Traducido del ruso para Rebelión por Andrés Urruti
En la noche del sábado al domingo los políticos ucranianos enfrentados consiguieron por fin alcanzar un compromiso, así que la actual etapa, que se prolongaba ya dos meses, de la crisis política, se puede dar por finalizada. A decir verdad, no es el primer acuerdo entre el presidente Yuschenko y el primer ministro Yanukovich. Ya el 8 de mayo se declaró el fin de la crisis, cuando ambas partes también parecieron ponerse de acuerdo. Sin embargo, esos pactos resultaron de hecho no ser sustentados por ninguna acción y en la práctica fueron rápidamente incumplidos.
Esta vez todo parece mucho más serio. Lo que acordaron el premier y el presidente, con presencia del presidente del parlamento y de los dirigentes de los principales partidos políticos aparece realmente como un compromiso, y no como el resultado de un mercadeo entre bastidores, como hace tres semanas. Así, habrá elecciones parlamentarias anticipadas en Ucrania. Pero no serán en junio o julio, como inicialmente querían el presidente y la oposición parlamentaria de «Nuestra Ucrania» y el Bloque de Yulia Timoshenko, sino el 30 de septiembre. Esos eran precisamente los plazos que consideraban realistas para la organización de unas elecciones honestas y democráticas los partidos que forman la coalición anticrisis.
El 29 y el 30 de mayo se llevaran a cabo las sesiones del parlamento en las que los diputados deben aprobar enmiendas a la legislación. Entre ellas, la que se refiere a la posibilidad de convocatoria de elecciones anticipadas a la Rada (Parlamento) Suprema. Si esas enmiendas se aprueban, entonces las elecciones se celebrarán de acuerdo a la ley, y no por el bastante dudoso procedimiento, desde el punto de vista de su constitucionalidad, del decreto del presidente. En ese caso, en la celebración de elecciones no influye la decisión del Tribunal Constitucional sobre la legalidad del decreto presidencial sobre la disolución de la Rada.
A petición de la coalición (principalmente del Partido Comunista de Ucrania, PCU) se establecerá también un nuevo registro electrónico de electores. Como es sabido, a causa de las imperfecciones de los registros actuales, en las elecciones de 2006 no pudieron participar cientos de miles de ciudadanos. Las partes se pusieron de acuerdo también en la necesidad de cambios de fondo en la composición de la Comisión Electoral Central (CEC). Los acuerdos fueron sancionados con la firma pública de Víctor Yuschenko, Víctor Yanukovich y Aleksandr Moroz (presidente de la Rada).
Aún en la víspera, el sábado, Ucrania se hallaba ante la amenaza real de una muy seria confrontación de fuerzas de consecuencias imprevisibles. Después de los incidentes con intervención de diferentes secciones especiales del Ministerio de Interior en la Fiscalía General y en el Tribunal Constitucional, V. Yuschenko promulgó un decreto de subordinación al presidente de las tropas interiores, que hasta entonces estaban bajo el control del Ministerio de Interior. Recordemos que el jefe de ese departamento, Tsushko, está subordinado y es leal al primer ministro Yanukovich.
El decreto presidencial, contrario a la legislación ucraniana, inmediatamente llevó a una dramática agudización de la situación. Los partidarios del gobierno lo calificaron de criminal. Y los conmilitones del presidente le aclamaban de todas las maneras posibles, incitando al jefe del estado para que las tropas subordinadas fueran utilizadas de forma inmediata: o para dispersar los numerosos nuevos mítines en defensa de la coalición, o para la toma por la fuerza de la Rada Suprema, el Tribunal Constitucional y la Fiscalía General.
Entre tanto, el 26 de junio se supo que a pesar de la orden del ministro Tsushko de no abandonar los cuarteles, unidades de las tropas de diferentes regiones del país en número de más de 2000 personas se dirigían a Kiev. La orden para esto la dio el comandante de los ejércitos la dio Aleksandr Kijtenko, negándose a someterse al ministro. Como informó el secretario del Consejo de seguridad nacional y defensa de Ucrania, Iván Pliusch, eso se hizo por indicación personal del presidente. «El Jefe del Estado y Comandante Supremo dio la orden al comandante de las tropas del interior Aleksandr Kijtenko, de garantizar la custodia de edificios oficiales (fundamentalmente la Fiscalía General y el Tribunal Constitucional de Ucrania), el orden público en la capital de Ucrania y la seguridad de sus habitantes. En cumplimiento de esta disposición el comando de las tropas del interior ha preparado las medidas correspondientes» – remarcó.
Pero en Kiev, donde durante todo el tiempo de la crisis política no hubo disturbios de ningún tipo, miles de soldados no podían sino provocar indignación y desorden, voluntaria o involuntariamente. Parece que esto lo comprendieron bien hasta los mismos militares. Y qué ordenes cumplir en la situación en la que hay dos fiscales generales en el país, los decretos presidenciales son impugnados, y el ministro y el comandante de las tropas exigen exactamente lo contrario, no estaba nada claro. No extraña que la orden de despliegue en la capital se cumplió sin mucho ardor. Algunas unidades (por ejemplo, en Odesa y Crimea) simplemente la ignoraron. El resto no emprendió ninguna acción activa cuando resultaron bloqueados por los partidarios del Partido de las Regiones y los policías de tráfico, de los cuales ninguno se sometió al presidente. En consecuencia, los militares no entraron en Kiev el sábado. Y por la noche los dirigentes del país consiguieron ponerse de acuerdo y resolver la situación. Así que de las calles se retiraron también las unidades especiales que vigilaban desde el viernes los edificios de la Fiscalía General y el Tribunal Constitucional por orden del ministro Tsushko.
Sin embargo, decir que la crisis se acabó definitivamente no sería cierto. Pues hasta ahora no hay ninguna precisión en las cuestiones de fondo más importantes. Sustancialmente, si Sviatoslav Piskun sigue siendo como antes Fiscal General, cual será el destino de los jueces del Constitucional destituidos por Yuschenko, que pasará con el Ministro de Interior Tsushko, cuya labor no le gusta ni un pelo al presidente. Todo esto, como la discusión por la Rada de las enmiendas a la legislación y la composición de la CEC puede malquistar otra vez a los políticos.
Así y todo, ahora se puede decir con bastante certeza que las elecciones anticipadas se celebrarán el 30 de septiembre. Otra cuestión es que, de acuerdo a los últimos datos sociológicos, no ocurrirá ningún cambio fundamental en el equilibrio de fuerzas en la composición de la Rada Suprema. En ese caso la situación se repetirá fatídicamente y la confrontación se renovará inevitablemente. Evidentemente las causas de esa confrontación son mucho más profundas que las antipatías mutuas de políticos concretos. Estos, como ha quedado claro, con toda la animadversión que se tengan, son capaces de entenderse. Pero los problemas reales que se le presentan al país (relacionados con la economía, relaciones entre el Este y el Oeste, elección de aliados, etc.) esos compromisos y pactos no los resuelven, y por eso la crisis, ya sea suavizada o agudizada, se convierte en un factor permanente de la política ucraniana.
Mientras tanto en Ucrania despega la inminente campaña electoral.
Enlace a texto original: http://www.sovross.ru/modules.php?name=News&file=article&sid=62
Ver también http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51402