La nadadora siria Yusra Mardini, quien integró el equipo de Atletas Olímpicos Refugiados en Río 2016, abrió la reunión de alto nivel sobre refugiados convocada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, encarnando una esperanza que escapa a la mayoría de niñas y niños desplazados. El lunes 19, Estados Unidos fue uno de los […]
La nadadora siria Yusra Mardini, quien integró el equipo de Atletas Olímpicos Refugiados en Río 2016, abrió la reunión de alto nivel sobre refugiados convocada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, encarnando una esperanza que escapa a la mayoría de niñas y niños desplazados.
El lunes 19, Estados Unidos fue uno de los principales países en obstruir la Declaración de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que prohibiría la detención de todo menor refugiado. Una decisión que solapó el compromiso asumido por Washington al día siguiente de reubicar a 110.000 refugiados en 2017.
Poco más de la mitad de los 65,3 millones de personas desplazadas son niñas y niños, de los cuales la mayoría, unos 25 millones, no están escolarizados, lo que podría dejar rezagada a toda una generación.
La cumbre organizada por Obama el martes 20 fue la segunda reunión de alto nivel sobre refugiados y migrantes, tras la convocada el lunes 19 por la ONU, en el marco de la Asamblea General de la ONU.
Los estados miembros no se pusieron de acuerdo el lunes sobre una estrategia para reubicar a una de cada 10 personas refugiadas en el mundo.
Obama, por su parte, invitó a los jefes de Estado y de gobierno a realizar compromisos de forma individual. La invitación se concentró en «nuevos compromisos significativos», ya sea de lugares de reasentamiento o mediante contribuciones económicas.
En el marco de la cumbre, 52 países y organizaciones se comprometieron a brindar unos 4.500 millones de dólares en asistencia humanitaria, a duplicar el número de personas reasentadas, ya sea como refugiados u otras vías legales, a mejorar el acceso a la educación para un millón de niñas y niños y a ofrecer opciones laborales para un millón de refugiados.
«Esta crisis es una prueba de nuestra humanidad común, ya sea que cedamos a las sospechas y al miedo y construyamos muros o que nos veamos de otra forma», declaró Obama en su octavo y último discurso como presidente de Estados Unidos frente a la Asamblea General, claramente refiriéndose a la campaña de terror que lleva adelante el candidato del opositor Partido Republicano, Donald Trump.
«Esas niñas víctimas de trata y torturas podrían ser nuestras hijas», subrayó.
Pero su gobierno es responsable de la detención de menores sin acompañantes adultos y de mujeres jóvenes procedentes de América Central, una espina en el costado de lo que llaman su «patio trasero».
Obama debe recibir «felicitaciones por tratar de compartir la responsabilidad a escala global», dijo Kevin Appleby, director del Centro de Estudios Migratorios, con sede en Nueva York, en diálogo con IPS.
«Pero debe ser consistente con todas los grupos de refugiados que lo necesitan. El gobierno no vuelca todo su esfuerzo a la protección de ese flujo migratorio particular», apuntó Applleby, refiriéndose a los refugiados centroamericanos.
Detenciones arbitrarias e ilícitas
«Para nosotros no hay ninguna duda de que la detención de menores no resuelve nada y que lo único que hace es castigar a las personas más vulnerables, que no tuvieron nada que ver con la creación de la situación que los obliga a escapar», subrayó Hannah Stoddart, directora de comunicaciones de War Child, al ser consultada por IPS.
«Estamos extremadamente decepcionados de que se haya diluido el texto sobre la detención de menores en el documento final», agregó.
«Vemos que los niños que huyen de situaciones conflictivas corren un riesgo mucho mayor de ser detenidos, y nuestro mensaje es muy claro y es que ningún niño debe ser criminalizado por huir de los horrores de la guerra, por sus padres o por el estatus legal de sus padres», remarcó Stoddart.
La Convención sobre los Derechos del Niño, de la cual Estados Unidos es uno de los pocos países no signatarios, señala que «ningún niño debe ser privado de su libertad de forma ilegal o arbitraria», y también que la detención de un menor debe ser «por el menor tiempo apropiado».
La promesa de priorizar la educación de los refugiados en la cumbre de Obama fue aplaudida, pues solo 50 por ciento de niñas y niños en esa situación cursan al escuela primaria y solo 22 por ciento, la secundaria. Las crisis prolongadas ponen en riesgo a generaciones enteras.
La organización War Child se lamentó que los más de 129 millones de dólares comprometidos por Gran Bretaña se vuelquen a la disuasión, pues sería «mejor invertirlos en educación y en la protección de los niños que han huido de conflictos y de la persecución».
El gobierno británico ya construye un muro en la norteña ciudad francesa de Calais para impedir el paso de refugiados y migrantes.
Un adolescente afgano de 14 años murió atropellado por un camión cuando trataba de ingresar al territorio británico, a pesar de que tenía derecho para estar allí, como la mayoría de los 900 niños y niñas sin acompañantes adultos actualmente varados en Calais.
Por su parte, el director de la Liga Palestina para los Derechos Humanos, Salim Salamah, dijo que uno de los aspectos más importantes de garantizar la escolarización de los niños es que sus padres estén empleados.
Salamah es un palestino nacido y criado en un campamento para refugiados de Siria, que se vio obligado a pedir refugio en Suecia un año antes de obtener el título de abogado en la Universidad de Damasco.
Algunos esfuerzos logran prosperar, como el caso de los sirios del campamento jordano de Zaatari que hace poco consiguieron un permiso de trabajo. Pero se necesita mucho más, pues solo en Jordania hay 670.000 refugiados sirios y nueve de cada 10 viven apenas con 87 dólares al mes.
Refugiados de América Central
Entre octubre de 2013 y agosto de 2015, unos 102.000 niños y niñas sin acompañantes adultos llegaron a Estados Unidos, desde México y otros países de la región como El Salvador, Honduras y Guatemala.
Obligados a huir de la violencia de las pandillas, de la extrema pobreza y de Estados incapaces o reacios a protegerlos, el número de menores que viajan solos es notoriamente mayor al flujo regular de personas que llegan a Estados Unidos desde la década de los años 80.
«La protección de menores no debe depender del estatus migratorio de sus padres», observó Megan McKenna, directora de comunicaciones de Kids in Need of Defense (KIND), dedicada a proveer servicios legales a menores. «Es una cuestión de protección infantil, no un problema migratorio ni un problema de control policial», subrayó en diálogo con IPS.
Según el Programa de Menores de América Central, solo los niños y las niñas cuyos padres tiene un estatus legal en Estados Unidos, tienen permiso para quedarse en este país.
Varias organizaciones de derechos humanos denuncian que seis de cada 10 centroamericanos que llegan a Estados Unidos tienen argumentos válidos para pedir asilo y, sin emabrgo, suelen tratarlos como migrantes económicos y no como refugiados.
Obama dijo el martes 20 en la ONU que «Estados Unidos ha sido una superpotencia rara en la historia de la humanidad porque hasta ahora ha sido capaz de pensar más allá de sus propios intereses».
Pero «en lo que se refiere a los refugiados de América Central, está más que claro que su política responde a intereses nacionales», apuntó Appleby.
«Todo lo que le he escuchado decir sobre ayudar y salvar a las personas en el mar Mediterráneo, en términos de reunificación familiar, nuestro gobierno ha sido culpable» de no cumplirlo, apuntó.
Estados Unidos «gasta millones de dólares en la detención de familias en cárceles privadas y en pagarle a las autoridades mexicanas para que impidan y frenen el flujo de migrantes», observó.
Hay que prestar más atención a la complicidad de Washington con los problemas que agobian a la región, desde su política exterior, desde su papel tras el golpe de Estado en Honduras, en 2009, contra el gobierno democrático del presidente Manuel Zelaya, hasta la guerra contra las drogas.
«Lo siento», apuntó Appleby, «pero (Obama) ha deportado a más personas que todos sus predecesores y ha separado a más familias que cualquiera de los presidentes anteriores. Así que voy a tener que objetar sus palabras porque sus dichos no se condicen con sus acciones».
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2016/09/ninas-y-ninos-refugiados-sin-nada-para-festejar/
Traducido por Verónica Firme