Los problemas de los movimientos sociales no se pueden resolver al margen de la política; la íntima relación entre los dos aspectos apareció en una multiplicidad de eventos en el Foro Social de las Américas que se realiza en Quito. En el Teatro de la Escuela Politécnica, completamente lleno de gente, se abordaron las relaciones […]
Los problemas de los movimientos sociales no se pueden resolver al margen de la política; la íntima relación entre los dos aspectos apareció en una multiplicidad de eventos en el Foro Social de las Américas que se realiza en Quito.
En el Teatro de la Escuela Politécnica, completamente lleno de gente, se abordaron las relaciones de «movimientos sociales y poder». En tanto para el belga Francoise Houtart deben converger los movimientos con los partidos. Gilmar Mauro, del Movimiento Sin Tierra del Brasil, caracterizó a su organización como social, sindical y política y afirmó que no se puede realizar la reforma agraria sin alterar el régimen político, por lo cual pasa por la disputa por el poder.
Al referirse a la experiencia del MST, Mauro subrayó que la lucha por la tierra constituye una lucha de masas con amor y por amor, en la cual la gente debe pasar de ser un objeto, a ser el sujeto de su propia historia. La unidad no es no tener divergencias, es la capacidad de acción común; así por ejemplo, él sostuvo, que el ocupar tierras en su país es ayudar al gobierno de Lula a superar la injusta distribución de la tierra y de esta forma el pueblo esta tomando el poder del latifundio.
El debate de la política ha traído en sí la oposición entre reforma y revolución, concepciones que durante un tiempo se han tratado como opuestos irreductibles. La nueva sociedad será verdaderamente nueva, si el pueblo la conquista efectivamente y este camino comprende la diferencia pero no la contradicción entre reforma y revolución. Mauro explicó que el MST no ve contradicción en luchar por reformas y por revolución, pero, insistió en que no se llegará a una nueva sociedad de reforma en reforma.
Descolonización y desmitificación del poder
Bajo la convocatoria del movimiento Raiz, democracia radical del Perú, se cumplió paralelamente un foro sobre la democracia y el socialismo que concitó la participación de delegados de diversos países e indígenas de diversas nacionalidades, en un evento que ha planteado la necesidad de descolonizar las sociedades y desmitificar el poder.
La descolonización se propuso no sólo como la liberación de la opresión económica imperialista, sino como un proceso que contiene la necesidad de la descolonización del pensamiento y de la recuperación de las identidades de los pueblos.
Cerruti, un dirigente indígena peruano, insistió en la diversidad como un principio esencial de las culturas originarias. Rodrigo Montoya también del Perú, reflexionó sobre la emergencia de los pueblos originarios precisamente en el momento más grave en el cual están al borde de su desaparición, expresada en la sustitución de sus lenguas por el español, que denuncia la gravedad de su exclusión y colonización en todos los aspectos. Un expositor ecuatoriano habló sobre la desmitificación del poder en la insurrección popular del 21 de enero del 2000, con el surgimiento del Parlamento de los Pueblos. Moema Miranda de Brasil, expuso la importancia del Foro Social como un medio para abrir la información, el debate y el conocimiento indispensables para la construcción de los sueños de nuestras sociedades.
* Marcelo Larrea, es corresponsal de Adital y director de la revista «el Sucre» en Ecuador.