Recomiendo:
0

Más sobre la crisis iraní tras las recientes elecciones presidenciales de junio

¿Musavi o Ahmadinejad?

Fuentes: Rebelión

Traducción y comentario preliminar de Antonio Antón

Comentario del traductor: Por motivos de seguridad he ocultado el verdadero nombre del autor de este artículo. Hamid Davarpanah no es más que un pseudónimo inventado. Se trata de un ingeniero de 50 años en situación de desempleo, que vive en Teherán y que, para más señas, es comunista, lo cual es algo bastante peligroso en el Irán actual. La versión que nos ofrece es, por supuesto, personal e intrasferible (¿cómo podría ser de otra forma?), pero tiene la ventaja de proceder de alguien que conoce y respira el día a día de Irán sobre el terreno, lo cual contrasta con los artículos de intelectuales de izquierda que escriben sobre ese país desde Occidente.

*    *    *    *

Espero poder expresar bien mis ideas en inglés. Lo intentaré, aunque no puedo ser demasiado preciso.

Me sorprendió tremendamente leer el artículo de James Petras; me dejó completamente descolocado: no sabía si era el mismo James Petras de siempre o un ultraconservador fundamentalista; podría parecer incluso un neoliberal, un miembro del equipo de propaganda de Ahmadinejad… o simplemente un escritor que de un día para otro se había quedado ciego políticamente.

…Parecía no observar método científico alguno, o datos estadísticos, por no decir la documentación básica para una simple investigación periodística. Si le escuchase decir lo mismo a cualquier otro, le diría que es pura y llanamente mentira.

Pasado y presente

Después de cien años, todavía intentamos pasar de una etapa democrático-burguesa de desarrollo. Existió la posibilidad de sobrepasar esta etapa después de la Segunda Guerra Mundial y durante la liberación de los países del «tercer mundo» del yugo colonial; tras ésta, se abrieron perspectivas de progreso con el socialismo en el horizonte. Muchos países viraron hacia un modo de desarrollo no-capitalista, y pudieron preparar cierta infraestructura para la construcción del socialismo (tras el colapso de la URSS, esta posibilidad se desvaneció).

Hace treinta años, los comunistas iraníes creyeron que la revolución iraní contenía fuertes elementos democráticos, aunque se hiciera más hincapié en ciertos «derechos democráticos» que en la «libertad democrática». Hussein Musavi es un hombre que cree que la democracia pasa por el establecimiento de los derechos del pueblo. Su enfoque de la economía pasa por el artículo 44 de la Constitución, que establece que la porción principal de la estructura económica debe ser estatal. La segunda porción debe basarse en cooperativas y la tercera sección -auxiliar- en la empresa privada.

En los últimos veinte años, contemporáneamente a la derrota del modelo soviético de socialismo y la victoria del neoliberalismo, muchos líderes iraníes de la revolución cambiaron de opinión, entre ellos Jamenei, Rafsanyani, y casi todos los reformistas. No debemos olvidar que ya el gobierno de Jatamí emprendió el camino neoliberal hacia la OMC. La mentira más grande contada en Irán recientemente fue que el gobierno de Jamenei (según sus palabras) «estaba actuando en base al artículo 44», cuando en realidad se estaban subastando las instituciones públicas.

Ahmadinejad

Ahmadinejad es la marioneta del líder supremo. La gente le conoce como «el mentiroso»… «¡dice que es de noche cuando el sol está bien arriba en el cielo!» No es nacionalista ni reformista ni un fundamentalista; tampoco antiimperialista o antisionista. Los hechos señalan que actúa en sintonía con las políticas económicas reales de Israel y de los neoconservadores de todo el mundo; ha distribuido aproximadamente 40 mil millones de dólares entre los más pobres, sí, pero malgastando o malversando otros 250 mil millones de dólares.

Actúa como Napoleón: se apoya en los hombros del pueblo mientras crece a su alrededor una nueva clase de militares burgueses enriquecidos a su costa. Sus intentos de eliminar los pocos subsidios que quedan están en completa consonancia con las instrucciones del FMI y el BM.

Jatamí pospuso estas medidas, pero Ahmadinejad y los suyos las tenían de nuevo preparadas desde 2003.

Hussein Musavi

Aunque creo que Musavi no es precisamente el líder que llevará al pueblo hacia el socialismo, sin embargo no solamente simboliza, entre todos los candidatos, un NO rotundo al fascismo, sino que además podría abrir un sendero para escapar del neoliberalismo.

Y más importante aún: en caso de que continúe, Ahmadinejad acabará definitivamente con la República. Su postura y la de su preceptor, Mesbah Yazdi, es la de eliminar lo que ésta representa.

Está claro que ésta que vivimos es una revolución de la «clase media» o pequeño-burguesía: contra las carencias democráticas, el conservadurismo, la corrupción… y contra el poder omnipresente del ejército (la «Sepah Pasdaran» tiene poder ilimitado sobre la vida económica, política, y cultural, incluido el ciber-espacio), etc.

Esto es por lo que la mayoria de gente más acomodada apoya a Musavi, mientras que las capas más pobres de la población apoyan a Ahmadinejad. Pero el hecho es que el ratio es al menos de 2:1 para Musavi; es un hecho que Petras no quiere o no puede ver. Actúa exactamente como un defensor del fraude.

No importa que las clases más pobres (obreros y campesinos) no coincidan plenamente con esa pequeño-burguesía. En ausencia de un líder proletario fuerte, es Musavi el que expresa los deseos comunes a todo el pueblo.

Ahmadinejad ha invertido dinero en «dispersar» y calmar la demanda social proveniente de los sectores más empobrecidos; por debajo de la mesa, sin embargo, entregó en manos de la Sepah contratos de varios miles de millones de dólares y ayudó al surgimiento de una nueva clase social (burguesa-militar) a través de la fundación de grandes empresas comerciales, importando millones y millones de dólares en artículos de consumo.

La producción de petróleo en los últimos 4 años rondaba los 290 mil millones de dólares. Cerca de 40 mil millones se repartieron entre los más pobres. ¿Cómo? Estableciendo organismos económicos de pequeña escala como medio para crear empleo. Pero esta decisión unilateral e irracional ha llevado a un colapso económico, creando una deuda bancaria de 33 mil millones de dólares. La economía está en completa bancarrota.

La respuesta a esto son mentiras: «Musavi es proamericano», «Musavi quiere desviar la revolución», «Musavi está contra la Revolución Islámica»… Ahmadinejad es un maestro de la demagogia…

En la última semana, la verdad se ha mostrado más clara que nunca a muchos trabajadores iraníes.

Pero, pese a todo, Musavi no ayudará a profundizar nuestra lucha; las limitaciones, debidas a su ideología y posición de clase, son numerosas.

Antonio Antón es miembro de Rebelión y Tlaxcala.