El principal argumento del hijo del General Omar Torrijos, para hacer aprobar con premura y de madrugada un paquete de reformas neoliberales, él mismo lo resumió al mejor estilo de Federico el Grande : «son buenas para el Pueblo». Este paquete de neoliberalismo duro del joven Torrijos consta de 4 Reformas: una Reforma Tributaria aprobada […]
El principal argumento del hijo del General Omar Torrijos, para hacer aprobar con premura y de madrugada un paquete de reformas neoliberales, él mismo lo resumió al mejor estilo de Federico el Grande : «son buenas para el Pueblo».
Este paquete de neoliberalismo duro del joven Torrijos consta de 4 Reformas: una Reforma Tributaria aprobada en enero y bautizada popularmente como «la Reforma saca-plata»; la Reforma al Sistema de Seguridad Social que paralizó al país desde finales de mayo y que el 26 de junio se ha visto obligado a suspender; una Reforma al aparato del Estado que plantea expresamente la destitución de 45,000 funcionarios públicos y una Reforma que – mediante un Referéndum que de antemano ya parece que perdió – pretendería ampliar el Canal de Panamá para que lo puedan transitar barcos con un tonelaje superior a los Panamax, de 65,000 Toneladas Métricas de Desplazamiento (DWT).
La ley que reforma la Caja de Seguro Social – que en Panamá cubre servicios médicos y pensiones – plantea el aumento de las edades de jubilación para hombres y mujeres, aumenta las cuotas y aumenta escalonadamente – casi hasta duplicarlos – los años de cotización. En la práctica, hace imposible la jubilación para decenas de miles de personas.
Adicionalmente, faculta a los Directivos de la Caja de Seguro Social, nombrados por el Presidente, para colocar de inmediato en la Banca Privada (grandes financistas de su campaña presidencial) US$ 450 millones de un total de US $ 1,800 Millones acumulados por los trabajadores en la Caja de Seguro Social.
La Ley de la Muerte ha sido hasta ahora la piedra de toque del Proyecto Neoliberal Panameño y amenaza dar al traste con todo el paquete de Neoliberalismo Duro que el BM, el FMI, el BID, el PRD y el equipo de yuppies del presidente Torrijos impulsa a destiempo y a contrapelo de los nuevos vientos que soplan en América Latina y que han hecho al Presidente Torrijos alinearse dócilmente con el Gobierno de Bush al punto de no haber dado pasos firmes para reestablecer las relaciones con Cuba ni haber designado Embajadores en Caracas ni en Brasilia.
Su popularidad – que logró gracias a una excelente campaña publicitaria, a las promesas de empleo y de lucha contra la corrupción pero, sobre todo, a su apellido («si se llamara Martín Pérez no sería Presidente», dicen popularmente) ha caído desde un 80% a un magro 21% y sigue en caída libre.
Ante esto, el pueblo panameño decidió (exigió) participar y desde diciembre de 2004 se organizó por varios meses debatiendo el Proyecto de Ley en pequeñas reuniones de obreros de la construcción, de maestros, de profesores, de ciudadanos de a pie, en sindicatos y asambleas de enfermeras, entre médicos y universitarios.
Cuando el pasado 1° de Junio, literalmente entre gallos y medianoche se aprobó la Ley que Reforma la Seguridad Social en Panamá, el Frente Nacional por la Defensa de la Seguridad Social (FRENADESSO) convocó de inmediato a generalizar la Huelga Nacional indefinida que había declarado 3 días antes.
Con los 20,000 afiliados del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (SUNTRACS) como columna vertebral, el Frente Nacional por la Defensa de la Seguridad Social (FRENADESSO) incorporó , a lo largo de las 4 semanas que duró esta ‘batalla popular contra el neoliberalismo’, a los 15 gremios de maestros y profesores, a las asociaciones de trabajadores administrativos de la Caja de Seguro Social, a 7 asociaciones de médicos, odontólogos y trabajadores de la salud, a la Coordinadora Nacional de Unidad Sindical (CONUSI) y a sindicatos independientes, además de conseguir la participación activa en la Huelga de bases distanciadas de los organismos amarillos financiados por el Gobierno (CONATO y FENASEP) y de otras organizaciones que, sin haberse integrado formalmente al FRENADESSO, participaron activamente en sus luchas, como la Asociación Nacional de Enfermeras, el Movimiento de Asalariados Profesionales, como trabajadores independientes, microempresarios, estudiantes y ciudadanos en general.
Luego de 4 semanas de huelga nacional indefinida, con protestas callejeras pacíficas, masivas, simultáneas y crecientes en todas las capitales de provincia del país y a pesar de una represión que superó los 1500 detenidos, el Presidente Torrijos, se ha visto obligado a acceder a la demanda de FRENADESSO de suspender por 90 días, mediante otra Ley, la que llaman la Ley de la Muerte, y convocar a una Mesa de Diálogo amplia.
Es la primera derrota del Proyecto de Neoliberalismo Duro del Presidente Martín Torrijos y el nivel alcanzado por la participación popular activa en estas 4 semanas auguran otras.
El manejo que ha hecho el Presidente Torrijos y sus operadores del Partido Revolucionario Democrático (PRD), fundado por su padre, ha sido muy deficiente.
A 25 años de la muerte del General Torrijos, el PRD ha culminado un largo camino de ejercicio corrupto del poder y establecimiento de alianzas plutocráticas hasta convertirse en la mejor expresión orgánica de la clase dominante panameña.
Por su parte, el fenómeno FRENADESSO se ha logrado sobre la base de 3 elementos : un conocimiento acabado de lo que han llamado la Ley de la Muerte y centenares de reuniones explicativas de la Ley con los más diversos grupos populares; una clara conciencia de que el movimiento «debe sumar a todas las organizaciones, asociaciones y gremios por igual y con iguales derechos de participación» y una comunicación permanente y veraz con sus bases, con los simpatizantes y con la ciudadanía en general.
Dos cosas quedan claras en esta coyuntura trascendente para Panamá : primero, que el Paquete Neoliberal del Presidente Torrijos – cuyo plato fuerte es (¿era?) una ampliación del Canal de Panamá que duplicaría la deuda externa del país y cuyos supuestos beneficios son harto discutibles (excepto para las alianzas navieras, los bancos y las compañías nativas de movimiento de tierras), se muestra al momento inviable y muy difícil de concretar; segundo, que el movimiento popular panameño, consciente y fortalecido, ha dicho basta y ha echado a andar en otro pie.
En los próximos meses, es de prever que la dinámica de los acontecimientos se perfile mejor en un país dominado por una plutocracia de un centenar de personas cuyos usos y costumbres llevaron a John Le Carré a decir lapidariamente que Panamá es una Casablanca sin héroes».
Éstos empiezan a aparecer. Pero como colectivos y del lado popular.