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Entrevista a Mijail Gorshkov, director del Instituto de sociología de la Academia Rusa de Ciencias:

Modernización o degradación ¿Qué está ocurriendo en la sociedad rusa?

Fuentes: Pravda

Traducido del ruso por Josafat S. Comín

Durante los años de las denominadas reformas, la estructura social de la sociedad rusa ha experimentado cambios muy sustanciales. El director del Instituto de sociología de la Academia Rusa de Ciencias, Mijail Gorshkov, explica a los lectores de «Pravda», donde estamos ahora y que podemos esperar del futuro cercano.

– Mijail Konstantinovich, muchos de sus colegas sociólogos se tiene que buscar la vida trabajando para partidos políticos o como representante de artículos de importación en el mercado ruso. En este sentido usted ha tenido más suerte: apareció una organización dispuesta a financiar investigaciones en el campo de la estructura social de la sociedad rusa, ante el absoluto desinterés por parte del estado. ¿Nos podría contar que avances se han dado en el transcurso de estos últimos 15 años?

En febrero de 1992 se formó el gobierno de Gaidar, al que se le atribuye el arranque de las reformas. Sin embargo este «aniversario» ha pasado desapercibido, puesto que no genera precisamente sentimientos de orgullo, alegría o satisfacción.

Nosotros, dos veces al año, preguntamos a nuestros ciudadanos si han salido ganando o perdiendo durante las reformas. Cerca de la mitad de la población de Rusia se considera perdedora.

– ¿Todavía hoy?

Si. Además esa cifra desde mediados de los 90 apenas ha variado: va del 45% hasta el 52%. Significa que podemos hablar de un porcentaje estable de la población, que ha perdido en el transcurso de las reformas su posición material, su lugar en la sociedad, su confianza en el futuro. Hay un 15-17% que considera que han salido ganando. El resto cree que ha mantenido su status quo.

Nuestras investigaciones no son simples sondeos para averiguar que le piensa uno regalar a la mujer el 8 de marzo, están enfocadas a analizar lo que ocurre en el subsuelo de la sociedad. Su tarea es comprender las relaciones causa-efecto, el porqué surgen determinados problemas, qué consecuencias pueden tener y cómo superarlos.

Si miramos en lo más profundo, desde mi punto de vista, en los últimos 15 años se han dado en la sociedad dos cambios radicales: en las relaciones de propiedad y en la estructura social. Prácticamente no nos hemos dado cuenta de como nos íbamos alejando, con pasos de siete leguas, de la estructura soviética de tres capas (clase obrera, campesinado koljosiano e intelectualidad popular) hacia una estructura social completamente nueva.

-Pero lo de las «tres capas» es una estructura de clase. La estructura social ya entonces era más compleja. Incluía a grupos sociales como los jubilados, los minusválidos, estudiantes, niños, tenía en cuenta las diferencias dentro de una misma clase.

Por supuesto. Sin embargo, gracias a la investigación hemos encontrado diez estratos sociales estables, en lugar de las anteriores dos clases y una capa intermedia. Se diferencian entre sí por unos parámetros suficientemente rigurosos en cuanto a la situación material y de propiedad, al nivel de vida, la calidad y el estilo de vida, y las particularidades socio-psicológicas. Desde los que viven apartados del resto, protegidos por un muro de cinco metros, hasta los que están al otro lado de la valla, hurgando entre las basuras.

En los últimos 2-3 años la propia estructura y sus parámetros cuantitativos apenas han variado. Eso nos dice, que la nueva estructura social de la sociedad rusa prácticamente ya se ha formado, ha adquirido estabilidad.

-Descríbanosla.

Los primeros dos estratos por abajo, incluyen a aquellos que viven bajo el umbral de la pobreza. En los últimos tres años, a pesar de las declaraciones del gobierno sobre la necesidad de la lucha contra la pobreza, su porcentaje apenas ha disminuido: del 24% al 21%. Dos terceras partes de ellos no pueden satisfacer las necesidades básicas de cualquier persona en alimentación, ropa o vivienda.

Añadámosle un tercer estrato. Son gente que vive por debajo del umbral de la pobreza. Pueden ascender un poco por encima de esa frontera, o descender. Poco o nada se escribe de ellos. Pero suponen el 17% de la población. Son gente que no ha descendido del todo al fondo, pero que no tiene posibilidad de subir. No se han «lumpemnizado». Intentan llevar un modo de vida, que se corresponde con el estrato inmediatamente superior.

El cuarto estrato es el más relevante para al país. Incluiría al 24%-25% de la población. Son gente a la que podríamos definir como «de pocos recursos». Son personas que se encuentran a caballo entre la clase pobre y la clase media y tampoco parecen contar con la atención de la prensa. Pero son el estrato que toman como referencia para calcular los niveles medios de consumo (la cesta de la compra): cuantos calcetines, cuanta fruta y cuanta mantequilla podemos untar al pan, a lo largo del año…

Deberíamos esperar que a medida que se producen éxitos en la economía la situación de estas personas mejorase. Pero hemos visto que hay una tendencia negativa, que se ha venido desarrollando en los dos últimos años. Una parte de este estrato (10%-12%) no asciende, sino que desciende.

-¿Y cómo es en cuanto a la composición social, profesional?

Hay prácticamente de todo. Podemos encontrar incluso representantes del pequeño comercio, que se ha arruinado o están cerca, a representantes del escalafón más bajo en el ejército, a personal de servicio de los institutos docentes o de investigación etc. Además puede ser que el marido tenga un buen sueldo, pero el suyo sea el único ingreso en una familia de varios miembros. Hay muchas familias así.

-¿Ustedes se guían por los ingresos familiares, no por el indicador salarial?

Por supuesto. Lo importante no es lo que gane una persona, sino cual es el ingreso per capita en la familia.

Luego encontramos a las capas medias: estratos del quinto al octavo. Es una tercera parte de la población. Entre ellos están los que podríamos calificar como clase media, que representan un 20%-22%.

Hay que tener en cuenta, que nuestra clase media no se puede comparar por nivel de ingresos con la occidental. Los ingresos que declara la gente suenan ridículos: 10’5 mil rublos (1$=26 rublos) de media en Rusia (en Moscú y S. Petersburgo 15 mil). Hemos de suponer, que la gente, por motivos comprensibles no declara todas las fuentes de sus ingresos. Lo más probable es que sean solo los ingresos directos por salario, sin contar divisas o ingresos extras.

-Seguramente y sin contar los impuestos, es decir ingresos netos.

Por eso pensamos que los ingresos per cápita medios en Rusia son de 12-14 mil rublos, y en Moscú y S. Petersburgo del orden de los 18-20 mil rublos.

Las capas medias son muy variadas. Por eso los especialistas los clasifican, en función de una serie de indicadores, en parte inferior (una tercera parte), núcleo y capa superior, que se acerca al nivel europeo de la clase media (aproximadamente un 7%-8% de los «medianos»).

Los estratos noveno y décimo corresponden a la gente, que en opinión de la mayoría de nuestra población (no del Rosstat. Instituto de estadística), entraría en la categoría de ricos. Por ejemplo, para considerarse rico en Moscú, basta con tener un ingreso per cápita en la familia de 2’5 mil dólares (en Rusia 1’8-2 mil dólares).

Hay que tener dos o tres apartamentos o casas (cuando los padres viven aparte de los hijos adultos). Los ahorros se invierten en lo que suelen denominar instrumentos financieros (depósitos en los bancos, acciones, bienes inmuebles etc.). De esos tenemos un 4%-5%.

En la sociedad soviética, incluso tardía, no había nada parecido.

-¿Los procesos de transformación de la estructura social, se han desarrollado de un modo progresivo o se pueden diferenciar etapas?

El primer golpe lo recibimos en el 92, cuando muchas cosas simplemente perdieron su valor. Hubo otros lapsos como por ejemplo en los años 94-95 cuando se formó la pobreza rusa. En ella se formó una capa que podríamos denominar directamente como de miseria. Se formó un «pantano» social: gente que se dejaron llevar, y a los que ya entonces pensábamos que no habría modo de ayudarles a levantar. Cierto que posteriormente ese «pantano» comenzó lentamente a derretirse a finales de los 90.

Tras el «default» (suspensión de pagos) del 98 se abrió una gran sima, donde la peor parte se la llevaron los representantes de las capas medias. Su porcentaje en la población se vio reducido del 25% al 12%-15%. Entonces muchos de ellos pensaron que la salvación de los que se ahogan, es asunto del que se está ahogando. Dejaron de confiar en el estado y comenzaron a trabajar duramente.

Entre ellos encontramos un grupo, que en ese periodo tenía 3 ó 4 puestos de trabajo. Y aunque trabajaron hasta la extenuación, la clase media renovó sus filas en apenas dos, tres años. Es un resultado que no se ha visto nunca antes en el mundo.

Sin embargo comenzando desde el 2002-2003, venimos observando un cierto tapón de los vasos, por los que produce la movilidad social; el ascenso de la gente de abajo arriba. Por ejemplo, la mejora de cualificación, el obtener una segunda especialidad, ya no asegura la deseada mejora en tu carrera. Los puestos que permiten progresar, están ya ocupados.

Por eso yo estoy de acuerdo con los economistas que aseguran, que sin una reestructuración de la economía, sin un aumento radical de la producción y la innovación tecnológica para el que se necesiten cuadros preparados, es imposible el crecimiento de la clase media. Hemos entrado en un periodo de «estabilidad no dinámica», cuando mucha gente con una buena formación no ve perspectivas de mejora.

En los países desarrollados la clase media supone dos terceras partes de la población o más (en Finlandia el 70%, en Noruega el 72%, en Suecia el 75%). Es lo que determina las perspectivas de desarrollo. Aquí solo es una tercera parte.

-Pero incluso esa tercera parte se diluye. Los grandes negocios arrinconan cada vez más al pequeño y mediano comercio. El sistema tributario, que dejó respirar a la producción después del «default», la vuelve a ahogar; supone más de la mitad del PIB y esteriliza una parte sustancial de la misma. Es decir, la situación que permitió a gran parte de la población volver a ponerse en pie, después del default del 98, ha cambiado. A pesar de las condiciones económicas externas favorables, la actuación del gobierno reduce cada vez más sus posibilidades. ¿En que puede desembocar, a su juicio, la continuación de esta política?

Aunque muchos hablan de una explosión social inevitable, según nuestros datos, la situación en el país varía considerablemente. Hay una serie de regiones que encuentran un camino para su desarrollo, independientemente de la política de los órganos gubernamentales. De continuar con esta política, algunas regiones se van a encerrar cada vez más en su propia esquina; el curso emprendido por el gobierno federal, les va a obligar a vivir de acuerdo con el principio: «mi casa, es mi castillo».

En la época soviética el materialismo histórico fue declarado teoría de la sociología, por lo que sólo se efectuaban estudios aplicados. ¿Se realizan hoy día en el Instituto investigaciones teóricas, o la falta de medios lo impide?

Se realizan. En el 2005 hemos creado e impulsado el centro de teoría e historia de la sociología. La sociología rusa tiene sus raíces en el siglo XIX. Nosotros profundizamos los estudios que se han hecho durante todo este tiempo. Pero lo importante es extraer conclusiones generales teóricas sobre la base del análisis de los procesos reales. Esa es la tarea clave de nuestro centro.

Ya hemos desarrollado una base empírica, que nos permite obtener conclusiones de carácter teórico. Tenemos que responder a las preguntas: Qué sociedad se ha formado en estos 15 años de reformas, qué potencial de desarrollo se da en ella, en qué consiste la idea de modernización de la Rusia contemporánea y en qué direcciones hay que actuar.

Sin investigaciones teóricas es imposible dar respuesta a esas preguntas.