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Pakistán, las nuevas wilāyat del Daesh

Fuentes: Rebelión

El Daesh acaba de anunciar la creación de dos nuevas wilāyat (provincia) en Pakistán, e India, de su cada vez más incierto califato, fundado por Abu Bakr al-Bagdadí, en Mosul, Irak en 2014 y que desde 2015 se ubicó en el corazón de Asia Central, con el nombre de wilāyat Khorassan, que abarca todo Afganistán, […]

El Daesh acaba de anunciar la creación de dos nuevas wilāyat (provincia) en Pakistán, e India, de su cada vez más incierto califato, fundado por Abu Bakr al-Bagdadí, en Mosul, Irak en 2014 y que desde 2015 se ubicó en el corazón de Asia Central, con el nombre de wilāyat Khorassan, que abarca todo Afganistán, la mayor parte de Pakistán, territorios del Irán y regiones de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán.

La wilāyat pakistaní, de la que no especificó los límites, se adjudica los distritos orientales de Kunar y Nangarhar en la provincia de Baluchistán, rica en minerales, donde también operan grupos separatistas desde hace más de 50 años, como el Ejército de Liberación Baluchi, que el último sábado 11, atacó el hotel Pearl Continental en el estratégico puerto de Guadar sobre el Mar Arábigo, en el corredor económico entre China y Pakistán, al suroeste del país, donde se concentra cerca de dos tercios de las reservas mundiales de petróleo. El asalto terminó con la vida de tres de los atacantes y un guardia de seguridad, cuando los terroristas intentaron entrar en el hotel. Los separatistas suelen atacar infraestructuras de gas, transporte y puestos de seguridad.

Esta reestructuración del Khorassan, sin duda pretende apuntalar su presencia política y mediática tras la pérdida de sus territorios en Siria e Irak, al tiempo que sea una medida precautoria por el giro que puedan tomar las conversaciones de paz entre el Talibán y Washington, las que podrían convertir al Daesh en la única fuerza insurgente en Afganistán, por lo que ya no solo debería combatir contra el ejército afgano y las dotaciones que aún permanecen de los Estados Unidos, sino también contra el talibán, con quienes el Daesh, combate desde su llegada a tierra afgana en 2015.

Islamabad, niega la presencia estructurada del Daesh en su territorio. Informes de los servicios de inteligencia del ejército pakistaní insisten en que dicha «presencia» no es más que un armado publicitario de los hombres de al-Bagdadí.

La aparición, ahora si formal, del Daesh en Pakistán, responde a la intención de esta organización de reconstruir y estructurar, sus diferentes «sucursales» en varios países donde opera, tras los desastres, ya no solo de Siria e Irak, sino también en Libia, Filipinas y el Sinaí, donde el ejército egipcio los combate con una monumental campaña militar lanzada en febrero del año pasado conocida como «Operación Sinaí 2018» (Ver: Egipto: al-Sisi se va a la guerra.) y que todavía perdura y más allá del bloqueo informativo por parte del gobierno del general Abdel Fattah al-Sisi. Por otra parte el Daesh , profundiza sus acciones no solo en Asía Central sino también y fundamentalmente en África donde ha incentivado sus acciones en Burkina Faso, Níger, Mali incluso en la República Democrática del Congo, hasta ahora algo inédito (Ver: El Daesh, en el corazón de las tinieblas) además de Sri Lanka donde se adjudicó los múltiples ataques contra varias iglesia católicas de la isla en la última pascua , en los que produjo cerca de 250 muertos. (Ver: Sri Lanka: Muerte en pascuas).

En las últimas semanas se ha detectado una importante campaña de reclutamiento en Pakistán, un país con una larga tradición militante incentivada por las miles de mezquitas y madrassa, fundamentalistas, que Arabia Saudita fundó y financió desde fines de la década de los setenta, en el marco de la guerra antisoviética de Afganistán.

El Daesh hizo pie en Pakistán en enero de 2015 cuando un sector del Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP) o Movimiento de los Talibanes Pakistaníes se escindió del núcleo central y realizó su juramento de lealtad o Bayat a Abu Bakr al-Baghdadi también conocido como el Califa Ibrahim.

La nueva estructura terrorista se dio a conocer el último miércoles 15 de mayo, cuando asumió la muerte de un policía en Mastung, en el sudoeste de Baluchistán, y el ataque contra militantes talibanes en Quetta, capital de la provincia baluchi, en el que mataron a uno de los milicianos e hirieron a otros tres.

Establecer nuevas «sucursales» podría ser un intento de reforzar sus credenciales locales para atraer nuevos reclutas y grupos hasta ahora autónomos existentes en esas áreas.

Daesh se adjudicó el ataque del 12 de abril último contra un mercado de frutas en la ciudad de Quetta al que asisten miembros de la minoría chií hazara en las que murieron unas 20 personas y otras 30 resultaron heridas. Los hazara, junto a los sufí una minoría sunita, son atacados con frecuencia en Pakistán por los grupos integristas.

En el caso de la minoría hazara, que representa unos 500 mil de los 2.300 mil habitantes de la capital baluchi, los ataques se producen con tanta frecuencia que han sido obligados a vivir en dos enclaves protegidos de la ciudad Quetta.

El último jueves 16, fuerzas de seguridad paquistaníes, lograron eliminar a nueve muyahidines del Daesh, en una operación antiterrorista en la zona montañosa de Qabu Koh-e-Mehran, en Mastung, a unos 50 kilómetros de Quetta, donde cuatro soldados fueron heridos. La operación respondió a la creciente actividad terrorista que comenzó con el inicio del Ramadán el mes sagrado musulmán, el último 5 de mayo. Cinco policías habían sido asesinados el 13 de mayo en Quetta, acción que fue reclamada por el Daesh, que se le suma al ataque al mercado de la comunidad hazara y la muerte de un efectivo.

El capítulo hindú

Es esta nueva ola expansiva el Daesh también ha anunciado la apertura de su propia filial en el subcontinente indio. En un comunicado difundido por el sitio wahabita Amaq, del último viernes 17 se conocido que Daesh, fundó la Wilāyat Hind, en la Cachemira India, el anuncio se produce horas después de un enfrentamiento entre muyahidines y las fuerzas de seguridad locales en Amshipora en el distrito de Shopian, Cachemira.

La región, de mayoría sunita, en disputa que ya ha provocado tres guerras desde 1947, entre Nueva Delhi e Islamabad, se ha visto agitada en los últimos meses tras el atentado del 14 de febrero, en el distrito de Pulwama, cerca de la ciudad de Srinagar, capital del estado de Jammu y Cachemira, que produjo entre 38 y 46 muertos de la Fuerza de Policía de la Reserva Central (CRPF); hindú cuando un militantes suicida conduciendo un coche bomba se lanzó contra uno de los 70 buses del convoy que trasportaba 2500 efectivos por la ruta principal.

El grupo Jaish-e-Mohammed , (JeM) (Ejército de Mohammed), se adjudicó ese ataque, lo que provocó una escalada belicista entre las dos naciones que las puso otra vez al borde de una guerra de proporciones desconocida, ya que ambos países cuentan con armamento nuclear. (Ver: Cachemira, jugando a las puertas del infierno).

Daesh ha elegido acertadamente el lugar donde instalar su nueva Wilāyat, ya que en ese territorio operan otros grupos integrista que se han sometido a la autoridad de al-Bagdadí, como el Hizb-ul-Mojaheddin (Partido de los Guerreros Sagrados) y el Ansar-e-Khilafat (Seguidores del califa).

La población musulmana, más allá de su vocación separatista, cuestiona fuertemente la discriminación económica y asignación de recursos a la región por cuestiones religiosa, por lo que la inestabilidad en Cachemira da a Daesh, al igual que otras agrupaciones radicales, excusas para alentar el reclutamiento de nuevos muyahidines.

Según algunas fuentes la amenaza de infiltración e incluso expansión del califato en Cachemira es muy probable, lo que sin duda es un reto para el casi seguro reelegido, primer ministro hindú Narendra Modi, quien ha basado su primer gobierno y sus dos campañas electorales en la exaltación del nacionalismo y la religión hindú teniendo como objetivo de persecución a la «minoría» musulmana de la India que son cerca de 180 millones de personas. Alentada fundamentalmente por los militantes del partido gobernante. el ultraderechista Bharatiya Janata Party (BJP) o Partido Popular Indio), lo que desató una ola islamofóbica, que posiblemente lleve más terror y muerte a una región de por sí, altamente conflictiva.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.