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Osama Bin Laden, ¿muerto o vivo?

Fuentes: Global Research/ICH

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

¿Está vivo todavía Osama bin Laden? He tratado este tema en un librito reciente intitulado Osama bin Laden: Dead or Alive? Este ensayo resume los principales puntos del libro.

Desde la transferencia del poder del gobierno de Bush al de Barack Obama, el tema de si bin Laden está muerto o vivo ha ganado en importancia.

Aunque es famoso que George W. Bush dijo que quería a Osama bin Laden «muerto o vivo,» dejó claro que no lo decía en serio. Aparte de declarar que no le preocupaba bin Laden, lo demostró al desviar la mayor parte de los recursos militares de EE.UU. a Iraq. Bush podía, claro está, despreocuparse de bin Laden porque sabía que, aparte del hecho de que bin Laden no tuvo nada que ver con el 11-S, probablemente estaba en todo caso muerto.

No sé lo que piensan el presidente Obama y su gente sobre estos asuntos, pero su retórica presupone que bin Laden fue responsable por el 11-S y que sigue vivo.

En noviembre de 2008, por ejemplo, un artículo en Washington Post dijo:

«El presidente electo Barack Obama… se propone renovar el compromiso de EE.UU. con la caza de Osama bin Laden… ‘Ése es nuestro enemigo,’ dijo un asesor hablando de bin Laden, ‘y debiera ser nuestro principal objetivo.'»

En su discurso en la Casa Blanca del 27 de marzo de este año, el presidente Obama dijo:

«Al Qaeda y sus aliados, los terroristas que planificaron y apoyaron los ataques del 11-S – están en Pakistán y Afganistán. Múltiples cálculos de inteligencia han advertido que al Qaeda planifica activamente ataques contra el interior de EE.UU. desde su refugio en Pakistán… Al Qaeda y sus aliados extremistas se han desplazado a través de la frontera a las áreas remotas de la frontera paquistaní. Es casi seguro que esto incluye a la dirigencia de al Qaeda: Osama bin Laden y Ayman al-Zawahiri.»

Obama ha recurrido regularmente a esos cálculos de inteligencia, que han afirmado invariablemente que bin Laden se oculta en Pakistán, en algún sitio a lo largo de su frontera con Afganistán. Esta afirmación ha sido utilizada para justificar la extensión de la actividad militar de EE.UU. hacia Pakistán, con el resultado de que ahora la gente habla de la «guerra AfPak.»

Una manera de argumentar contra esa guerra es señalar que, si esos expertos en inteligencia ni siquiera saben si bin Laden está vivo, ciertamente no pueden saber dónde está y lo que piensa.

Existen, sin duda, otros buenos argumentos contra esta guerra, y muchos críticos los están presentando. Pero señalar que es casi seguro que bin Laden esté muerto suministra un argumento que da en el centro de la justificación públicamente articulada para esta guerra.

Desde luego, otra manera de argumentar contra esta guerra sería señalar que bin Laden no tuvo nada que ver con el 11-S. Pero incluso a pesar de que nuestro propio FBI ha admitido que «no posee evidencia definitiva que conecte a bin Laden con el 11-S,» una gran parte de la población estadounidense ha sido condicionada para rechazar directamente todo revisionismo sobre el 11-S. Como vimos recientemente en «el affaire Van Jones,» la gente es considerada inadecuada para el servicio público si alguna vez firmó un documento sugiriendo que la versión oficial del 11-S podría no ser enteramente verídica.

Mi librito bin Laden es para gente que, aparte de suponer que Osaba bin Laden fue responsable por los ataques del 11-S, también cree que la guerra AfPak es justificable porque tenemos que impedir que planifique otro ataque. Gran parte de esa gente se volvería contra la guerra si fuera consciente de que es casi seguro que bin Laden está muerto. Existe considerable evidencia para esa conclusión.

La evidencia es de dos tipos: evidencia objetiva y testimonios.

Evidencia objetiva de que bin Laden está muerto

La evidencia objetiva incluye los siguientes hechos.

Primero: hasta el 13 de diciembre de 2001, la CIA había estado interceptando regularmente mensajes entre bin Laden y su gente. Entonces, sin embargo, los mensajes se detuvieron repentinamente, y la CIA nunca volvió a interceptar un mensaje.

Segundo: el 26 de diciembre de 2001, un importante periódico paquistaní publicó un artículo en el que informó que bin Laden había muerto a mediados de diciembre, y agregó:

«Un destacado funcionario en el movimiento talibán afgano… declaró… que él mismo había asistido al funeral de bin Laden y visto su cara antes del entierro.»

Tercero: bin Laden estaba enfermo de los riñones. Había sido tratado en el American Hospital en Dubai en julio de 2001, cuando según las informaciones pidió dos máquinas de diálisis para llevárselas consigo. Si os habéis preguntado alguna vez qué estaba haciendo bin Laden en la noche antes de los ataques del 11-S, CBS News informó que estaba recibiendo tratamiento de diálisis renal en un hospital en Pakistán. Y en enero de 2001, el

Dr. Sanjay Gupta dijo – sobre la base de un video de bin Laden que había sido hecho a fines de noviembre o comienzos de diciembre de 2001 – que parecía estar en las últimas etapas de falla de los riñones.

Cuarto: en julio de 2002, CNN informó que guardaespaldas de bin Laden habían sido capturados en febrero de ese año, y agregó que: «Fuentes creen que si los guardaespaldas fueron capturados lejos de bin Laden, es probable que el hombre más buscado del mundo esté muerto.»

Quinto: EE.UU. ha ofrecido desde 2001 una recompensa de 25 millones de dólares por cualquier información que lleve a la captura o a la muerte de bin Laden. Pero esa recompensa no ha producido esa información, a pesar de que Pakistán tiene mucha gente desesperadamente pobre y sólo cerca de la mitad ha apoyado a bin Laden.

Evidencia testimonial de que bin Laden está muerto

Aparte de esa evidencia objetiva, tuvimos considerables testimonios en 2002, de gente que debería saberlo, de que bin Laden está muerto, o que probablemente lo esté. Esa gente incluye a:

  • El presidente Musharraf de Pakistán;
  • Dale Watson, jefe de la unidad de contraterrorismo del FBI.
  • Oliver North, quien dijo: «Estoy seguro de que Osama ha muerto…Y también lo están los otros tipos con los que estoy en contacto»;
  • El presidente Hamid Karzai de Afganistán;
  • Fuentes en la inteligencia israelí, quienes dijeron que cualesquiera nuevos mensajes de bin Laden eran «probablemente patrañas»;
  • Fuentes dentro de la inteligencia paquistaní, quienes «confirmaron la muerte de… Osama bin Laden» y «atribuyeron que los motivos para el ocultamiento por Washington de las noticias sobre la muerte de Osama bin Laden corresponden al deseo de los halcones en el gobierno estadounidense de utilizar el tema de al Qaeda y del terrorismo internacional para invadir Iraq.»

Por este motivo, tal vez, las historias sobre la defunción de bin Laden se acabaron en gran parte hacia el final de 2002, cuando EE.UU. se estaba preparando para su ataque contra Iraq. Desde entonces hasta ahora, ha habido pocas historias semejantes.

Recientemente, sin embargo, dos ex agentes de inteligencia han hablado explícitamente. En octubre de 2008, el ex agente especialista Robert Baer sugirió durante una entrevista en National Public Radio que bin Laden ya no estaba entre los vivos. Cuando le preguntaron al respecto, dijo: «Por cierto está muerto.»

En marzo de 2009, el ex agente del Foreign Service, Angelo Codevilla, publicó un ensayo en American Spectator intitulado «Osama bin Elvis.» Para explicar su título, Codevilla escribió: «Siete años después de la última aparición verificable de Osama bin Laden entre los vivos, hay más evidencia de la presencia de Elvis entre nosotros que de la suya.»

Es un excelente artículo, con sólo un defecto serio. En 2007, Benazir Bhutto, entrevistada por David Frost, se refirió a Omar Sheikh como «el hombre que asesinó a Osama bin Laden.» Pero Bhutto simplemente había cometido un error al hablar: Quería decir «el hombre que mató a Daniel Pearl,» que es la manera estándar de referirse a Omar Sheikh. El que se había equivocado, fue mostrado el día siguiente cuando dijo a CNN: «No pienso que el general Musharaf sepa personalmente dónde está Osama bin Laden.» Diez días después, hablando con NPR, contó que había preguntado a un policía que custodiaba su casa: «¿No debiera estar buscando a Osama bin Laden?» Aparte de ese error, el artículo de Codevilla suministra un buen fundamento para su afirmación de que la creencia generalizada en la existencia continuada de bin Laden no está respaldada por la evidencia.

¿Y los «Mensajes de Osama bin Laden»?

Mucha gente, claro está, supone que existe mucha evidencia de que bin Laden sigue en vida, es decir, las docenas de «mensajes de bin Laden» en cintas de audio y de vídeo que han aparecido desde 2001. Esas cintas suministran buena evidencia, sin embargo, sólo si son auténticas. El párrafo más largo de mi libro es dedicado a este tema.

Muestro, para comenzar, que la tecnología para producir falsas cintas de audio y de vídeo está tan avanzada que es posible engañar incluso a los expertos. De modo que aunque la prensa nos diga regularmente que agencias de inteligencia han autentificado la última cinta de bin Laden, es virtualmente imposible probar que una cinta es auténtica.

A veces es posible, sin embargo, demostrar que una cinta es una falsificación. Por ejemplo: si la persona contratada para representar a bin Laden escribe con su mano derecha; si es mucho más pesada y oscura que lo que era bin Laden en una cinta hecha aproximadamente al mismo tiempo; si tiene manos más gordas y dedos más cortos; si su nariz tiene una forma diferente. Y si, al hablar de las Torres Gemelas, dice que el fuego fundió el acero, siendo que el verdadero bin Laden habría sabido que el incendio de un edificio no puede fundir el acero. Hablo del vídeo que fue supuestamente hallado por soldados de EE.UU. en Jalalabad, Afganistán, en noviembre de 2001, que es conocido ampliamente como el «vídeo de confesión de bin Laden.»

También fue evidentemente falsificado el vídeo «Sorpresa de Octubre«, que apareció el 29 de octubre de 2004, justo a tiempo para ayudar a que George W. Bush fuera reelegido. Una clave para decir que fue una falsificación, aparte de la oportunidad, es suministrada por su lenguaje. Los propios mensajes de bin Laden estaban saturados de referencias a Alá y al Profeta Muhammad. Pero en su vídeo Sorpresa de Octubre, menciona raramente a Alá y el único «Muhammad» mencionado fue Mohamed Atta. Asimismo, aunque mensajes indudablemente auténticos de bin Laden mostraban los eventos terrenales como causados o por lo menos permitidos por Alá, el speaker en este vídeo Sorpresa de Octubre presentó una descripción de los eventos puramente secular, llegando a decir al pueblo estadounidense: «Vuestra seguridad está en vuestras propias manos.»

El vídeo más obviamente falsificado es uno que, aparecido en 2007, era idéntico al de Sorpresa de Octubre de 2004, excepto que la cara de bin Laden ahora tenía una barba completamente negra, lo que me llevó a llamarlo el vídeo de «Barbanegra el Terrorista.» Aunque los expertos trataron, impávidos, de explicar por qué bin Laden podría haberse teñido la barba, o haberse puesto una falsa, ese vídeo fue mejor tratado con el respeto que merecía en un vídeo en You Tube que mostraba a un actor con una barba muy larga y muy negra, que decía:

«Hola, hace tiempo que no nos vemos. Soy yo, Osama bin Laden. Y no, no hay que confundir esto con un anuncio para tintura para el cabello sólo para hombres… Hago este vídeo para demostrar al mundo que todavía estoy vivito y coleando.»

Ese vídeo es muy divertido. Pero, claro está, no hay nada de divertido en el hecho de que evidentemente se han usado, y siguen utilizando, vídeos falsos de bin Laden, para justificar la guerra AfPak, que sigue matando a docenas si no a cientos de personas inocentes cada semana, incluyendo a mujeres y niños que asisten a matrimonios y funerales.

Conclusión

Si mi librito puede ayudar a acortar esta guerra al mostrar que probablemente bin Laden ha muerto hace tiempo, habrá servido su propósito esencial.

Su otra intención, a la que se dedica un capítulo separado, es que esas cintas falsas sobre bin Laden parecen ser simplemente una parte de una amplia operación de propaganda, en la cual la inteligencia militar estadounidense está utilizando – ilegalmente – dinero público para hacer propaganda con el objetivo de acelerar la militarización de EE.UU. y de su política exterior.

© Copyright David Ray Griffin, Global Research, 2009

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article23691.htm