La creación de una Agenda Regional para la Integración y el Desarrollo por parte de múltiples organizaciones sociales del Cono Sur es un nuevo paso en la creciente y necesaria participación de la sociedad civil en las políticas económicas de los gobiernos de la región. La constitución de la Agenda Social Regional para la Integración […]
La creación de una Agenda Regional para la Integración y el Desarrollo por parte de múltiples organizaciones sociales del Cono Sur es un nuevo paso en la creciente y necesaria participación de la sociedad civil en las políticas económicas de los gobiernos de la región.
La constitución de la Agenda Social Regional para la Integración y el Desarrollo, conformada por numerosos representantes de la sociedad civil del Cono Sur, ha sido uno de los hitos más importantes del año en cuanto a la integración y movilización futura de la sociedad civil. Representantes de más de 30 organizaciones civiles del Cono Sur -entre las que había, desde laborales, sindicales, de género, medioambientales, de consumidores y étnicas, entre otras- suscribieron un documento que marca el inicio de un proceso de integración real para los movimientos sociales de la región.
La creación de la Agenda es vista como un importante hito para la movilización social en el Cono Sur, según expresó el brasileño Rafael Freire Neto, presidente de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS), organismo que coordina las centrales de trabajadores de Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Chile. En el encuentro regional participaron importantes organizaciones de Sudamérica, como PLADES, Perú; LABOR, Bolivia; CLAES, Uruguay, FOCO, Argentina y DIEESE, Brasil.
El pacto fue suscrito en Santiago de Chile el pasado 1 de junio tras una jornada de debates y reflexión que contó con la participación de los diversos representantes sociales. El documento que surgió del taller fue entregado al gobierno chileno, texto que el 4 de junio, en un acto similar, fue a su vez entregado al Ejecutivo argentino.
Las propuestas que incorpora el documento apuntan hacia una integración regional que trascienda lo meramente económico y comercial. Para avanzar en tal dirección, que busca la participación de diversos y amplios sectores sociales, las propuestas presentadas en el texto están orientadas hacia aquellas áreas, ya sean económicas o sociales, que presentan un mayor grado de vulnerabilidad ante el proceso de globalización neoliberal.
La Agenda apunta a cambiar la mirada economicista de los acuerdos regionales. En el ámbito de la participación y la integración, no se ha observado hasta ahora por parte de los Estados de la región la necesidad de vincular una mirada más amplia y una mejor comprensión de las relaciones existentes entre el comercio, el desarrollo y los derechos humanos, así como la validación en forma decisiva de nuestro derecho a participar en la gestión y decisiones sobre política exterior y acuerdos de libre comercio, en tanto miembros de las respectivas sociedades civiles. Lejos de ello, las iniciativas de participación, han contemplado con amplia desigualdad, la participación del mundo empresarial, por sobre el resto de la sociedad civil.
Un impulso de importancia en la gestación de la agenda lo ha dado la conformación del Foro Social de Integración (integrada por CUT, Colegio de Profesores, Centro IDEA/USACH y ACJR, entre otros), la principal instancia organizadora del taller de debates. Este Foro, en el cual se agrupan numerosas otras organizaciones sociales, exhorta a que la participación sobre los temas de integración y acuerdos comerciales, debe extenderse a la totalidad de los procesos de negociaciones: la sociedad civil reclama su derecho a participar antes, durante y después de los procesos de negociaciones de los distintos acuerdos de libre comercio que se han firmado y se firmarán.
Las diversas asociaciones civiles que han suscrito la Agenda estiman que la inserción de nuestros países en la economía mundial ha sido, hasta el momento, una inserción pasiva, una mera adaptación de las economías nacionales a las llamadas leyes de la globalización. Sin embargo, consideran que bien puede ser una inserción activa, en que las necesidades y peculiaridades de los países en desarrollo sean tomadas en cuenta y se constituyan en interlocutores válidos en la determinación de las prácticas y normas de alcance mundial.
Los fenómenos de reflexión política -han señalado- que están viviendo la mayoría de los países de la región son la expresión de un replanteamiento del proceso de globalización. La sociedad civil latinoamericana, entre otros aspectos, se está planteando la necesidad de una integración multidimensional -que trasciende los criterios estrictamente económicos de los actuales acuerdos- en la cual se amplíen y profundicen los contenidos de los acuerdos regionales y, además, participen activamente los diferentes sectores políticos y sociales. La participación civil en estos procesos permitiría darle a la integración latinoamericana una legitimidad y un apoyo que hasta ahora han sido insuficientes.
Diversos participantes al taller señalaron que aun cuando la situación regional es más delicada que hace algunos años atrás, brinda también más opciones de cambio. Nos encontramos viviendo un delicado equilibrio, donde crisis como las energéticas tienen repercusiones inmediatas en varios países y se transforman en crisis regionales.
Estos mismos hechos ratifican la necesidad de pasar a un nuevo tipo de integración.
Las organizaciones participantes informaron que en los próximos meses se sucederán una serie de encuentros en otros países de la región, con la finalidad de establecer un seguimiento a los temas de la agenda; la próxima reunión será en Buenos Aires, durante el mes de septiembre. Previo a ello, citas internacionales como la próxima reunión de UNCTAD, en Sao Paulo, y el Foro Social de las Américas, en Quito, serán escenarios de socialización sobre la evolución de los temas de la agenda alternativa.