Por quinta vez se reunieron movimientos sociales, académicos, ONGs y personas preocupadas por el futuro de la humanidad y del planeta en el Foro Social Mundial. Al regresar otra vez a la sureña ciudad de Porto Alegre en Brasil, donde se había reunidos 32 mil personas en 2001 en el primer Foro Social Mundial (FSM), […]
Por quinta vez se reunieron movimientos sociales, académicos, ONGs y personas preocupadas por el futuro de la humanidad y del planeta en el Foro Social Mundial. Al regresar otra vez a la sureña ciudad de Porto Alegre en Brasil, donde se había reunidos 32 mil personas en 2001 en el primer Foro Social Mundial (FSM), este año logró una asistencia record con 150 mil personas. Hubo 6,588 organizaciones sociales de 135 países y 35 mil jóvenes acamparon en las orillas del rió Guaiba. 6,800 periodista acreditados garantizaron la difusión de las ideas en todo el mundo y 2,800 voluntarios internacionales agilizaron la organización de los eventos académicos, sociales y políticos, además de que un grupo de traductores voluntarios facilitó la comunicación en inglés, portugués, español, francés y alemán. No obstante, la diversidad cultural obligó en muchos eventos improvisar otras traducciones para que los compañeros de Irak y Palestina se pudieran expresar en árabe, los afectados del tsunami en indonesio o hindi. Predominaba durante los seis días de evento un espíritu de cooperación y de amplitud de criterios que ayudaba hasta olvidar el sol inclemente que convertía a las tiendas de trabajo en verdaderas saunas.
La reflexión y la gestación de alternativas se llevó a cabo en 2,500 eventos, cuyas temáticas principales eran: Pensamiento autónomo y reapropiación del conocimiento y de las tecnologías; Defensa de las diversidades e identidades; Arte y creatividad; Comunicación; Bienes comunales y tierra de los pueblos; Luchas sociales y alternativas democráticas contra el dominio neoliberal; Paz y desmilitarización así como lucha contra la guerra y un comercio que no divide; Derechos humanos y dignidad para un mundo justo e igualitario y Ética, cosmovisiones y espiritualidad desde la resistencia para un mundo mejor, donde sobre todo los pueblos indígenas impregnaban una imagen multicolor y plural.
Mientras que el primer Foro en 2001 se rompió con el paradigma dominante «no hay alternativa al neoliberalismo», repetido por la mayoría de nuestros gobernantes, en 2005 se plantearon las alternativas de que «Otro mundano sólo es posible, sino que existen muchas alternativas». El énfasis estuvo en la pluralidad de propuestas que permitió elaborar 352 propuestas entregadas a las Secretaria Colectiva. En el Foro anterior, llevado a cabo en Mumbai, India y también con una participación de más de 100 mil personas, predominaban las marchas, protestas y las discusiones frecuentemente en plazas y calles; en cambio, en Porto Alegre hubo muchos encuentros dentro de las tiendas, exposiciones teóricas, reflexiones tácticas y una gran marcha de inauguración contra la guerra y la política militar de Bush y sus aliados y una de clausura contra el libre comercio que depaupera a los pueblos.
La fuerza del Foro sigue consolidándose como una instancia plural y respetuosa, donde todos encontraron espacio para expresar sus ideas. En las propuestas consensuadas se proponía reforzar a la ONU para condenar a George Bush por crímenes contra la humanidad, dado que asesinó con armas de destrucción masiva a más de 120 mil civiles, básicamente mujeres y niños, mientras que el número de soldados muertos ascendía a menos de 1%. Así, se convierte la primera guerra del siglo XXI en un genocidio del pueblo iraquí. Otra propuesta estaba relacionado con la reparación de daños sociales y ambientales causados a Vietnam durante la guerra que perdió Estados Unidos; campañas en todo el mundo contra la corrupción de los gobiernos y de empresas multinacionales; un sistema bimonetaria en los países de América del Sur integrados al MERCOSUR, pero también representaciones legales de las cooperativas como mecanismos más democráticas y promotores de la economía de solidaridad.
En el campo económico se propuso un impuesto planetario de solidaridad contra el hambre y la miseria; la supresión de paraísos fiscales y la condonación de la deuda externa a los países pobres. Se definió el acceso al agua como derecho humano básico y no como mercancía posible de privatizarse y se propuso un impuesto de solidaridad a las grandes fortunas. Los sectores populares que se habían organizado en la Asamblea de los Movimientos Sociales plantearon en su introducción política la falta de ética del G-8, de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y del Banco Mundial de decidir la política económica y social de los pueblos. Propusieron que las históricas deudas sociales y ambientales se compensaron con las deudas actuales y que se dejara de saquear a los pueblos del Sur. Además del fin de la guerra en Irak y la no-agresión a Corea del Norte, Irán, Venezuela y Cuba, se exigió el fin de la venta de armas a los países pobres y sus élites. Los tratados de libre comercio debilitan a los Estados-nación y depauperan a los pueblos y por lo tanto todo el mundo se movilizará en contra de las reuniones del G-8 y de la OMC en Argentina y Hong Kong en el 2005, además de sumar esfuerzo el 19 de marzo en una movilización mundial contra la guerra de Irak y en apoyo a la marcha de las mujeres que se inicia en Sao Paulo y termina en África.
Especial énfasis se dio en las actividades para apoyar a los excluidos/as -indígenas, Dalits, Roma y afrodesendientes-, a la marcha de las mujeres que recorrería todo el mundo; libertad sexual; cuidado de los niños y niñas y alto al tráfico sexual y la explotación laboral; derechos humanos con control social; libertad de asociación sindical y contra los embates de las conquistas laborales por parte de las empresas trasnacionales; monitoreo del cambio climáticos y prevención de los desastres naturales, así como apoyo social a las víctimas del tsunami; libertad a los presos políticos, respeto a las expresiones sociales y no a la criminalización de los y las luchadores sociales. Vía Campesina propuso promover mundialmente la soberanía alimentaria con alimentos sanos, permanentes, culturalmente diversos, sin transgénicos y exigió a los países industrializados abolir los subsidios agrícolas y eliminar el tema agropecuario de las negociaciones de la OMC
Desde la marcha inaugural que culminó en la Puerta del Sol, hasta la de clausura se exigió el fin de la guerra en Irak, el apoyo de Palestina a un estado autónomo, el fin del boicot económico y el cese de las agresiones de los Estados Unidos a Cuba, a Irán, Venezuela y Corea del Norte.
Al igual que en años anteriores hubo ciertas tensiones entre los integrantes de los movimientos sociales y las ONG’s que intentaban controlarlos mediante condicionantes económicas. La Asamblea de los Movimientos Sociales no buscó enfrentamiento y escogió el camino constructivo y se organizó en su propio espacio, donde se elaboraron múltiples propuestas plurales, reflejo del amplio espectro de ideologías y prácticas de movilizaciones. Los enemigos comunes -Banco Mundial OMC, G-8- con sus mecanismos de destrucción social, ambiental y cultural quedaron expuestos y la estrategia común de enfrentarlos en cada país y cada región, pero de manera integral abre la esperanza hacia alternativas sociales y políticas que se vieron reforzados por la presencia de los presidentes Lula y Chávez en el FSM.
El ciclo de los cuatro FSM en Porto Alegre llegó a su culminación y en el año 2006 se llevarán a cabo Foros regionales en cada continente. América Latina se reunirá en enero en Caracas, Venezuela y en 2007 habrá otro FSM global en África para expresar ahí la solidaridad y el compromiso con el continente más pobre y más excluido del mundo.
Como balance global los cinco FSM han permitido articular en redes mundiales los grandes retos del futuro. Han estimulado la esperanza entre participantes y pobres de todo el planeta; han mostrado que el presente sistema es injusto y destructor y que los pueblos todos queremos vivir en paz y en armonía con la naturaleza. Para lograrlo tenemos que gestar nuevos modelos socio-económicos y culturales que integran comunidades, genera empleos, respetan los derechos humanos y permiten a todos los habitantes a vivir sin guerra. Esta es la utopía del futuro y el fruto de los cinco FSM «Otros Mundos son posibles y Otros Mundos se están construyendo».
* Ursula Oswald Spring, CRIM-UNAM, México