Bombay, la capital financiera de India, fue sacudida esta noche por una serie de tiroteos y explosiones que tenían como objetivo hoteles y restaurantes de lujo, y especialmente a visitantes británicos y estadunidenses. Unas 101 personas fueron asesinadas y otras 287 resultaron heridas. La policía informó que aún mantenían bajo sitio a dos hombres armados […]
Bombay, la capital financiera de India, fue sacudida esta noche por una serie de tiroteos y explosiones que tenían como objetivo hoteles y restaurantes de lujo, y especialmente a visitantes británicos y estadunidenses. Unas 101 personas fueron asesinadas y otras 287 resultaron heridas.
La policía informó que aún mantenían bajo sitio a dos hombres armados que se atrincheraron en uno de los hoteles cinco estrellas. Dijeron que los «terroristas» atacaron al menos siete sitios con una combinación de rifles automáticos y granadas. En uno de estos lugares, los hombres armados aparentemente buscaron específicamente a viajeros británicos y estadunidenses para tomarlos como rehenes. Los últimos reportes sugerían que varias personas seguían prisioneras.
«Estos terroristas atacaron al menos siete lugares. Terroristas desconocidos entraron con armas automáticas y abrieron fuego indiscriminado», señaló A. N. Roy, comandante de la policía estatal de Maharashtra. «En algunos sitios incluso utilizaron granadas».
Durante un tiroteo con la banda de atacantes, murieron tres policías de alto rango, incluyendo al capitán del escuadrón antiterrorista de Bombay, Hermank Karkare.
Entre los objetivos a atacar estaban los hoteles Taj y Oberoi, en el sur de Bombay. Imágenes televisivas mostraron los vestíbulos de ambos establecimientos incendiándose mientras los huéspedes del Oberoi huían cubriéndose la cabeza con las manos. En el Taj, uno de los hoteles más famosos de India, algunos de los heridos fueron desalojados utilizando las carretillas doradas usadas para trasladar equipaje.
En un primer momento, ningún grupo se responsabilizó de los atentados, pero quedó claro el objetivo principal de los mismos eran extranjeros estadunidenses o británicos, y que los ataques coordinados fueron planeados por un grupo extremista islámico.
Alex Chamberlain, quien trabaja para un sitio de red de información deportiva, estaba en la ciudad india por cuestiones de trabajo. Declaró a Sky News que los hombres armados irrumpieron en el restaurante del hotel Oberoi, y obligaron a los comensales a salir de ahí y subir las escaleras. Afirmó que estaban buscando a británicos y estadunidenses.
«Con todo el mundo reunido, pidieron que alzaran la mano quienes fueran británicos o estadunidenses. Mi amigo me dijo. ‘No vayas a hacerte el héroe, no digas que eres británico'», dijo Chamberlain. «Estoy seguro que todo se trata de eso. Estaban hablando específicamente de ingleses y estadunidenses».
El ministro británico ante el Parlamento Europeo Sajjad Karim, quien está en India para asistir a una cumbre, estaba hospedado en el hotel Taj cuando éste fue atacado por los hombres. Desde su teléfono móvil, atrincherado en una barricada que él y varios construyeron en un cuarto del sótano del inmueble, dijo a reporteros habían podido huir de fuego de ametralladora.
«Yo estaba en el lobby del hotel cuando llegaron los hombres armados y la gente comenzó a correr. Había entre 25 y 30 personas con nosotros», dijo el ministro conservador. «Nos separamos en grupos y corrimos en direcciones opuestas. Un hombre simplemente estaba ahí ahí parado, lanzando ráfagas de ametralladora justo junto a mí. Logré dar la vuelta y correr; llegué a la cocina del hotel y de ahí bajamos a un restaurante que está a nivel del sótano. Ahora estamos en un cuarto oscuro y hemos trancado las puertas. Es terrible».
Janice Sequeira, turista que estaba en el restaurante del Taj, dijo: «Fue espantoso, como si al mismo tiempo estallaran muchísimos fuegos artificiales ensordecedores; simplemente salimos corriendo».
Canales noticiosos reportaron tiroteos afuera del café Leopold, muy popular entre los turistas, y en hospitales y estaciones de tren. Nuevamente se usaron rifles automáticos y al menos una granada. «Entraron a una sala de espera de las estación y empezaron a disparar», afirmó A. K. Sharma, oficial de la policía de Bombay. Tras el tiroteo, el restaurante estaba cubierto de agujeros de bala y manchas de sangre en el suelo, lleno también de zapatos abandonados por la clientela al escapar.
También se reportaron tiroteos y estallidos en uno de los hospitales de la ciudad. Pero esto no fue de inmediato confirmado por la noche, entre el caos y los furiosos reportes. Lo mismo ocurrió con la versión de que hubo una explosión cerca del aeropuerto doméstico de la ciudad.
India ha sido testigo de una serie de incidentes terroristas en meses recientes. En mayo, al menos 80 personas murieron por atentados con bomba en la ciudad turística de Jaipur. En julio, 50 personas resultaron heridas en estallidos ocurridos en la ciudad occidental de Ahmedabad. El mes pasado, unos 60 murieron en Assam, en el noroeste indio, en circunstancias similares.
Pero los ataques de esta noche en Bombay, y esa combinación de armas automáticas y granadas, marcan una nueva y mortal modalidad en la lucha de India contra el extremismo. La mayor parte de los recientes atentados han sido atribuidos a los musulmanes, pero en las últimas semanas la policía capturó a 10 miembros de lo que se dice es la primera célula terrorista hindú. Entre los arrestados hay un militar en activo y un sacerdote hinduista.
Bombay ha sido objeto de ataques terroristas desde marzo de 1993, cuando musulmanes del inframundo criminal, supuestamente vinculados con militantes paquistaníes, perpetraron una serie de atentados con bomba en la casa de bolsa de esta ciudad.
Dichos ataques mataron a 257 personas e hirieron a más de mil 100. Diez años más tarde, en 2003, 52 personas fueron asesinadas en ataques con bomba atribuidos a militantes musulmanes, y en julio de 2007 una serie de estallidos destruyeron trenes y estaciones ferroviarias, lo que resultó en la muerte de 190 pasajeros.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca