causante de la espantosa miseria en el campo y en las ciudades y ha generado un enorme descontento en la mayoría de la población, que se siente en todos los rincones del país. No hay día en que no se organice una protesta de la población para reclamar sus derechos y exigir un país diferente, una nación que nos pertenezca a todos. Los trabajadores, en los últimos tiempos, hemos sido la columna vertebral de las protestas y de las movilizaciones por rescatar la Patria.
Queremos una nación soberana, dueña de los recursos naturales y de las empresas estratégicas, con un Estado capaz de ejercer la rectoría económica en beneficio de los trabajadores y el pueblo de México.
No queremos ningún tipo de privatizaciones, ni abiertas ni disfrazadas de «inversión privada», de empresas y servicios estratégicos. Queremos reconstruir la Patria a partir de la expropiación de las empresas que construimos los trabajadores mexicanos y que nos fueron robadas en estas décadas de neoliberalismo.
Rechazamos la reforma laboral patronal. Luchamos por un país donde el derecho al salario digno, a la basificación, a la contratación colectiva, a las pensiones y jubilaciones que nos permitan vivir dignamente nuestra vejez. No queremos limosnas ni que los bancos nos sigan robando el dinero de nuestras pensiones. Por eso exigimos la derogación de las reformas a la Ley del Seguro Social y la universalización del monto de jubilaciones y pensiones al nivel más alto conquistado por los trabajadores.
Queremos educación, salud, vivienda, empleo y demás derechos básicos para todos los mexicanos, para ello es necesario rescatar las instituciones sociales que deben garantizarlos. Existen los recursos necesarios para estas instituciones, basta con gravar a los dueños de las grandes empresas y cancelar la deuda interna y externa.
No nos engañan, la corrupción es consustancial al capitalismo que alcanza niveles escandalosos en el neoliberalismo, ahí están los fraudes de cuello blanco, el financiamiento de las campañas políticas, el desvío de recursos del erario público, los contratos millonarios a favor de empresas privadas y los exorbitantes sueldos y jubilaciones de los altos funcionarios públicos y privados. Para los trabajadores, este mal sólo se puede combatir eficazmente desterrando al neoliberalismo y con leyes que cierren todos los huecos que permiten la impunidad de los corruptos.
La represión contra miles de trabajadores y organizaciones que resisten a las políticas privatizadoras en el campo y la ciudad está a la orden del día. La creación de nuevos cuerpos represivos y su utilización contra las protestas sociales es lo cotidiano para acallarlas. La violación de los derechos humanos de la juventud y de todos los que protestan es justificada por la clase dominante calificándolos de delincuentes. Por ejemplo la PGR acusa a 8 organizaciones de la Promotora por la Unidad Nacional Contra el Neoliberalismo, de ser fachada del EPR sólo para justificar la represión contra el movimiento. Los trabajadores no estamos dispuestos a permitir más represión ni presos políticos.
Por ello, el autoritarismo debe ser desterrado, en todos sus niveles. El respeto a los derechos humanos y democráticos es parte fundamental en la construcción de un país diferente.
Los trabajadores tenemos propuestas para rescatar la Patria y construir una nueva nación. Al igual que hace un año, y cumpliendo la promesa que hicimos a obreros, campesinos, indígenas, pescadores, jóvenes, ancianos, amas de casa, volveremos a recorrer el país. Partiremos de la Ciudad de México con caravanas para llevar a discusión la propuesta de una nueva nación que los trabajadores enarbolamos y cuyos ejes centrales son, la soberanía política y económica, la democracia popular y la justicia social.
Recorreremos las ciudades, poblaciones, centros de trabajo y de estudio, para discutir esta propuesta; pues este proyecto debe ser enriquecido con las demandas y experiencia de lucha de todo el pueblo mexicano.
Convocamos a los diferentes actores que vienen planteando propuestas hacia un Proyecto de Nación a realizar un foro nacional donde se debatan las distintas propuestas.
Ha llegado el momento de la disputa de la nación a los neoliberales. Los trabajadores llamamos a los campesinos, indígenas, a todos los sectores del Pueblo de México y a sus organizaciones sociales y políticas, a rescatar a la Patria y a construir una nueva nación
México. D. F., a 9 de Septiembre de 2004.