Recomiendo:
1

Peru: debate socialista

Fuentes: Rebelión

El congreso del PDD ha optado por el cambio de nombre de esa agrupación, que en adelante pasará a llamarse Partido Socialista, con una clara orientación socialdemócrata y de tercera vía, y por lanzar la candidatura de Javier Diez Canseco a la presidencia de la república. Sin proponérselo, Patria Roja pasó a ser uno de […]

El congreso del PDD ha optado por el cambio de nombre de esa agrupación, que en adelante pasará a llamarse Partido Socialista, con una clara orientación socialdemócrata y de tercera vía, y por lanzar la candidatura de Javier Diez Canseco a la presidencia de la república. Sin proponérselo, Patria Roja pasó a ser uno de los temas centrales que ocuparon los debates de los delegados. El pretexto, la política de alianzas que asumirá el PS en la próxima contienda electoral. Nicolás Lynch, en un artículo aparecido en el diario La República, resume complacido los resultados de esos debates:

«En este sentido (el Congreso) establece una ruptura con los caminos equivocados y graves desaciertos de la izquierda totalitaria y sus prácticas autoritarias y clientelistas, ajenas a una concepción de la política como un acto de libertad y de liberación de la persona humana.

Y concluye:

«Por ello mismo, el socialismo renovado ha aprobado una política de alianzas que incluye a las fuerzas de izquierda y centro izquierda que asumen la democracia como su forma de hacer política, pero ha dejado explícitamente fuera de la misma a aquellos que insisten en discursos autoritarios y prácticas clientelistas, como es el caso de Patria Roja y los hermanos Humala, que no constituyen una alternativa de progreso para el país.»

Obviamente el PS está en su perfecto derecho de establecer la política de alianzas electorales que mas le convenga o de asumir las posturas ideológicas o doctrinarias que sean de su agrado. Lo que no tiene derecho es a calificarnos como autoritarios o clientelistas, ni menos a hacer pasar toda esa amalgama de ideas inconexas como socialismo, y peor, como un socialismo renovado.

Para Lynch la renovación consiste en renunciar a la revolución y a la lucha por el socialismo y optar por un camino reformista sin tocar la esencia del sistema capitalista, ni salirse de sus límites. Afirma este señor, con la emoción de quien acaba de descubrir la pólvora:

«La revolución, entonces, no es un método eficaz para conseguir una transformación social y política y traer una sociedad mejor. La reforma, en este sentido, ha tenido una mejor actuación: ha conseguido cambios duraderos en el tiempo en que han logrado hegemonía social y política como es el caso de los países de Europa occidental. Debemos avanzar por el camino de la reforma para conseguir poco a poco y seguro que en varias generaciones, los sueños de la revolución.» (¿Qué es ser de izquierda?)

Y a estas viejas tesis de las postrimerías del siglo XIX asumidas por Hilferding y Kautsky y la II Internacional, que Lenin desenmascaró y combatió, el señor Lynch las llama socialismo renovado. Viejas tesis y viejos métodos. Al igual que aquellos, que intentaron justificar su entrega sin reservas al capitalismo aduciendo que interpretaban correctamente a Marx, el Sr. Lynch pretende ahora hacer pasar sus contrabandos escudándose en el prestigio de Mariátegui, revolucionario y socialista a carta cabal.

Como lo hemos señalado en otras ocasiones nosotros no renunciamos a la lucha por reformas, pero lo hacemos desde nuestro horizonte socialista, como medios de aproximación al objetivo que perseguimos. Pero para lo que nosotros es un medio, para el PS es el fin. Para nosotros se trata de superar al capitalismo, para ellos solo de reformarlo. Esta es la diferencia de fondo.

El libro ¿Qué es ser de izquierda? que ha publicado recientemente el Sr. Lynch debería llamarse mas bien ¿Qué es ser izquierdoso? Porque de eso se trata, de adocenar a la izquierda, de convertirla en una fuerza instrumental al sistema capitalista, de asumir el socialismo como una pose para engañar incautos y disputar la hegemonía del movimiento social.

Pues para el señor Lynch la plusvalía ya no es el eje de la explotación capitalista, como tampoco considera válidos la existencia de clases antagónicas y la lucha entre esas clases. Por ello, en el libro citado, termina haciendo una confesión que constituye la clave de su planteamiento: «El asunto de la superación de la sociedad capitalista es entonces un tema pasado de moda.»

Mejor ni Fukuyama, y a confesión de parte, relevo de pruebas. El Sr. Lynch pretende debatir recurriendo a una falsa polarización: Izquierda democrática versus izquierda autoritaria. En realidad se trata del debate entre la «izquierda» instrumental al sistema capitalista y la izquierda socialista.