Brasileño, licenciado en sociología y con un master en ciencias sociales, acumula una vasta experiencia política en el Partido de los Trabajadores (PT) brasileño y en la experiencia de los presupuestos participativos. Presidente del Foro de Educación Popular, participará activamente en el Foro Social Mundial que arranca hoy mismo en la ciudad de Porto Alegre. […]
Brasileño, licenciado en sociología y con un master en ciencias sociales, acumula una vasta experiencia política en el Partido de los Trabajadores (PT) brasileño y en la experiencia de los presupuestos participativos. Presidente del Foro de Educación Popular, participará activamente en el Foro Social Mundial que arranca hoy mismo en la ciudad de Porto Alegre.
Márcio Cruz, sociólogo y presidente del X Foro de Educación Popular, visita estos días Euskal Herria para compartir la experiencia de la práctica de los presupuestos participativos en Brasil y en especial en Porto Alegre, que funciona desde hace más de veinte años.
Su visita coincide con el undécimo Foro Social Mundial en el que participa en el área de la educación, que comenzó ayer en la ciudad brasileña.
¿Cual ha sido su experiencia en el Foro Social Mundial?
Existe un movimiento del que soy miembro que se liga al Foro Social Mundial, el Foro de Educación Popular que es una vertiente del Foro Social Mundial de Educación.
Este Foro es sobre todo un espacio para hacer declaraciones de compromiso con la democracia, de compromiso con los pueblos, con la dignidad humana, con la efectividad del espacio económico, la sustentabilidad del medioambiente, las posibilidades de transformación de un mundo distinto de este que nosotros compartimos hoy. Un mundo con más igualdad y con más justicia.
Por lo tanto el Foro Social es un espacio efectivo para hacer declaraciones que son muy importantes para mi comunidad pero también para mi país y para el mundo.
¿Que expectativas hay para el Foro Social Mundial de 2012?
En este undécimo Foro Social Mundial habrá un foro muy especial sobre educación en el que se juntarán todas las experiencias de educación formal y no formal de Brasil y del mundo. La expectativa es muy grande. Este Foro debe unir las experiencias más importantes de estos once años de desarrollo del Foro Social Mundial y la incidencia que tuvo en las personas que participaron en él.
Se abordarán más temas pero, el Foro Social de este año está vinculado básicamente al tema de la educación.
¿Cómo ha sido la experiencia en Porto Alegre con los presupuestos participativos?
El presupuesto participativo de Porto Alegre se organizó en los años 80. En Brasil hubo un espacio de tiempo muy efervescente, el momento de la democratización del país al salir de una dictadura, por lo que había muchos movimientos sociales organizados. También el Partido de los Trabajadores se formalizó y consiguió la alcaldía de la ciudad. Todo esto abrió la posibilidad de unir a todos los movimientos y discutir sobre las prioridades que necesitaba la ciudad. El presupuesto participativo nace de esta experiencia, particularmente en Porto Alegre, pero no solo allí.
No es justo que la élite política decida sobre los recursos públicos. A partir de esta idea se inició el proceso de discusión en los barrios, regiones y ciudades, divididas en partes. Las decisiones tomadas en estas asambleas se trasladan mediante delegados a una asamblea general que decide los presupuestos.
En Porto Alegre ha habido un gran desarrollo, en especial en la infraestructura, el transporte y el saneamiento, comparándolo con hace veinte años. Esto tiene que ver en particular con los presupuestos participativos y el compromiso de los gestores de cumplirlos, cosa que en otras ciudades no se respeta. Porto Alegre es una de las pocas ciudades donde el presupuesto participativo está regido por ley.
Para la participación ciudadana la confianza es vital y el compromiso de los gestores es fundamental para que esta confianza se establezca. En los casos en que no se consiga ejecutar lo decidido, los gestores deben explicar las razones, porque lo más importante es establecer el compromiso. Todo ello hace que la relación entre las organizaciones sociales y el Estado sea continua y no se limite a las campañas electorales.
Con la participación hay conocimiento popular sobre cuánto cuestan las obras, qué obras se van a hacer, de dónde se financian, cuánto dinero hay… Esta es una conquista social muy importante, la de la transparencia.
¿Son aplicables en otros países?
Existe una crisis entre la relación Estado y sociedad. La sociedad concibió al Estado como ente protector, por lo que las personas presentaban sus demandas y después el Estado las cumplía o no. Nosotros comprendemos que no es necesario que sea así. Necesitamos construir un nuevo modelo de relación. La sociedad civil es más activa que pasiva hay en día, por tanto es comprensible que quiera decidir.
No sé si es aplicable en cualquier modelo, pero en cualquier modelo participativo donde se elige a los representantes, con certeza, es posible organizarlo.
¿Cual es el actual panorama político con el cambio de presidente?
En Brasil los últimos 25 años ha habido dos proyectos de políticas; el primero, vinculado al sector de las élites brasileñas, fue gestado por su principal exponente, el expresidente Fernando Henrique Cardoso, que aplicó políticas neoliberales y privatizó sectores como la salud o la educación.
El segundo fue el Gobierno de Lula que logró dar más fuerza al Estado, implicarlo en la educación del pueblo, particularmente en el sector universitario.
Lula inició un proyecto de fortalecimiento del Estado y es esto lo que hace ahora Dilma. Da continuidad, pero de con la particularidad de su forma de ser.
La presidenta ha entrado al Gobierno con una tarea difícil, pues tiene que avanzar y mejorar lo que esta bien. Este es su principal desafío, porque el sentimiento de que algo esta bien no puede durar mucho tiempo sin avances.
Pienso que en algunos aspectos ha planteado políticas públicas que han avanzado, en especial en el área de los derechos humanos, de la mujer y la educación.
Se podría decir que Brasil está en una especie de continuación de desarrollo que comenzó Lula y sigue Dilma.