El constante deterioro del multilateralismo, sumado al crecimiento del unilateralismo, pone en riesgo a las democracias, y en especial a la libertad de prensa, a la gobernanza global, a la participación cívica y a los derechos humanos en Asia, África, América del Sur y Medio Oriente. Las amenazas, directas o indirectas, son producto del surgimiento […]
El constante deterioro del multilateralismo, sumado al crecimiento del unilateralismo, pone en riesgo a las democracias, y en especial a la libertad de prensa, a la gobernanza global, a la participación cívica y a los derechos humanos en Asia, África, América del Sur y Medio Oriente.
Las amenazas, directas o indirectas, son producto del surgimiento del nacionalismo de derecha en Estados Unidos, que se refleja en exaltados discursos patrióticos procedentes de distintos países como Brasil, Filipinas, Hungría, Polonia, Austria, Turquía, Birmania (Myanmar) y Egipto.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, declaró a la prensa en diciembre que el multilateralismo sufre ataques de diferentes sectores, precisamente «cuando más lo necesitamos». «En diferentes áreas y por distintos motivos, la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, la confianza de los Estados entre sí y la confianza de la gente en las organizaciones internacionales se desgastó y el multilateralismo está bajo fuego», se quejó.
¿Cómo hará para sobrevivir la sociedad civil en este duro ambiente político en 2019?
IPS conversó con Lysa John, la nueva secretaria general de Civicus, la alianza global de organizaciones de la sociedad civil, con sede en Johannesburgo, sobre las perspectivas para el sector este año.
«Por desgracia, en el actual contexto político, los gobiernos socavan décadas del trabajo realizado por ciudadanos y líderes de todo el mundo con el fin de construir un marco efectivo para la cooperación global», se lamentó.
En especial, mencionó a la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático, de 2015, así como del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, como «claro recordatorio de que vivimos en un mundo en el que los gobiernos operan en un estado de negación activo».
En el mundo, hay indignación con los gobernantes, incluso de grandes países como Brasil e India, porque defienden los intereses de las élites mientras reducen la de ciudadanos de a pie, así como de los movimientos comunitarios que trabajan para garantizar la participación cívica y una gobernanza responsable, observó John, quien trabaja también en temas de justicia social desde 1988.
Hace poco trabajó con la organización Save the Children Internacional, donde fue directora de campaña y estrategias de promoción, y antes había encabezado el sector de divulgación del Grupo de Alto Nivel de la ONU sobre la Agenda de Desarrollo posterior a 2015.
Al ser consultada sobre cómo las organizaciones de la sociedad civil harán frente a la creciente tendencia contra el multilateralismo, opinó que «las soluciones a los nuevos y complejos desafíos, como conflictos, cambio climático y desigualdad, están muy interconectados».
«Necesitamos gobiernos que adopten un enfoque de ‘un mundo’ que les permita combinar recursos de forma activa, compartir lecciones y redoblar las innovaciones para hacer frente a los cambios sociales, ambientales y económicos que se desarrollan con rapidez», explicó.
En ese contexto, el multilateralismo no es solo «una opción que es bueno tener», sino una necesidad urgente, que determinará la supervivencia y el bienestar de las futuras generaciones.
IPS: ¿Cuáles serán los temas políticos y socioeconómicos clave en la agenda de Civicus para este año?
LYSA JOHN: 2019 comenzó con algunas señales alarmantes para el surgimiento del espacio global que reclamamos desde hace un año.
En Brasil, el nuevo gobierno de (Jair) Bolsonaro amenazó con clausurar las organizaciones de derechos humanos, mientras que en Zimbabwe, activistas y organizaciones están sometidos a un grado de represión e intimidación sorprendentes.
En general, aumentan el bloqueo de Internet y el uso de la violencia como formas de silenciar el disenso. En ese contexto, seguirá siendo una prioridad asegurarse de que los gobiernos tomen medidas para proteger y ampliar el derecho de la ciudadanía global a organizarse y a expresar el disenso.
En el mundo, periodistas y activistas son los que más denuncian de forma visible las fallas y las violaciones de los gobiernos, lo que los convierte en blancos fáciles de los intereses que buscan mantenerlos callados.
También seguiremos trabajando para conectar, ampliar y fortalecer el gran trabajo que hace la sociedad civil en todo el mundo.
En un mundo hiperconectado, es ridículo que los gobiernos sigan usando leyes y políticas arcaicas para reprimir el flujo de conocimiento, la tecnología y los recursos que pueden ayudar a millones de personas que viven en la pobreza y sufren discriminación a aprovechar los beneficios del desarrollo moderno.
Además, será una parte importante de nuestro trabajo de este año garantizar que los donantes y los Estados inviertan en crear un ambiente propicio para el trabajo de la sociedad civil, donde esta pueda ser lo más innovadora posible, diversa y responsable.
IPS: ¿Cómo impactará el deterioro del multilateralismo en las organizaciones de la sociedad civil, y en Civicus en particular?
JOHN: Allí donde los gobiernos no actúan defendiendo los intereses de las personas de a pie, la sociedad civil tiene que intervenir y redoblar esfuerzos.
Las organizaciones voluntarias se convierten en la primera línea de refugio para las comunidades más marginadas.
Eso incluye ampliar la asistencia vital para que puedan huir de conflictos violentos, luchar para cambiar prácticas y leyes que perpetúan la discriminación contra comunidades tradicionalmente excluidas o actuar como primera línea de defensa.
Resulta perturbador que en ese contexto, muchos gobiernos opten por aumentar la vigilancia y criminalizar a la sociedad civil, en vez de reconocer y apoyar sus esfuerzos tan necesarios.
Nuestra investigación sobre el espacio cívico a través del Monitor de Civicus muestra que los ataques contra la sociedad civil en el mundo son comunes, como es de esperar y, muchas veces, graves.
En la actualidad, solo cuatro por ciento de la población mundial vive en países donde las libertades de expresión, de asociación y de reunión pacífica están bien protegidas.
Seis de cada 10 personas viven en países donde hay graves restricciones al espacio cívico.
Sin los mecanismos nacionales y globales para proteger y ampliar las libertades cívicas, la sociedad civil y las ciudadanías de distintas partes del mundo quedarán más vulnerables.
Por eso es importante seguir luchando para proteger el multilateralismo actual, pero también para que nuestras instituciones sean más democráticas e inclusivas.
Traducción: Verónica Firme
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2019/02/nacionalismos-derecha-ponen-riesgo-las-democracias/