Florencia fue el éxito del comienzo, París el caos de las segundas partes y Londres… ¿el fracaso? El tercer Foro Social Europeo, que ha tenido lugar en la capital inglesa entre el 15 y el 17 de octubre, ha recibido múltiples críticas: la ciudad escogida, los precios, los invitados… todo parece susceptible de queja. Con […]
Florencia fue el éxito del comienzo, París el caos de las segundas partes y Londres… ¿el fracaso? El tercer Foro Social Europeo, que ha tenido lugar en la capital inglesa entre el 15 y el 17 de octubre, ha recibido múltiples críticas: la ciudad escogida, los precios, los invitados… todo parece susceptible de queja. Con la mitad de asistentes que las ediciones anteriores y una manifestación modesta y problemática, el foro de 2004 ha vuelto a dejar una agenda llena de nuevas ideas y la sensación en casi todos los delegados de que algo tiene que cambiar.
No es lo mismo ver un foro desde fuera que desde dentro. Por eso, a pesar de las críticas que ha recibido este tercer Foro Social Europeo, sería injusto pensar que no ha sido tan útil como los anteriores. Nacido con vocación de abrir el camino hacia el Foro Social Mundial, este encuentro ofrece un escenario de diálogo a los movimientos sociales de Europa unos meses antes de que se reúnan con sus homólogos de otras partes del mundo en Porto Alegre. Las personas que se acercan a este tipo de encuentros desde movimientos organizados, sean de la índole que sean, encuentran en ellos discusiones interesantes, ideas nuevas y, lo más importante, la posibilidad de emprender acciones conjuntas con grupos similares de otras ciudades y países.
Pero los foros no son perfectos, por supuesto que no. Desde el momento en que se escogió Londres como sede del tercer foro empezaron a verse las primeras caras largas.
El problema de Londres era, en todo caso, que se trataba de una ciudad cara, en general, lo cual impide que puedan acudir al foro muchas de las personas que más tienen que aportar: parados, inmigrantes y gente de bajos ingresos en general. Además, después del déficit económico del foro de París, se ha eliminado la idea del precio «social» de 3 euros. Este año, la entrada más barata no bajaba de los 30 euros y los precios de comidas y bebidas dentro del Alexandra Palace eran más que abusivos (por no hablar de las críticas que suscitó el hecho de que sólo se vendiese Coca-Cola). A todo esto se ha sumado lo que muchos han considerado intrusismo del ayuntamiento de la ciudad. Si bien es cierto que tanto en París como en Florencia los ayuntamientos han subvencionado el foro en alguna medida, también lo es que las intervenciones de sus alcaldes se habían limitado a algún discurso que otro al comienzo de algún acto o concierto.
La intervención directa en un seminario del alcalde de Londres, Ken Livingston del Partido Laborista de Blair, suscitó muchas críticas desde el principio. Se decía que no había existido un consenso sobre esta invitación y a muchos se les antojaba como un precio a pagar a cambio de la aportación del 40% del presupuesto por parte del ayuntamiento londinense. El rechazo a la participación de Livingston no se quedó en palabras. El sábado 16, poco antes de las siete de la tarde, un grupo de unos 150 activistas de los grupos autónomos que se reúnen en paralelo a los foros asaltaron el seminario en el que iba a participar el alcalde de Londres para protestar contra la dirección que estaba tomando el encuentro. Estos grupos autónomos, muchos de ellos anarquistas pero también pertenecientes a movimientos de información independiente y similares, suelen complementar el foro a su manera y, en general, el trato con los asistentes al foro «oficial» es más que cordial. Después de colgar algunas pancartas explicaron a la audiencia «secuestrada» que los grupos autónomos habían sido perseguidos y coaccionados por la policía londinense durante todo el fin de semana. Tras esta explicación comenzaron los ataques contra Ken Livingston. Según los activistas no tenía sentido que un hombre que es miembro activo del partido que ha apoyado la guerra en Irak y la ocupación posterior participara en un foro de marcada naturaleza pacifista.
Pero no se puede hablar de falta de éxito sólo por un problema económico o a por la participación de un hombre en un seminario. Si de lo que se trata es de encontrar los fallos de los foros hay que ir más allá. De hecho ¿es acaso un fracaso que baje el número de participantes? En realidad no tiene por qué serlo. Es preferible una participación de 25.000 personas organizadas que acuden al foro con auténticas ganas de trabajar y alcanzar acuerdos que 50.000 personas desorientadas. Parece que el éxito de estos encuentros se mide en cantidad cuando lo que hay que empezar a cuidar es la calidad. Es cierto, también que la intención es alcanzar cada vez a más gente, pero… ¿a qué precio?.
El foro es un lugar de reunión, reflexión y puesta en común. Los asistentes deberían ser personas preparadas para aprovechar esta posibilidad o dispuestas a informarse bien de lo que les rodea para empezar a actuar. No se puede ser «activista» tres días al año. Desespera escuchar a los soñadores de sofá que salen desilusionados de los seminarios porque nadie les ha arreglado el mundo. Habría que empezar a concienciar a la gente interesada en ir de que el foro hay que preparárselo, no basta con sentarse en un seminario al azar.
Sólo la manifestación que cierra el foro está pensada para alcanzar a las masas. Y es cierto que este año tampoco lo ha conseguido. La concentración, pensada para el domingo 17 a la una del mediodía, recorrió las calles londinenses entre Russell Square y Trafalgar Square. Los organizadores dieron una cifra de 70.000 participantes que la policía decidió reducir a 20.000 (una cifra absurda, por otro lado, ya que sólo los delegados superaban esa cantidad y es difícil creer que nadie más se unió a la movilización en una ciudad que en los últimos tiempos se ha manifestado activamente contra la guerra y la ocupación en Irak).
El próximo Foro Social Europeo se ha fijado para la primavera de 2006 y tendrá lugar en Atenas. Dicen los escépticos que el cambio de época del año es sólo una estrategia para atraer a más gente y es cierto que no es lo mismo la primavera en Atenas que el otoño en Londres. Pero estos escépticos no deben haberse parado a escuchar las voces que desde hace tiempo reivindicaban mayor espacio entre foros europeos. Muchos participantes defienden la potenciación de foros regionales anuales que faciliten la interactuación entre grupos y les preparen para un encuentro a mayor escala.
El foro acabó con su tradicional Asamblea final, el lugar donde los grupos asistentes hacen sus propuestas y se alcanzan los acuerdos más interesantes, y de ella salió un calendario completo de acciones y movilizaciones por una Europa pacifista y defensora de los derechos civiles.
Si bien es cierto que este tercer foro no ha sido el más vistoso (es increíble de qué manera ha sido ignorado por los medios de masas) me sigue pareciendo un error pensar que ha sido un fracaso. Los fallos organizativos, el asunto de los precios, los intrusismos…son notas que deben tomar los organizadores para el próximo foro. Pero al margen de esto, lo realmente importante es lo que los grupos participantes han sacado de él, y en ese aspecto no se ha diferenciado tanto de sus antecesores. El éxito de estos encuentros reside en las ganas de la gente de trabajar, alcanzar acuerdos y unir objetivos con otros grupos. El futuro del foro es, por tanto, tan imprevisible como las ganas de nuestras sociedades por seguir organizándose y luchando porque se respeten nuestros derechos y se oigan nuestras voces en todas las decisiones que afectan a esta, ya definitivamente, sociedad global.
* Paola Álvarez es Periodista. Agencia de Información Solidaria