Campesinos paraguayos marcharon ayer en Asunción contra las políticas del Gobierno que, consideran, crean más pobreza y por una ley de reforma agraria. Denuncian que han sido relegados en beneficio del modelo productivo basado en la explotación del cultivo de la soja. Unos quince mil campesinos procedentes de diferentes provincias de Paraguay llenaron ayer las […]
Campesinos paraguayos marcharon ayer en Asunción contra las políticas del Gobierno que, consideran, crean más pobreza y por una ley de reforma agraria. Denuncian que han sido relegados en beneficio del modelo productivo basado en la explotación del cultivo de la soja.
Unos quince mil campesinos procedentes de diferentes provincias de Paraguay llenaron ayer las calles de la capital, Asunción, para protestar, a un mes de las elecciones generales, contra el electoralismo y las políticas gubernamentales y para exigir una reforma agraria.
Después de varias sesiones de debate la víspera sobre la urgencia de impulsar una ley de reforma agraria en Paraguay, los campesinos se manifestaron frente al Congreso, tras recorrer durante varias horas la capital, según informó Prensa Latina. Esta marcha está considerada ya como un acto de protesta tradicional porque se ha celebrado durante los últimos diez años.
Los campesinos paraguayos sostienen que ha sido históricamente relegados por los distintos gobiernos en beneficio del modelo productivo prevaleciente basado en la explotación del cultivo de la soja.
Marcial Gómez, secretario general de la Federación Nacional Campesina (FNC), que agrupa a 270.000 familias de pequeños labradores dedicados en su mayoría al cultivo del algodón, señaló que «cada vez es más difícil acceder a los terrenos» debido a la producción extensiva de la soja, que va aumentando. Añadió que «esa forma de agricultura sin agricultores» es la que «desplaza al campesinado» y «genera más pobreza en el campo y mayor cantidad de desocupados». Señaló que las familias rurales requieren «una política de defensa de la producción nacional», créditos, capacitación técnica y acceso a la tierra, que calificó de «reclamos históricos».
Odilón Espínola, presidente de la FNC, precisó que además de manifestarse contra las prácticas excluyentes de las que son víctimas las poblaciones rurales, los campesinos se pronunciaron contra el electoralismo, caracterizado por un alud de promesas que nunca llegan a cumplirse. Indicó que «el Gobierno dice la economía creció, pero se ve perfectamente que los favorecidos son sólo unos pocos. La mayoría está peor, crecieron la pobreza y la extrema pobreza».
Acerca de las presidenciales de abril, el dirigente agrario subrayó que el sector al que representa «está por el cambio» y consideró una prioridad hacer un llamamiento a la participación consciente de los electores.
«No se puede hablar de democracia en Paraguay cuando unos 300.000 campesinos no tienen acceso a la tierra ni condiciones mínimas para vivir», remarcó Espínola. A su juicio, campesinos e indígenas padecen los males del resto de la población, pero más acentuados.