Más 450 mil personas murieron de inmediato por los ataques a las ciudades japonesas y como consecuencia de enfermedades generadas por la radiación nuclear
Las actuales tensiones nucleares generadas por Estados Unidos contra Irán y Corea del Norte han llevado a los líderes mundiales a recordar la importancia de luchar por la paz y evitar la repetición de episodios trágicos como el ataque nuclear efectuado en Japón para forzarlo a rendirse durante la II Guerra Mundial, según informó Telesur.
Los casi 500 mil muertos por la explosión de bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945, son el recordatorio manifiesto de por qué no deben repetirse este tipo de ataques.
El pasado año el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, subrayó que «cuando la humanidad deja de ver la realidad y se olvida de la historia,puede repetir un terrible error», mientras que durante el acto para conmemorar el 73 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima por parte de EE.UU. el primer ministro japonés, Shinzo Abe, destacó que «No se debe repetir lo que pasó en Hiroshima y Nagasaki».
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, recordó en días pasados que las tensiones nucleares «están aumentando» y reiteró que la ONU nunca renunciará a sus esfuerzos para asegurar la paz, reducir el sufrimiento humano y construir un mundo sostenible para las personas y el planeta.
El 6 de agosto de 1945 un bombardeo B-29 estadounidense arrojó sobre Hiroshima la bomba de uranio «Little Boy». Tres días después se repitió el lanzamiento en la ciudad de Nagasaki. Se estima que más de 450 mil personas murieron de inmediato por ambos ataques y como consecuencia de enfermedades generadas por la radiación nuclear.
Ria Novosti recopiló testimonios de víctimas supervivientes del primer ataque con bomba nuclear de la historia, quienes relataron que «olía a carne quemada en toda la ciudad (…) en la fábrica encontramos el cuerpo de nuestro padre. Parecía como si su rostro muerto se estuviera riendo».
Asimismo, Yoshiro Yamawaki rememoró que «vimos sobre el puente hileras de hombres muertos que estaban parados de pie a ambos lados de una barandilla. Murieron de pie. Seguían estando de pie con la cabeza inclinada, como en oración. Cuerpos muertos flotaban por el río».
Igualmente, Reiko Yamada, quien en 1945 tenía 11 años, recordó que «para limpiar el camino, montones de cadáveres fueron rastrillados como basura y quemados en el patio de nuestra escuela. También quemaron cadáveres en los patios de otras escuelas y en descampados».