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El empoderamiento de la tecnología una solución a la escasez de agua

Nicaragua: La lucha por el agua

Fuentes: Adital

El Comité «Sí a la Vida – No a la destrucción del medio ambiente» de la comunidad indígena de Sutiaba – León está promoviendo un proyecto y una lucha que no terminan con las denuncias contra los atropellos del Ingenio San Antonio y con las acciones para que deje de seguir contaminando y destruyendo al […]

El Comité «Sí a la Vida – No a la destrucción del medio ambiente» de la comunidad indígena de Sutiaba – León está promoviendo un proyecto y una lucha que no terminan con las denuncias contra los atropellos del Ingenio San Antonio y con las acciones para que deje de seguir contaminando y destruyendo al medio ambiente, sino que está comprometido con la necesidad de dar una solución a la escasez de agua que existe en las comunidades de la zona.

Yaniree Álvarez, asesora legal del Comité, conversó con la Lista Informativa «Nicaragua y más» de la Asociación Italia-Nicaragua para dar a conocer como el Comité «tiene el objetivo de cerrar el círculo y no quedarse sólo denunciando, sino buscar también las formas más económicas, pero muy efectivas, para mejorar la calidad de vida de las comunidades pobres de Sutiaba, comenzando con el acceso al vital líquido y con el empoderamiento de la tecnología, para que la gente no siga dependiendo de factores externos a las comunidades». Villa Jerusalén es una comunidad que queda a unos 7 kilómetros de León en territorio de Sutiaba y que está formada por casitas de concreto, donde viven cienes de personas que abandonaron sus lugares de origen en 1998, a raíz del Huracán Mitch.

La fuerza y la violencia devastadora del huracán los dejó sin un lugar donde vivir. Algunas de estas familias se instalaron en algunas comarcas de Sutiaba hasta el día en que, como relatan los habitantes, el Ingenio San Antonio los desalojó con la fuerza de sus tractores par extender su siembra de caña. Otras familias se dispersaron en el territorio de los Departamentos de León y Chinandega.

Hace cuatro años, organizaciones de la cooperación extranjera aprobaron un proyecto de viviendas para los desplazados del Huracán Mitch y esta zona se pobló y dio nuevas esperanzas a centenares de personas.

Para llegar hay que recorrer un largo camino de tierra y piedras. El transporte público entra sólo dos veces al día y la gente no tiene otra alternativa que caminar o utilizar una bicicleta, tapandose la cara para repararse del polvo, que en temporada de verano se vuelve más intenso que nunca.

Resulta casi imposible imaginarse poder vivir en una zona tan seca y sedienta sin tener acceso al agua y aún más, cuando se sabe que debajo de esta tierra árida existe una cantidad inmensa de agua.

En la comunidad existía un único pozo que abastecía a toda la población y cuando la bomba dejaba de funcionar por algún desperfecto mecánico, la situación se volvía dramática.

Villa Jerusalén es hoy una de las comunidades beneficiadas por el proyecto del Comité «Sí a la Vida».

Existen ya 5 pozos y la comunidad ha vuelto a vivir y a florecer. ¿Cómo surge la idea de perforar pozos? «Uno de los principales problemas en las comunidades de Sutiaba es la escasez del agua y una de la principal causante es el mal manejo de la siembra de caña por parte del Ingenio San Antonio y de la explotación que hace de los recursos naturales, en manera particular del manto acuífero.

Se presentaron las denuncias, pero no hubo respuesta para apoyar a las comunidades.

La gente no sabía que hacer y empezamos a buscar soluciones.

Hicimos una investigación sobre tecnología para tener acceso al agua y descubrimos que algunas eran muy caras y no teníamos a nadie que nos financiara.

Con el apoyo de un cooperante de la Unión Europea descubrimos la tecnología de la Escuela Móvil de Agua y Sanamiento (EMAS). Enviamos a un miembro de la comunida para que aprendiera la tecnología, pero ese sistema utiliza una bomba de barro y una torre de metal y resultaba todavía muy caro para la gente del lugar.

Al final, a través del señor Paul Cloesen, un tecnico alemán, encontramos otro sistema de perforación que es la tecnología Bautista. ¿Qué pasó después?

Comenzamos a experimentar en el Caserío Nueva Vida de Goyena Sur juntando la tecnología EMAS con la tecnología Bautista. La gente no estaba convencida porque el sistema era muy esencial. Hasta había personas que se pusieron a rezar para que el sistema funcionara.

Esta comunidad es muy pobre y surgió para dar una respuesta a los damnificados del Huracán Mitch.

Frente a la comunidad se extienden los cañaverales del Ingenio San Antonio y a pesar de que el Fondo de Inversión Social y Económica (FISE) construyó unos pozos, la cercanía con los pozos del Ingenio comenzó a generar una grave escasez de agua. Esas bombas del Ingenio extraen aproximadamente mil galones por minutos del manto superficial, profundizando de esa manera el manto friático.

Se formó un «club» (equipo) de 10 personas y comenzaron a perforar de forma voluntaria. Contábamos con un pequeño equipo de reparación y con los instrumentos más esenciales para la perforación. Algunos voluntarios recolectaron entre la gente para poder adquirir el material para las tuberías.

Cuando salió el primer chorro de agua fue algo muy emocionante, porque los primeros a disfrutar fueron los niños y no podían creer que pudieran mojarse todos, ya que estaban acostumbrados a utilizar el agua sólo para beber. ¿Cómo siguió el proyecto después de ese primer resultado?

Recibimos la visita de la AUCS (Asociación de Universidades para el Desarrollo) de Italia y nos hizo una propuesta para un estudio sobre calidad de agua.

El problema más urgente en aquel momento era el acceso al agua y modificamos el proyecto proponiendo la realización de una «comunidad modelo» con acceso al agua, para demostrar que era posible solucionar el problema con poco dinero y mucha voluntad.

Con muchos esfuerzos se logró armar una cadena de colaboraciones, no sólo para perforar, sino para controlar la calidad del agua, el transporte, los analisis.

Pero miramos que no era suficiente, sino que era necesario mejorar la calidad de vida.

Al final juntamos toda la ayuda que nos habían brindado y perforamos 27 pozos y terminamos 10 «sistemas» que incluyen una ducha, un lavamano, un pequeño tanque para almacenar agua y una letrina modelo para no seguir contaminando el manto friático.

La experiencia fue todo un éxito y estos «sistemas» se instalaron también en dos Centros de Salud y en dos Colegios.

Encontramos también personas que nos prestaron dinero y pudimos seguir perforando en diferentes comunidades.

Actualmente tenemos 27 pozos ya perforados y 37 que se están perforando, por un total de 64 pozos en Sutiaba.

Al final pudimos demostrar que habíamos encontrado una tecnología que se adecuara a nuestra realidad y necesidad.

En poco tiempo los campesinos se apropriaron de la tecnología, por ejemplo como se hacía la bomba, como se reparaba, como se perforaba, que hacer cuando se pega la broca. ¿Cómo se organizaron las comunidades?

Se siguió con el criterio de formar grupos de 10 personas que iban a estar entre los beneficiarios del pozo. Trabajaban de forma voluntaria ya que no había dinero para salario.

Mientras un grupo perforaba, dos personas del segundo grupo participaban en el trabajo para aprender la técnica y para poder después enseñar a los otros. De esta manera adquirían el derecho a utilizar el equipo de perforación. Es un metodo para capacitarse en el utilizo de la tecnología y ha fortalecido la organización interna de la comunidad, además de mejorar la calidad de vida y de disminuir la incidencia de enfermedades. ¿Qué pasa cuando una bomba se rompe o hay problemas con el equipo de perforación?

Uno de los aspectos más importantes es el empoderamiento de la tecnología.

Es importante porque la gente de las comunidades, a pesar de tener muchas veces un nivel académico medio-bajo o de ser analafabeta, no necesita de un técnico que esté siempre presente y no sufre una situación de dependencia, sino que aprendió haciendo y se empoderó de la tecnología y de los instrumentos para poder ser autónoma.

Comezamos mirando videos sobre las técnicas de perforación, sobre como se armaba la tecnología, como se reparaban las piezas. Había campesinos que de noche querían mirar varias veces los videos para entender todo el proceso de construcción de la bomba.

Nos dimos cuenta que cuando la gente tiene una necesidad tan fuerte, no tenés que rogarle para que haga las cosas, porque el acceso al agua es una prioridad.

Apropiandose de la tecnología, la gente pudo llegar a tener una cierta autonomía y a no tener que depender de la ayuda de otros sujetos.

Hay también personas que tienen mucha inventiva y que adaptaron la tecnología a la realidad local, al tipo de suelo y a la realidad de la comunidad.

Claro que podíamos meter bombas de gasolina o eléctrica pero ¿quién iba a pagar el diesel, el motor cuando se rompe? ¿Quién iba a pagar el técnico? ¿Quién cuida el pozo para que no se roben la bomba o el motor? Y lo más lógico fue que cada quien respondiera por su acceso al agua y se perforó un pozo por cada casa o conjunto de casas.

Al final se pudo demostrar que no se necesitan millones de dólares para solucionar el problema del agua, sino de mucha voluntad y de una tecnología autosostenible, barata, de buena calidad y sencilla para la gente de escasos recursos. Se logró que la solución de los problemas se ajustara a la realidad del lugar. ¿Qué planes tienen para el futuro?

Estamos claro que hay que seguir con las denuncias para que las instituciones locales y nacionales obliguen al Ingenio San Antonio a reparar los daños hechos y deje de causar enormes daños al medio ambiente y a la salud.

Al mismo tiempo vamos a seguir buscando los recursos para solucionar el problema de escasez de agua que hay en el territorio de Sutiaba.

Ahora vamos a abrir en Villa Jerusalén un taller para hacer bombas, herramientas, brocas, así que la gente podrá llegar sin tener que recurrir a técnicos externos y de esta manera se va a subir el nivel de empoderamiento de la tecnología y de independencia de las comunidades.

Junto con el Ministerio de Salud (MINSA) de León organizamos una capacitación para Agua y Sanamiento. Explicamos que son las aguas servidas, que hay que hacer con la basura, el uso racional del agua y de higiene.

Cuando encontramos lugares donde no se puede perforar, se aplica la captación de agua pluvial para dar respuesta a la primera prioridad que es el consumo humano.

Hemos incidido en la Ley General de Agua, aportando en su discusión y hemos organizado un Foro sobre los diferentes tipos de tecnología que existen a nivel mundial.

Es lindo ver como el campesino ha sacado su inventiva, como encuentra solución a los problemas que se presentan y como se ha empoderado de la tecnología y del sistema.

Ya no depende de nadie.

Giorgio Trucchi es miembro de la Asociación Italia-Nicaragua y Mov. Social Nicaragüense «Otro Mundo es Posible»