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Mujeres indígenas: Entre la esperanza y la búsqueda de mundos posibles

Fuentes: Mujeres en Red

Desde distintos caminos: mujeres indigenas, entre la esperanza y la búsqueda de mundos posibles «…queremos abrir un camino nuevo para pensar la costumbre desde otra mirada, que no sea violatoria de nuestros derechos, que nos dignifique y respete a las mujeres indígenas; queremos cambiar las costumbres cuando afecten nuestra dignidad». [1] En estas páginas reflexionaré […]

Desde distintos caminos: mujeres indigenas, entre la esperanza y la búsqueda de mundos posibles

«…queremos abrir un camino nuevo para pensar la costumbre desde otra mirada, que no sea violatoria de nuestros derechos, que nos dignifique y respete a las mujeres indígenas; queremos cambiar las costumbres cuando afecten nuestra dignidad». [1]

En estas páginas reflexionaré acerca de mi visión de las mujeres indígenas desde mi experiencia en Chiapas, desde la vivencia cotidiana de ser mujer y también desde mi experiencia académica y de investigación en tres países: México, Ecuador y Colombia. Por lo tanto la que escribe aquí, es una mujer indígena atravesada por múltiples identidades, una mujer que ha accedido a la academia, una mujer perteneciente a un grupo étnico, y es a partir de mi mirada que hago la reflexión acerca de la participación de las mujeres y su lucha cotidiana y política en medio de la guerra, de la lucha por el reconocimiento como sujetos de derechos y desde sus demandas como mujeres indígenas en sus colectivos indígenas.

Es recientemente que los investigadores y las feministas dirigen su mirada a las mujeres indígenas, quienes se han constituido como nuevas actoras políticas en el escenario internacional, nacional, regional y local. Desde distintos frentes han estado presentes, en la guerra como fue el caso de muchas mujeres en Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Chiapas.

Las mujeres indígenas de los distintos países (como aquellas que se dieron cita en el Encuentro de mujer indígenas y biodiversidad) se diferencias entre sí por sus niveles de liderazgo, su trayectoria organizativa, su acceso o no a la academia, sus vivencias personales y, porque no, en las separaciones fronterizas han dividido a más de un pueblo. Pero más allá de las fronteras territoriales, las mujeres indígenas comparten una lucha colectiva, aquella dada por sus pueblos y organizaciones indígenas, una lucha por la supervivencia y por el reconocimiento pleno de sus derechos, derechos que les da el ser originarios y originarias de estas tierras indígenas y junto a ellos, las demandas de las mujeres se comienzan a oír en foros y encuentros: mayor participación, respeto a su palabra, a su dignidad. Miles de mujeres indígenas que no tenían un espacio para expresar su palabra y su sentir de mujer, ahora es posible, gracias a la lucha cotidiana que las mujeres han dado en sus organizaciones y a las mujeres no indígenas, quienes creen en procesos colectivos y en la búsqueda de alianzas en las que se entrelacen distintos aprendizajes, rostros y experiencias.

De la inmensa gama de experiencias, puedo señalar algunas especificidades en sus luchas, la más conocida, quizás, es el protagonismo público de las mujeres indígenas zapatistas del Estado de Chiapas en México, dada a través de la Ley Revolucionaria de las mujeres Indígenas [2] en donde demandan el derecho a participar; a decidir el número de hijos que deseen tener; a un salario justo; derecho a las salud y a la educación, entre otros más. Demandas que ponen entredicho el esencialismo y la supuesta armonía que pregona el discurso del movimiento indígena al hacer pública la discriminación a la que se habían visto sujetas las mujeres. Gracias al levantamiento indígena zapatista estas mujeres no se encuentran más en el anonimato y comienza a ser reconocidas como actoras políticas con voz propia.

Las mujeres indígenas en Ecuador han sido reconocidas por su liderazgo y por sus trayectorias políticas en el movimiento indígena. Recordemos que Ecuador se ha distinguido por tener un movimiento fuerte en el que los indígenas figuran como actores centrales en la vida política del país y han exigido a su gobierno ser reconocidos como sujetos políticos.

Las mujeres indígenas han comenzado a ser respetadas como líderes, que buscan no sólo la justicia y respeto a sus pueblos y a sus formas de vida sino que además están en proceso de cuestionamiento a la discriminación y exclusión que han vivido por ser mujeres en sus pueblos y de la que en sus comunidades no han estado exentas. Podemos decir, entonces, que las mujeres indígenas no sólo se perfilan como nuevos sujetos sociales sino como mujeres con voces y liderazgos fuertes, con nuevas miradas sobre el mundo, en donde la voz de la mujer indígena sea respetada y escuchada pues, tal y como lo indican las palabras con las que inicié este texto, se necesita cambiar las costumbres cuando afectan la dignidad de las mujeres. Por eso, cientos de mujeres indígenas, desde los espacio cotidianos, públicos y políticos exigen justicia y una nueva relación con los hombres indígenas, por eso más de una menciona que la lucha colectiva es una lucha de hombres y mujeres: «hay que incluir a los hombres en los talleres de mujeres, porque ellos tiene que saber que derechos vamos nosotras a exigir,» nos dice una líder de la etnia huitoto de Colombia.

Desde mi experiencia de vida, me he llenado de las luchas de muchas mujeres indígenas de Chiapas, Ecuador y Colombia. En Ecuador escuché sus palabras teniendo como guardián al volcán Chimborazo, y otras tantas más bajo la luz del sol. En Colombia, tierra querida como versan las letras de una canción, he conocido las luchas cotidianas que enfrentan las mujeres en medio de la guerra. Mujeres que a punta de fusil han tenido que abandonar sus territorios, que han visto morir a sus hijos y esposos; mujeres que a pesar de las tristezas y del dolor de madre, de esposa, de hija reclaman, exigen justicia; mujeres que a pesar de la violencia en sus territorios y de la ofensa a sus sitios sagrados siguen caminando con la fortaleza que da la esperanza de un país con la paz que se merece. Estas mujeres indígenas comienzan a aparecer en el escenario público y político como actoras políticas válidas.

Entonces, ¿cuál es el mundo que buscan las mujeres indígenas? un mundo donde ser mujer no implique subordinación ni exclusión; donde los derechos no sólo de las mujeres sean respetados y ejercidos plenamente tal como los dados por sus pueblos. Por ello, desde distintas tierras, desde distintos caminos, las mujeres indígenas hacen oír sus voces y nos dan a conocer sus experiencias, su trabajo cotidiano. Vemos que muchas mujeres indígenas aparecen como liderezas desde México pasando por Centroamérica hasta llegar a Sudamérica, las palabras se multiplican, son mujeres que han tenido que transgredir el orden y el modelo del «deber de las mujeres», mujeres que han tenido que enfrentar los obstáculos para llegar a donde están: exclusión, descalificación, por ello la lucha de las mujeres indígenas no es gratuito, es proceso constante de negociación de poderes. Podemos decir, que nunca han estado ausentes en los grandes momentos de la historia del movimiento indígena, siempre presentes!!, como están presentes en las universidades, en la política, en organismos internacionales, siguen siendo minoría?, sí!. Sin embargo, esto nos habla de un nuevo liderazgo, de mujeres con voz propia y de nuevas demandas de inclusión que trastocan los imaginarios y estereotipos que las mantenían recluidas en el espacio íntimo de lo sagrado (hogar), para tomar las riendas de sus vidas y de sus organizaciones desde la palabra de las mujeres indígenas.

Entonces, mujeres, si nos han crecido las ideas, de nosotras ya no van decir cosas muy feas, solamente podrán decir que han nacido nuevas mujeres con una mirada en el horizonte para hacer que a otras mujeres, a miles, a cientos de mujeres, les crezcan las ideas tal como a nosotras. Parafraseado a la comandante Ramona, no puede pensarse la construcción de un mundo rebelde y nuevo sin sus mujeres rebeldes y nuevas. «Nunca más un mundo sin nosotras».

Georgina Méndez Torres es Indígena Chol, Antropóloga de la Universidad Autónoma de Chiapas, México. Candidata a Magíster en Ciencias Sociales, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, sede Ecuador.