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La verdad histórica y las especulaciones políticas

Octubre es sagrado

Fuentes: Sovietskaya Rossia

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S.Comín

Este año, por vez primera, los habitantes de Rusia van a recibir el aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre en un día laborable.

Está hecho con el objetivo de dificultar la celebración de un acontecimiento de significado mundial, para erradicarlo de la memoria de la gente.

La Duma (parlamento) y el Consejo de la Federación aprobaron la ley, que posteriormente firmó el presidente, según la cual se declaraba como nueva fiesta nacional el 4 de noviembre, día de la unidad nacional. Además los promotores de la ley, la jerarquía eclesiástica y sus diseñadores, los diputados de «Rusia Unida», asocian ese día con la expulsión de Moscú en 1612 de los ocupantes polacos, con el fin de la época de revueltas y con el día de la virgen de Kazán.

Publicamos hoy el material de E.K. LIGACHOV sobre los acontecimientos del pasado y las especulaciones políticas del presente.

Hay que ver, a que subterfugios y deformaciones de la historia tiene que recurrir hoy el poder, el partido gobernante «Rusia Unida», para difamar o silenciar nuestro glorioso pasado, especialmente soviético, y borrar todo lo grande de la conciencia de millones de personas.

Valga como ejemplo, el como se las ha tenido que ingeniar el gobierno para en los días de la celebración de la gran victoria de pueblo soviético sobre la Alemania nazi y el Japón imperialista, encontrar el medio de ignorar sus fuentes, su significado, para no mencionar ni de pasada al Partido Comunista de la Unión Soviética ni a Stalin, como si la victoria hubiese venido sola.

Apuestan ahora por la contraposición de unos acontecimientos en la historia rusa, frente a otros, ignorando los principios de historicismo, es decir las condiciones, en las que se desarrollaron y sus consecuencias. Un activo papel en esto están jugando las altas instancias del clero. Hablamos de la revolución de octubre y la expulsión de los ocupantes de Moscú a principios del siglo XVII, el final de la Revuelta en Rusia.

La mayoría de los investigadores de la historia de Rusia, hablan de Revuelta (Smuta), para referirse al periodo de 14 años desde final del s.XVI hasta 1613, es decir desde el comienzo el reinado de Boris Godunov hasta la proclamación como Zar de Mijail Romanov, representante de la nueva dinastía zarista.

¿Cuáles son la naturaleza y carácter de este tiempo de revueltas, sus causas y consecuencias?

Según la definen numerosos historiadores, soviéticos y rusos, (Grekov, Skrynnikov, Zimin, Kliuchevsky, etc.) la «Smuta», representa la primera guerra civil, campesina, que culminó con el levantamiento de campesinos, siervos y cosacos bajo el mando de Bolotnikov. Tuvo su origen en motivos socio-económicos, en la «desunión social».

La situación de esclavitud, de servidumbre y falta de derechos del campesinado sirvió de abono para la Revuelta. Los levantamientos se sucedían. Los siervos se revelaban para salir de la situación de sometimiento total frente al terrateniente, los campesinos para liberarse del yugo que les convertía en una posesión más de los latifundistas.

El tiempo de revueltas incluye también la impostura al trono del zar y las intervenciones lituano-polacas y suecas. Los impostores, autoproclamados zares Lzhedmitri I y II, servían los intereses del reino de Polonia y de determinados grupos de la nobleza, que no reconocían a los zares moscovitas Boris Godunov y Vasili Shuisky, por no estar relacionados con la dinastía zarista. Al impostor «lo cocieron en Polonia y le añadieron la levadura en Moscú» (Kliuchevsky. Curso de historia rusa. Tomo 3, parte 3).

La Revuelta condujo a la ruina al estado de Moscú, lo que lo convirtió en presa fácil de los enemigos extranjeros. Los polacos ocuparon Smolensk y los suecos Novgorod. Creció la resistencia de las capas humildes de la sociedad contra los ocupantes foráneos. La organización de la segunda milicia popular, que contaba con mayor número de efectivos, y era socialmente más representativa, partió en 1612 desde Nizhni Novgorod, con el llamamiento del líder local, el mercader Kuzma Minin: «Queremos ayudar al estado de Moscú, sacrificaremos nuestras vidas, venderemos nuestras casas, empeñaremos a nuestras mujeres, hijos. Es por una gran causa». (Kostomarov. Historia rusa) -así sonó la arenga del patriota ruso ante sus compatriotas.

En agosto de 1612 los destacamentos de las milicias llegaron a Moscú y derrotaron a las tropas polacas que se dirigían en ayuda de los polacos que ocupaban el Kremlin. El 22 de octubre tomaron al asalto la fortaleza vecina de kitai-gorod, y el 26 de octubre (8 de noviembre según el calendario actual y no 4), los polacos que habían llegado al canibalismo ante la falta de provisiones, capitularon en el Kremlin. La expulsión de los ocupantes polacos lituanos y suecos continuó por un tiempo. En 1613 fue proclamado zar Mijail Romanov, instaurándose una nueva dinastía.

Conclusiones.

1. El pueblo de nuestro país bajo el mando de sus líderes Minin y Pozharsky logró recuperar la independencia del estado de Moscú.

2. La situación del campesinado, que componía la mayor parte de la población, no mejoró tras la expulsión de los ocupantes. Más bien al contrario, se acrecentó el proceso de esclavización de los campesinos. El régimen de servidumbre salió reforzado. «El pueblo que salió tras la tormentosa época de las revueltas, ya no fue el mismo pueblo sumiso y resignado en manos del gobierno… el s.XVII fue en nuestra historia una época de levantamientos populares.» (Curso de historia rusa. Tomo 3, parte 3, Pág. 89) Esta fue la conclusión a la que llegó Kliuchevsky, científico destacado de la historigrafía burguesa de la segunda mitad del s.XIX y comienzos del XX.

3. Los boyardos y nobles como clase gobernante, no sacaron ninguna lección de la guerra civil, no se produjo ningún cambio en política interior. En política exterior, el comienzo del reinado de los Romanov significó la renuncia a la ampliación del estado Moscovita hacia la parte europea, como había sido la tendencia que había caracterizado los siglos XV, XVI, y posteriormente la segunda mitad del XVII y el s.XVIII. Las comarcas del norte y de Smolensk, fueron entregadas a Polonia. Moscú abandonaba las costas del golfo de Finlandia que tanta sangre de nuestros soldados había costado.

Como vemos, la época de la Revuelta no es comparable a la revolución de Octubre ni por su envergadura histórica ni por las consecuencias históricas que tuvo para Rusia y el resto de la humanidad.

El gran Octubre y los pueblos por él liberados, llevaron al país a la cima de la milenaria historia de Rusia, sentaron los cimientos de una nueva civilización socialista. Puso fin a la explotación de los trabajadores acabó con la miseria y el analfabetismo, a los que vivían condenados millones de personas. Nació la Unión Soviética, una gran potencia con una cultura y ciencia punteras. Salvaron el mundo de la esclavitud a la que querían someterlo los fascistas. Se transformó radicalmente el mapa del mundo, el sistema colonial se vino abajo y sus imperios se desmoronaron, más de mil millones de personas en la tierra emprendieron el camino de la justicia social, del modo de vida socialista.

Entre tanto los altos representantes eclesiásticos, en especial la jerarquía de la iglesia ortodoxa, sin ningún debate previo con los fieles, lanzaron la propuesta de proclamar nueva fiesta nacional-como contrapeso al 7 de noviembre, día de la revolución de Octubre-el 4 de noviembre, en honor a la expulsión de los ocupantes polacos de Moscú y el final de la Revuelta. La firme oposición el PCFR y otras organizaciones populares y patrióticas obligaron a la Duma y al presidente a mantener el 7 de noviembre, aniversario de la revolución de Octubre, como fecha señalada, pese a convertirla en día laborable.

¿Qué significa derogar y humillar la fiesta nacional de la revolución de Octubre? Significa traicionar la memoria de millones de creyentes y no creyentes que dieron su vida por la instauración del poder soviético, y que defendieron al país de los Soviets en los combates con los ocupantes fascistas alemanes. Además de obviar que nuestra gente sigue uniendo el Gran Octubre, a sus esperanzas de una vida mejor. Contra esto atentan los diputados de «Rusia Unida» y la jerarquía eclesiástica al tachar los días rojos del calendario. Todo esto recuerda al burócrata, de la novela de Schedrin, quien como es sabido, dictó un auto por el que clausuraba América, con la diferencia de que él al menos tuvo el suficiente cerebro para reconocer que: «Aunque parece que esto no depende de mi«.

Los comunistas conocemos el papel que ha jugado la iglesia rusa en la creación y conservación del estado ruso. Pero hay algo que ellos callan.

En todas las guerras civiles, campesinas, en las tres revoluciones rusas (la primera revolución de 1905-1907, la revolución de febrero de 1917 y la revolución de Octubre) en las que participaron decenas de millones de creyentes, el clero en su mayor parte no se puso del lado de sus fieles, sino al otro lado de las barricadas, al lado de la autocracia.

Y hoy día la cabeza de la iglesia continúa apostando por no devolver la propiedad de los grandes medios de producción a sus auténticos dueños, al estado y los colectivos laborales. El cónclave de la iglesia Ortodoxa Rusa, aprobó las «bases de la concepción social de la iglesia», donde se dice que «no aprueba el reparto de la propiedad «.

Podríamos continuar enumerando los acontecimientos en los que la jerarquía de la iglesia se ha posicionado en contra de los intereses de la mayoría de sus fieles. Pero cuando la iglesia llamó a combatir a los ocupantes fascistas y a trabajar activamente en la sociedad en la lucha por la paz, es decir cuando ha expresado los intereses de la mayoría de creyentes, ha contado con el apoyo del poder soviético. Fue restaurado el Patriarcado, eliminado en la época de Pedro I.

¿Acaso desconocen los actuales jerarcas, las palabras de sus antecesores de la iglesia ortodoxa de la época soviética sobre Stalin?

Tras la muerte de Stalin, el Patriarca de Moscú y toda Rusia, Alexei I, definiéndolo como un genio, escribía: «se nos ha ido una gran fuerza social, en la que nuestro pueblo podía sentir su propia fuerza, con la que poderse guiar en el trabajo creador…» Cristofor Patriarca de Alejandría: «Stalin es una de las mas grandes figuras de nuestra época, nos muestra confianza y benevolencia».

Por desgracia como señaló Ziuganov en su informe al X Congreso del PCFR, «una parte de las organizaciones eclesiales y su jerarquía permanece sorda a nuestros llamamientos de aglutinar esfuerzos en la lucha por nuestro país, por nuestras tradiciones nacionales y la espiritualidad en nombre del futuro de Rusia».

En lo que se refiere a la nueva fiesta nacional, denominado día de la unidad nacional, me pregunto de que unidad se puede hablar en la Rusia burguesa, si esta se encuentra inmersa en un estado de profunda fractura social: de una parte, una ínfima minoría, que se ha hecho multimillonaria a costa de apropiarse de la propiedad popular. Enfrente una mayoría condenada a la miseria.

Además una fiesta religiosa como el día de la virgen de Kazán coincide con el día de la unidad nacional, y la convierte de hecho en fiesta nacional. ¿Acaso han de celebrar los que profesan otras confesiones, una fiesta de la iglesia ortodoxa?

Lo importante ahora es celebrar como se merece el aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre. Dar la mayor difusión posible al significado de las conquistas de la revolución, de las gentes soviéticas, creyentes y no creyentes. Hay que organizar mítines, manifestaciones, demostrar nuestra unidad, nuestra determinación de seguir luchando por una vida mejor. Que sea esta nuestra respuesta a los liquidadores del país, a las fuerzas antipopulares que quieren privar al pueblo trabajador, incluidos los creyentes, de la memoria histórica, obligarles a resignarse ante la restauración capitalista, ante la falta de derechos y la pobreza de millones de personas.

Yegor Ligachov es un veterano dirigente comunista, encabezó la oposición a Gorbachov y su Perestroika dentro del PCUS