LONDRES, 18 oct (IPS) – Bajo la consigna «Otro mundo es posible», el tercer Foro Social Europeo finalizó en Londres con una pregunta abierta: es posible, ¿pero cómo? La pregunta ya se había planteado en el Foro realizado en París el año pasado, con el objetivo de pasar de las protestas a propuestas constructivas. «Los […]
LONDRES, 18 oct (IPS) – Bajo la consigna «Otro mundo es posible», el tercer Foro Social Europeo finalizó en Londres con una pregunta abierta: es posible, ¿pero cómo? La pregunta ya se había planteado en el Foro realizado en París el año pasado, con el objetivo de pasar de las protestas a propuestas constructivas.
«Los foros sociales han sido hasta ahora una universidad popular», opinó Bernard Cassen, presidente de la Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras de Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC), un movimiento internacional para el control democrático de los mercados financieros que fue el principal organizador del foro de París.
«Ahora, pese a su éxito en la organización de foros sociales para protestar contra el estado del mundo, el movimiento altermundista debe pensar en nuevas formas de influir en las decisiones políticas para alcanzar sus objetivos», exhortó Cassen al final del Foro de 2003.
La palabra clave que emergió de ese foro fue «alterglobalización», es decir, una nueva forma de globalización basada en la cooperación internacional, el desarrollo humano y la justicia social, pero como actividad, no sólo como idea.
Se esperaba que el Foro de Londres promoviera esa idea y produjera una respuesta a la pregunta formulada. La forma de lograr un mundo mejor se discutió en más de 500 reuniones en las que participaron más de 250 oradores.
La respuesta era esperada en lo que se denominó «el llamado de la reunión de movimientos sociales», en los tres días que duró el Foro, del 15 al 17.
«Estos últimos tres días han sido memorables. Nos ha rejuvenecido a los activistas de Gran Bretaña y de todo el mundo. Juntos, tenemos la fuerza y la pasión necesarias para hacer otro mudno posible», dijo un portavoz al final del Foro.
El «llamado» de los movimientos sociales apuntaba contra la ocupación estadounidense de Iraq, la ocupación israelí de Palestina, el cambio climático, el poder del Grupo de los Ocho (G-8) países más industrializados, la economía de mercado y la modificación genética de organismos vivos.
El foro también apuntó contra el sexismo, el racismo, el proyecto de constitución de la Unión Europea, las privatizaciones, y más generalmente, el neoliberalismo.
La acción más visible del Foro fue una multitudinaria marcha en el centro de Londres contra la ocupación de Iraq, en la que participaron entre 65.000 y 70.000 personas.
Asimismo, los grupos participantes decidieron recabar apoyo para realizar una «semana internacional de acción contra el muro del apartheid» que separará a Israel de Cisjordania, del 9 al 16 de noviembre, y para las «jornadas europeas de acción», el 10 y 11 de diciembre, en el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El foro también anunció protestas en ocasión de la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se realizará en Niza, Francia, en febrero de 2005, y de la cumbre del G-8 a realizarse en Escocia en julio.
El G-8 está integrado por Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña, Japón y Rusia.
La declaración final es, sustancialmente, una reafirmación de posiciones conocidas. Pocas herramientas se ofrecieron para avanzar en la idea de «alterglobalización» propuesta hace un año.
«Pero esto es el poder popular. No somos el gobierno, ¿qué más podemos hacer?», dijo una activista presente en el Foro.
Fue el poder popular el que construyó una oposición fuerte contra la guerra en Iraq, agregó. Las manifestaciones en las reuniones del Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo obligaron a los líderes a volver a pensar algunas de sus políticas, consideró, si bien admitió que no había un acuerdo muy firme al respecto dentro de la izquierda europea.
Graham Coop, jefe de investigaciones en el británico Centro para una Europa Social, dijo a IPS que uno de los principales resultados del FSE fue «la creación de una red informal» de organizaciones no gubernamentales europeas.
«El Foro fue muy útil. No teníamos idea hasta qué punto llegaba la oposición del Partido Socialista francés al proyecto de constitución de la Unión Europea», agregó, al tiempo que consideró que el FSE podría conducir a «una cooperación más directa entre la izquierda socialista francesa y la izquierda laborista británica», concluyó.