«Queremos un Estado presente, constructor de justicia social, que le dé aire a las economías familiares: por eso vamos a implementar un sistema masivo de créditos no bancarios que brinde préstamos a tasas bajas. La economía popular y sus movimientos organizados, el cooperativismo y la agricultura familiar serán también actores centrales de estas políticas públicas». […]
«Queremos un Estado presente, constructor de justicia social, que le dé aire a las economías familiares: por eso vamos a implementar un sistema masivo de créditos no bancarios que brinde préstamos a tasas bajas. La economía popular y sus movimientos organizados, el cooperativismo y la agricultura familiar serán también actores centrales de estas políticas públicas». Alberto Fernández.
Nos damos a la tarea de poner en acción esta discusión con una pregunta disparadora ¿El cooperativismo posee una teoría sobre el poder político y del Estado? El Siglo XXI está en espera.
Dentro de ese recorrido hoy, en la actualidad, encontramos que gran parte de la intelectualidad académica, incluidos centros de estudio e investigación sobre la temática cooperativa, una ausencia notable sobre la especie en cuestión, es posible, entendemos entonces, reprochar y reclamar, una revisión, esclarecimiento y actualización teoría cooperativa sobre el poder político y del Estado.
Lo que se reclama no es sólo la producción teórica sino el acompañamiento de ésta con acciones y posicionamientos en el concierto de la disputa concreta del poder político.
Ante el estado de cosas en el mundo-catástrofe e infortunio social- y las reiteradas caídas de grandes cooperativas, fundamentalmente por apartarse de las guías de los valores y principios cooperativos al tratar de asimilarse a las empresas de capital, permanecer e insistir siempre con la formulación en un estilo aséptico y neutral sobre la cuestión del poder político y el Estado no ayuda a que el pueblo visualice al cooperativismo como solución a la crisis capitalista financiera neoliberal.
En realidad, debemos decirlo con todas las letras, adelantando así nuestra postura al respecto, que dicha pretendida neutralidad y asepsia política está marcada de forma categórica por la presencia política de la socialdemocracia y el neoliberalismo.
Llegamos a la interpretación de que el cooperativismo posee una teoría sobre el poder político y del Estado, y es ésta una profunda convicción nacida de la acción educativa, gremial y política desarrollada desde el año de 1992.
Pensadores
Sin disminuir en lo absoluto las valiosas aportaciones de George Fauquet (1772-1837), coincidimos con Paul Lambert (1912-1977) en su libro La Doctrina Cooperativa cuando señala que no comparte la postulación de Fauquet en cuanto a denominar el «Sector cooperativo», si es vedad que la cooperación está destinada a permanecer reducida a un criterio de sector de la actividad económica. Esta forma de ver, sin dudas, hace daño a la evolución del cooperativismo al Siglo XXI.
Precisamente, Georges Lasserre (1878-1961) alerta en su libro denominado «Obstáculos al desarrollo del movimiento cooperativo» niega que la cooperación deba permanecer acantonado en ciertas ramas de la actividad económica y entrevé la posibilidad de una «República cooperativa», casi integral, nos señala también en su libro Lambert. También se habló de «Cooperativizar al Estado».
En cuanto a la función del Estado, cabe señalar que Lambert cita a la Alianza Cooperativa Internacional-ACI-, que el Estado tiene función que cumplir y que la cooperación debe considerar su propia acción como complementaria de la del Estado.
Podríamos continuar, pero pensamos que lo consignado basta para reflejar las ideas predominantes hasta la fecha, condicionando, claro, el avance político cooperativo sobre el Estado, y que actualmente se alude a alcanzar «incidencia» sobre lo político. No alcanza.
El principio cooperativo que aún permanece en la Ley de cooperativas de Argentina N° 20337/ dice en su inciso 7º del artículo 2° «No tienen como fin principal ni accesorio la propaganda de ideas políticas, religiosas, de nacionalidad, región o raza, ni imponen condiciones de admisión vinculadas con ellas».
Ante lo que afirmamos antes, sobre lo político (exclusivamente, sin entrar a tratar lo religioso, raza, nacionalidad, etc.) la negación a no realizar propaganda de ideas políticas es una concepción aséptica e ingenua, pero además paralizante. El cooperativismo está obligado, por imperio de la realidad social injusta y peligrosa medio-ambiental, a pensar y actuar como lo señala Carlos Mario Londoño (1918-1991) en su libro «El Movimiento Cooperativo y el Estado»:
«El cooperativismo como sistema económico con intereses políticos, debe cuidar sobremanera la táctica y la estrategia que emplea».
«El cooperativismo Iberoamericano no ha hecho suficiente política, pero está lanzado irremediablemente a hacerlo».
Cooperativismo peronista.
Nosotros, miembros de TECNICOOP hemos llegado a la conclusión que el pensamiento y acción política del Gral. Perón (1895-1974) interpreta a cabalidad la realidad más allá del tiempo en que lo estableció.
La programática política cooperativa peronista fue integral e integradora, puesto que la promoción abarcó estratégicamente a la educación cooperativa escolar y juvenil inserto en el Segundo Plan Quinquenal. Ahora algunos de sus fundamentos:
«Señores: esto explica por qué hemos suprimido los monopolios y ahora creamos y ayudamos al cooperativismo, porque el gobierno sabe bien que si pone la cooperativa frente al monopolio, está lista la cooperativa, porque no puede enfrentar sola al monopolio. La única manera de realizarlo es como lo hemos hecho nosotros. Aniquilar el monopolio por la suplantación de un monopolio del Estado y después organizar las fuerzas que administrarán honradamente porque son sus propios intereses la organización de esa producción, la venta y la exportación. Entonces, sí, habrá llegado el momento de decir que ya no hace falta el monopolio del Estado, porque se ha creado otro más conveniente: el monopolio de Los que producen «.
«La Argentina no puede forjarse por la acción de solamente un hombre, ni por la de veinte, sino por la de todos los argentinos. Esa solidaridad nacional es la que nos va a llevar al triunfo; esa solidaridad y hermandad entre todos Los argentinos es lo que llevará a la República Argentina al triunfo, en el corto tiempo’ que todos queremos».
«El cooperativismo organizado tiene para nosotros y para nuestra doctrina un punto de partida básico. Nosotros hemos traído un sentido distinto del que tenía nuestro país en el desempeño de sus gobiernos para el desarrollo de su acción política, social y económica. Hemos demostrado a través de obras y de hechos que no somos unos cuantos políticos más que venimos a seguir usufructuando de una situación política en nuestro beneficio o en el del sector que representamos».
«Por eso, recapitulando todo cuanto he dicho, ustedes pueden estar absolutamente persuadidos de que no solamente los apoyaremos en forma moral, como decían antes los políticos, sino materialmente, que es el verdadero apoyo que se debe prestar».
«La cooperativa es en pequeño lo que el Estado Justicialista piensa y quiere hacer en conjunto. Por esa razón, cuando algunos se preguntan por qué apoyamos el Cooperativismo, debemos contestarles que el Cooperativismo es el reflejo del Justicialismo». Es este el punto central de nuestro pensamiento con respecto al poder político y del Estado. El cooperativismo debe plantearse ser parte de esas estructuras de decisión política estratégica.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.